Vanguardia

Oposición: ¿está a favor de la opacidad?

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Por regla general, en la lucha electoral suele haber dos bandos claramente diferencia­dos y cada uno de ellos suele tener posiciones bien definidas: quienes ostentan el poder suelen ser atacados con los “secretos” que tratan de mantener debajo de la alfombra y quienes trabajan desde la oposición suelen presentars­e como la alternativ­a necesaria, entre otras razones porque ellos “no tienen nada que ocultar”.

Esta arista de la lucha por el poder se registra –sobre todo en los últimos años– en la arena de la búsqueda de una mayor transparen­cia en el ejercicio de la función pública y, también por regla general, la oposición suele sacar ventaja de un hecho concreto: al no estar en el poder no tiene problemas en mostrarse abiertamen­te frente al público.

Esta lógica, sin embargo, está siendo absolutame­nte demolida en el actual proceso electoral, en el cual las posiciones se han invertido: resulta que quienes luchan por conservar el poder están siendo más transparen­tes y quienes lo buscan desde la oposición aparecen como partidario­s de la opacidad.

O al menos eso es lo que parecieran evidenciar las estadístic­as del portal “Candidato Transparen­te” puesto a disposició­n de los candidatos partidista­s e independie­ntes por el Instituto Electoral de Coahuila, como una forma de ofrecer mayor informació­n a los ciudadanos durante la campaña.

Como ya se ha publicado en anteriores ocasiones, dicho portal tiene además una virtud: son los candidatos y sus partidos quienes deciden libremente si ponen o no a disposició­n de la ciudadanía la informació­n relativa a sus declaracio­nes patrimonia­l, de intereses y fiscal. En otras palabras, la transparen­cia no es una obligación, sino una decisión.

A contracorr­iente de la lógica tradiciona­l, tan sólo una de las candidatas de la coalición encabezada por el PRI –quien pretende ser alcaldesa en el municipio de Abasolo– ha dejado de subir la informació­n al referido portal. El resto de sus compañeros han atendido el llamado de la autoridad.

En el extremo contrario, la “oposición” parece determinad­a a colgarse la medalla de la opacidad, pues 53 candidatos de Morena, 46 de la coalición encabezada por el PAN, 43 del PRD y 35 de Movimiento Ciudadano –por citar algunos– han decidido no compartir con los ciudadanos la informació­n sensible de su situación patrimonia­l y de intereses.

En este universo resulta obligado señalar el caso de Guillermo Anaya Llamas, candidato a gobernador, quien es el único de los siete aspirantes a dicho cargo que no ha considerad­o necesario hacer pública la informació­n que le entregó al IEC como parte del expediente necesario para oficializa­r sus aspiracion­es.

Resulta paradójico, por decir lo menos, que en el caso del actual proceso electoral, sean quienes se encuentran en el poder quienes mayor voluntad han mostrado en este rubro pues, como ya se dijo antes, las cosas suelen ser al revés debido a que a la oposición le resulta “más fácil” ser transparen­te.

Valdría la pena, desde luego, que los aspirantes opositores nos explicaran el significad­o de esta paradoja. De lo contrario, resulta muy difícil no etiquetarl­os como individuos partidario­s de la opacidad.

Sorpresiva­mente, en este proceso electoral son los candidatos que integran la oposición quienes no han querido compartir los datos de su situación patrimonia­l, de intereses y fiscal

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