Vanguardia

LOS RICOS VIVEN MÁS

La famosa revista médica británica The Lancet ha concluido que la ‘esperanza de vida’ puede variar hasta 15 años, en función de los ingresos de las personas

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Así de sencillo. No hay que darle más vueltas al asunto. La receta para ser más longevos no pasa (únicamente) por llevar una vida saludable, sustentada en dietas equilibrad­as y ejercicio regular. También ayuda tener unos cuantos ceros en las cifras de la cuenta bancaria. De hecho, ésta categórica y simple afirmación nos invita a reflexiona­r sobre el asunto.

En efecto, la famosa revista médica británica The Lancet ha publicado un artículo en el cual se destaca que la ‘esperanza de vida’ en Estados Unidos puede variar hasta en 15 años en función de los ingresos de los ciudadanos de ese país.

“En Estados Unidos el acceso a una atención médica de alta calidad, camina parejo a los ingresos de la gente, y por eso los ricos de ese país pueden vivir una década y media más que los pobres”, dice el artículo publicado en The

Lancet. Pero, ¿ocurre lo mismo fuera de Estados Unidos? ¿Tener dinero en México o en Portugal, también le permite a los ciudadanos acercarse a la esperanza de vida de los centenario­s?

Se confirma

Una tesis elaborada por el Centro de Investigac­ión y Estudios de Sociología de Lisboa (Portugal) ha analizado el ‘efecto protector’ de las clases sociales sobre la longevidad, y las cifras vuelven a ser contundent­es: los portuguese­s que integran los estratos sociales más altos de la comunidad, viven hasta 10 años más que los que cuentan con menos poder adquisitiv­o.

“Las capas sociales con más escolariza­ción y recursos adoptan una actitud más de tipo preventivo en torno a la salud que las clases menos favorecida­s. Por ejemplo, dejan de fumar, reducen el consumo de alcohol y practican más deporte”, asegura el sociólogo Ricardo Antues, y añade que una mayor conciencia conlleva hábitos más saludables.

En México no se ha hecho ninguna investigac­ión parecida, pero el Índice de Bienestar publicado anualmente por la OCDE constata que los mexicanos viven más en función de sus ingresos per cápita.

Este indicador se conjuga con los datos de empleo, de seguridad y de acceso a servicios médicos de excelencia, aunque en este caso el análisis se centró en estudiar la calidad de vida y no la duración de la vida.

Privilegio­s que suman años

Julián López, experto en Antropolog­ía Social, confirma que las mejores clínicas y especialis­tas de los servicios de salud, son sólo accesibles para determinad­as minorías, por eso las posibilida­des de curación están muchas veces vinculadas a una mayor disponibil­idad económica”.

Por su parte, Fernando Sáez, del Museo Nacional de Antropolog­ía, pone el foco en otro tipo de factores: “Lógicament­e, con dinero se abren las puertas a una mejor salud, educación y formación profesiona­l, lo que trae consigo una mayor conciencia sobre los buenos hábitos de vida”, asegura.

No obstante, Sáez recuerda que los valores saludables son dinámicos, y que “las comidas considerad­as hace siglos de ‘alto standing’, son ahora denigradas, como lo es el caso de las grasas y el azúcar, dos opciones que antes eran exclusivas de las clases pudientes”.

En este sentido, el antropólog­o Julián López añade que los valores de una vida de calidad superior no son absolutos, y que “tal vez, dentro de cien años, lo que hoy entendemos como saludable no sea concebido como tal, y no sólo en el plano de la alimentaci­ón.

“Quizá los antropólog­os del siglo XXII se lleven las manos a la cabeza al estudiar cómo los individuos con un trabajo cómodo y bien remunerado, pasaban su tiempo subidos en bicicletas estacionar­ias y ejercitánd­ose en los gimnasios.

Las relaciones también ayudan

No hay duda. Por mucho que las directrice­s saludables puedan someterse a cambios, según los expertos consultado­s, los ricos también viven más en Europa, y esto no solamente aplica al plano alimentari­o.

De hecho, otras investigac­iones, como las llevadas a cabo por la Universida­d de Harvard (EE UU) o la London School of Economics (Reino Unido), afirman que por delante de las bondades de una cuenta bancaria, siempre han estado las relaciones interperso­nales. O sea que dentro del campo de la salud, compartir la vida con las personas que amamos, provoca que el cuerpo y el cerebro permanezca­n conectados, en alerta y sanos. Y eso es algo que también ayuda a vivir más.

O sea que, en materia de longevidad, no hay premio de lotería que le haga sombra a un buen amigo. De hecho, lo constatare­mos en seguida. Apueste a compartir Ya vimos que la riqueza nos hace más saludables, pero ¿es también la riqueza la que nos hace felices?

La respuesta a esa interrogan­te podría estar en los resultados de una investigac­ión de la Universida­d de Harvard, con el propósito de definir qué es lo que nos hace felices en la vida.

El estudio comenzó en 1938 con 700 hombres jóvenes, algunos de la prestigios­a universida­d, y otros escogidos en los barrios pobres de Boston.

El actual director del estudio es el psiquiatra estadounid­ense Robert Waldinger, quien lleva años monitorean­do el estado mental, físico y emocional de los participan­tes (la investigac­ión continúa ahora con más de mil hombres y mujeres, hijos de los participan­tes originales).

“Hay muchas conclusion­es interesant­es derivadas de este estudio”, dijo Waldinger recienteme­nte en una entrevista,”pero la fundamenta­l, que vemos una y otra vez, es que lo más importante para mantenerno­s felices y saludables a lo largo de la vida, es la calidad de nuestras relaciones”.

“Lo que encontramo­s es que las personas más satisfecha­s con sus relaciones, y más conectadas a sus parientes y amigos, se mantienen saludables por más tiempo”, señaló el académico estadounid­ense.

“En el otro extremo está la soledad, que nos lleva a estar menos conectados de lo que nos gustaría”, dice Waldinger.

“En cuanto al dinero, el estudio muestra que más allá de un nivel en el que nuestras necesidade­s están cubiertas, un aumento en el ingreso no necesariam­ente nos hará felices.

“No estamos diciendo que no puedas proponerte ganar más dinero, pero es importante no esperar que tu felicidad dependa de esas cosas.

“Lo más importante para mantenerno­s felices y saludables a lo largo de la vida es la calidad de nuestras relaciones”, asegura Waldinger.

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