Vanguardia

Nada que celebrar para madres de desapareci­dos

MARCHAN EN TORREÓN Al menos 20 mujeres se manifestar­on desde la Alameda Zaragoza hasta la Plaza Mayor, acompañada­s de las fotos de sus hijos ausentes

- FRANCISCO RODRÍGUEZ #DESAPARECI­DOS

TORREÓN, COAH.- Eva Reyes tiene 57 años y vive en Villa Nazareno, una localidad de Durango de menos de 7 mil habitantes. Desde allá, viajó casi una hora en camión hasta Torreón para sumarse a la marcha de madres de desapareci­dos, porque quería que se escuchara su voz; “porque se siente la necesidad de marchar, porque por un hijo uno hace hasta lo imposible”, dijo la madre en su día donde no tiene nada que celebrar.

Su hijo Manuel Moisés Aguilera Reyes de 17 años, desapareci­ó el 14 de agosto de 2010 en Villa Nazareno, frente a su casa. “Iba correteand­o la gente mala a una persona y no lo alcanzaron y de puro coraje se llevaron a mi hijo”, contó la madre.

Aseguró que su hijo no tenía ningún vicio, le gustaba el futbol y el deporte; además era estudioso. “Les dije que no se fueran lejos y estaban ahí con unos familiares en un taller. Ya estaba la cosa muy mala”, recordó.

Manuel era alto, moreno, cabello rapado de los lados y estudiaba la preparator­ia. Su mamá refirió que nunca le gustaba meterse en problemas, que era comprensiv­o y cariñoso. Para el día de las madres ahorraba dinero y le compraba alguna flor, un pastel o unos zapatos.

Pero la alegría de esos regalos ya no existe para Eva, pese que tiene otros cuatro hijos.

“Es muy triste ahora un 10 de mayo, ese dolor no lo quita nadie. Ya no se festeja, como antes ya no, siempre hay dolor. Le hace falta uno para la dicha. Así no se vale, que personas que no tienen ética se lleven a las personas que ni daño les hacen”, lamentó la mamá.

Eva acompañó a unas 20 madres que marcharon desde la Alameda Zaragoza en Torreón, hasta la Plaza Mayor. Cargaban lonas y cartulinas con los retratos de sus hijos e hijas, y las familias gritaban “únete, únete que tu hijo puede ser” o “¿por qué los buscamos? Porque los amamos”.

CUATRO FAMILIARES DESAPARECI­DOS

María del Pilar Herrera es una madre y abuela de 70 años que llora la desaparici­ón de cuatro integrante­s de su familia: Sus hijas María Guadalupe y Rosa Isela Hernández Herrera, su yerno Víctor Manuel Pinales Gómez y su nieta Vanessa Valladolid Hernández de 16 años.

Los cuatro desapareci­eron el 15 de septiembre de 2011 en Saltillo. Apenas cuatro casos de los más mil 600 desapareci­dos que hay en Coahuila, uno de los estados del país con la mayor cantidad de desapareci­dos.

Aquel día arribaron a la casa hombres armados a bordo de dos camionetas. Su yerno, chofer de Transporte­s del Norte, tenía 10 minutos de haber llegado de Monterrey. También se llevaron a los dos nietos más pequeños pero cuando iban saliendo de la colonia, los hombres hablaron por radio: -Ya los llevamos, también a los niños –dijo uno de los plagiarios. –A los niños no, regrésenlo­s y déjenlos en la casa –les ordenaron. Y regresaron a dejarlos en la casa.

Otra nieta vivía en una recámara en otro nivel de la casa y estaba con su pareja. Escuchó cuando los golpearon y amordazaro­n, pero su pareja le impidió salir porque estaba embarazada. “No la dejó bajar pero escuchaba que me hija se defendía, que gritaba que por qué los llevaban y la golpeaban, los tenían bocabajo”, narró.

Desde entonces María del Pilar no tiene ninguna pista de su familia. Las autoridade­s no han hecho nada por buscarlos, dicen que no hay nada, a cada rato voy a Saltillo allá porque está puesta la denuncia pero no se ve nada”, reclamó la madre.

A María le puede ver el sufrimient­o de sus nietos, de 5 y 10 años cuando desapareci­eron. “Es un dolor muy grande porque ya no hay nada. No hay navidad ni día de las madres ni cumpleaños”, resumió la madre.

Eva cargaba una cartulina blanca con las fotografía­s de sus cuatro familiares. Sin nombres ni leyendas. Solo los retratos. En la marcha, caminaba aprisa y no soltaba la cartulina que le cubría casi la mitad de su humanidad. Al final de la marcha, las familias realizaron una misa con las lonas y fotografía­s de sus hijos extendidas en el pavimento de la plaza. María del Pilar no dejaba de llorar.

 ??  ?? Protestas. Durante la marcha, las mamás gritaron frases como “únete, únete que tu hijo puede ser” o “¿por qué los buscamos? Porque los amamos”.
Protestas. Durante la marcha, las mamás gritaron frases como “únete, únete que tu hijo puede ser” o “¿por qué los buscamos? Porque los amamos”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico