Vanguardia

Mensaje en una botella

-

La envidia es una emoción secreta, algo que todos experiment­amos, pero pocas veces admitimos. Los científico­s del comportami­ento dicen que uno siente envidia cuando hacemos una comparació­n social o sentimos competenci­a con otra persona.

Afirman que en algunas ocasiones, la envidia es el mejor estimulo para trabajar duro, mejorar nuestra autoestima y desarrolla­rnos mejor. Al leer esto, me doy cuenta de que eso fue lo que sentí en el mes de octubre de 1991: envidia. Un sentimient­o que no me dejaba en paz, que me atormentab­a.

Pero no me malinterpr­ete, mi envidia no fue por trivialida­des como dinero, ropa, casas o autos. No, la mía corroía mi alma, me causaba angustia. Todo inició cuando una maestra de inglés me presumió sus boletos para el concierto de Sting que se presentaba por primera vez en Monterrey.

Ella sabía mi admiración por el exvocalist­a de The Police y el sentimient­o de orfandad musical que la separación del grupo, en 1983, había provocado en muchos de mi generación que nos preguntába­mos: ¿por qué se separaba en el punto más alto de su carrera? Pero la vida es así.

Así que confieso haber dicho: “¿Pero qué demonios va a saber esta maestra de Sting?” Finalmente, por más intentos que hice no pude comprar un boleto y mi reacción entonces fue lanzar un mensaje en una botella, con un SOS pidiéndole al mundo y a la vida mejores oportunida­des.

Pasó un cuarto de siglo desde aquella noche hasta que la vida me permitió por fin asistir a un concierto del músico británico que se presentaba de nuevo Monterrey. Fui, sólo para comprobar que se trata del Dorian Gray del rock no sólo por su apariencia, sino porque sigue siendo un músico brillante, virtuoso. Me convencí del porqué no me gusta la idea de crecer y de ese sentimient­o frecuente de sentirme atrapado en el pasado.

El concierto inició con “Syncronici­ty” y “Spirits”, que nos provocaron una gran emoción. Siguió “Englishman in New York”, su melodía de 1987 sobre el escritor gay Quentin Crisp en donde canta “Sé tu mismo, no importa lo que digan”.

Pero con 65 años, a Sting se le aprecia un poco nostálgico. Su concierto se dividió entre nuevas melodías, canciones con The Police y joyas de sus últimos álbumes en solitario como “One Fine Day”, “Fields of Gold” y “Shape of My Heat”, que demostraro­n su maestría con el bajo.

La noche empezaba a subir de nivel, pero cuando escuchamos los primeros requintos de “Message in a Bottle” todos nuestros sentimient­os fueron consumidos por su música. Luego siguió “Roxanne”, “Walking on the Moon” y esa pieza maestra de rock árabe “Desert Rose”, que como detalle simpático bailó en el escenario Raulito Navaira. Se acercaba el final y vino el tema que para muchos es una especie de himno de The Police: “Every Breath You Take”. El concierto cerró con “Fragile”.

Ayer, mientras escribía este artículo recordé que descubrí a The Police gracias a los oficios musicales de Luis y Gerardo González Zozaya, amigos y hermanos entrañable­s, quienes junto a Jorge Cuevas, Enrique “El Negro” Rodríguez, Pepe Chapa y Hugo Mendoza, otros queridísim­os amigos, tocaban los cóvers del trío inglés en aquel desapareci­do grupo local Polvo Rojo.

Luego Fernando González López, el “Caballo” pero sólo para quienes de verdad lo queremos, se encargó que memorizára­mos cada uno de los éxitos de Sting y The Police, pues en su carro Celebrity blanco él imponía una especie de dictadura musical y se tocaban sólo casetes con la música del grupo inglés. Todo esto sucedía al tiempo que como vigilantes nocturnos, recorríamo­s las calles del Saltillo de los años 80, siempre en la búsqueda de conquistas amorosas, con escaso éxito pero mucha diversión.

Así que hoy, luego de cumplir este sueño de vida, pensé que al fin había terminado con ese embrujo de décadas lamentando y lleno de envidia, por no tener dinero para ver al gran Sting. Que el mensaje que lancé al interior de aquella botella en el prehistóri­co año de 1991, al igual que la canción “Message in a Bottle”, recorrió océanos de tiempo, dio la vuelta al mundo y 25 años después, regresó a mi vida con un mensaje en su interior que decía como la canción: “Sólo la esperanza puede mantenerno­s unidos y que sólo amor puede reparar tu vida”. En este caso la mía.

@marcosdura­nf www. vanguardia. com.mx/ diario/opinion

VALERIA LUISELLI

> Nidos y paradigmas

JACQUELINE PESCHARD

> Orfandad pública

EDNA JAIME

> Una buena dosis de autoridad

 ??  ??
 ??  ?? MARCOS DURÁN FLORES
MARCOS DURÁN FLORES
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico