DAVID NOEL: MI TESTAMENTO

PRIMERO. Sean honrados a carta cabal. Actúen siempre respetando el Estado de Derecho. No busquen en la vida hacerse ricos, rápido y fácil. No maten el apellido que sus padres les han dado. Siempre lleven su frente en alto y las manos limpias, para que sus hijos jamás se avergüencen de ustedes.

SEXTO. Remen contracorriente. Ante un mundo hedonista, amen la cultura de esfuerzo y sacrificio. Ante un mundo materialista, libérense de la presión social de tener cosas. Y que nunca el dinero, sea el motivo para destruir la unidad y concordia entre ustedes los hermanos, y jamás el amor que les hemos dado. Ante un mudo permisivo, recuerden que el Mal es Mal, aunque todos los hagan. Y el Bien es Bien aunque nadie lo practique. Hagan suya la enfermedad incurable de luchar siempre por la verdad. Esa enfermedad de la que mueren los hombres dignos.

SEGUNDO. Sean emprendedores, arriésguense. Piensen en grande. Hagan aquello que parece imposible ante la lógica y la sensatez. En la vida prefieran los errores de la locura, a pecar de precavidos. Es más importante y vale más, fracasar por intentar el flujo que el dejar de triunfar por el miedo al fracaso.

SÉPTIMO. Sean tolerantes, justos e incluyentes. Todas las personas sin importar su estilo vida, religión, nacionalidad, ideología política, orientación de género; todas son valiosas. Quien menosprecie a la persona profana su dignidad. Nunca lo hagan, no es tema de diversidad. Al contrario, véanla como fuente de inspiración para hacer bien a los demás. La tolerancia y la inclusión, ennoblecen. La exclusión atrofia y denigra. Lo que más daño le ha hecho a la sociedad es la arrogancia contra seres humanos, que juzgamos y condenamos, cuando Dios nos ha enseñado a perdonar.

TERCERO. Sean resilientes. Resistan y sigan luchando. El éxito fraguado en la adversidad es más valioso, más noble y sabe mejor. Nunca huyan de ella, enfréntenla y aprovéchenla para fortalecer sus vidas. No sean frágiles como la porcelana, sean resistentes como el acero. No hay adversidad que no pueda superarse.

OCTAVO. Renuncien a la mediocridad. Ser mediocres ser nada, es ser nadie. Hagan en su vida una obra maestra, no una obra fallida. Dios está muy ocupado para hacerle mal nadie. Les ha dado libertad para construir su destino. No pasen por el mundo como el agua por las piedras, sin dejar rastro. Como tantos millones de seres humanos les ocurre, que nacen viven y mueren como si nunca hubieran existido. Jamás sean parte de esa estadística.

CUARTO. Sean ciudadanos auténticos. Quejarse es de pusilánimes. No se quejen de lo que pasa en la sociedad. Transfórmenla. Para ser ciudadano no se requiere tener credencial del INE, sí se requiere participar. Para que triunfe el mal, basta que los buenos, que somos la mayoría, no hagamos anda. Lo que más daño le ha hecho a México no es el fuego destructivo de las balas y la violencia que estamos viviendo, sino la indiferencia con la que actuamos la mayoría de los mexicanos.

NOVENO. Cuiden y fortalezcan a su familia cuando la tengan. Tener un lugar a dónde llegar, se llama Hogar. Tener quien te quiere y a quien querer, se llama Familia. Esa filosofía es la que vive con nosotros, háganla suya. No olviden que lo mejor de nuestras vidas, siempre pasa en familia.

QUINTO. Sean solidarios. Hagan todo el bien que puedan a quien camine en sus vidas. La vida se nos regaló, para darnos a los demás. Y en la medida que eso sucede, nos hacemos merecedores de ella. Siempre en la vida, mídanse por su capacidad de servir y ser útiles a los demás, no por lo que tienen. Pagar nuestra hipoteca social, no es una opción; es una obligación. Renuncien a tener un corazón avaro. El poder y el dinero son como el agua salada. Mientras más los bebes, más sediento estarás.

DÉCIMO. Hagan de Dios su mejor amigo, socio y mentor. No olviden que Dios es quien gobierna el mundo, no nosotros. Él es dueño de nuestras vidas, Él los guiará y estará siempre cerca de ustedes. Podrán percibir su presencia tanto en los días de sol, como los días en que las aguas se agiten y los vientos sean contrarios. Ustedes son testigos del gran amor con el que Él los ha tratado. Nunca lo ignoren. Con Él todo, sin Él nada.