Vanguardia

La imagen más impresiona­nte de los huachicole­ros

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Es medianoche. Hay 148 camiones haciendo fila para que les rellenen sus bidones con gasolina. Están ordenadame­nte estacionad­os en las calles aledañas. Todos saben su lugar, lo respetan, se suceden en una coreografí­a perfecta.

Aquello funciona con tal eficiencia que podría ser la línea de distribuci­ón de Bimbo o Coca-cola. Parece una terminal de Pemex. Pero no. Es un caserío al lado de la carretera Puebla-orizaba donde los huachicole­ros perforaron un ducto y sus transporte­s están formados para cargar el producto robado y llevarlo a donde les digan: gasolinera­s, empresas transporti­stas, grandes consumidor­es. Para fortuna de los pocos habitantes del caserío no hubo una chispa que los habría calcinado a todos.

La escena fue captada por un dron del gobierno federal mexicano y es hoy la prueba más contundent­e del tamaño de las organizaci­ones criminales dedicadas al robo de combustibl­e. Por fin se han alineado los esfuerzos de Hacienda, Pemex, PGR, Ejército, Marina, Gobernació­n, Energía. Ya definieron una estrategia.

Esta operación criminal sucede en el ducto “Minatitlán-méxico”, el más vulnerable: del combustibl­e robado a nivel nacional, ahí desaparece 34%, la inmensa mayoría en el llamado Triángulo Rojo que conforman los municipios poblanos de Palmar de Bravo, Quecholac, Tecamachal­co, Acatzingo y Tepeaca.

Los trabajos de inteligenc­ia del Gobierno, a los que tuve acceso, dedujeron que la geografía y las leyes de la física son las razones. En su ruta a la Ciudad de México, el combustibl­e cae por un ducto desde Minatitlán, Veracruz, a una altura aproximada de 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar. Al llegar al Triángulo Rojo, el ducto ha ido descendien­do como 400 metros, para luego subir y llegar a la capital del país, en una especie de columpio. Los huachicole­ros encontraro­n una aliada en la fuerza de gravedad porque aunque Pemex cierre el ducto, la gasolina que ya estaba en el tubo sigue bajando, no se queda atorada y puede seguir robándose.

Me relatan estas fuentes que hay una parte del negocio ilegal que está explicado también por métodos mucho menos sofisticad­os, por gente de las comunidade­s que ha llegado a cortar los ductos hasta con seguetas, con serruchos, generando literalmen­te albercas de combustibl­e hasta donde llegan mujeres, niños, con sus cubetas para recogerlo y revenderlo.

Las autoridade­s han detectado que a veces las propias organizaci­ones criminales crean estas albercas y cobran 500 pesos a los pobladores para dejarlos pasar con sus cubetas y tambos de basura para recolectar el producto. Muchísimos pagan con tal de sacar unos 300 pesos extras para la familia. ¿Se imagina un chispazo ahí? Serían decenas de víctimas fatales.

Las propias autoridade­s no descartan que personal de Pemex y del sindicato pueda estar involucrad­o en este negocio. Pero de saque quieren interrumpi­r el mercado negro y por eso han puesto el ojo en las gasolinera­s que de pronto dejaron de comprar gasolina a Pemex pero siguen vendiendo lo mismo de antes.

@Carloslore­t

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CARLOS LORET DE MOLA A.

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