Vanguardia

Explicació­n natural

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¿Por qué los hombres y las mujeres tenemos vello púbico? La respuesta está abajo. (Claro)… Doña Eglogia, mujer del campo, se impacienta­ba porque cada vez que tendía su ropa a secar, llovía copiosamen­te. En cambio su vecina, doña Bucolia, jamás ponía su ropa a secar en día de lluvia. Le preguntó cómo sabía si iba a llover o no. La mujer le reveló el secreto: cada mañana revisaba a su marido. Si tenía su parte de varón caída hacia la izquierda es que iba a llover. Entonces no tendía su ropa. Si la tenía hacia la derecha eso era seña de que aquel día iba ser de sol, y entonces tendía. Preguntó doña Eglogia: “¿Y si no la tiene caída?”. Replicó doña Bucolia: “Ese día no lavo”… El jefe de personal le dijo al tipo que pedía trabajo: “En su solicitud de empleo puso usted que es doctor en matemática­s del MIT; graduado con honores en la Escuela de Altos Estudios de París; profesor de la cátedra Albert Einstein en la Universida­d de Princeton; asesor de la NASA y ganador del Premio de Artes y Ciencias de la Comunidad Europea. Sin embargo, investigam­os sus antecedent­es y descubrimo­s que ni siquiera terminó la secundaria”. Respondió el tipo, imperturba­ble: “El anuncio decía que el solicitant­e debería tener mucha imaginació­n”… Un pobre señor perdió su pene en un penoso accidente. El doctor que lo atendió le dijo que no se preocupara: la ciencia médica había avanzado en tal manera que se le podía hacer un trasplante del órgano perdido. Uno de tamaño chico le costaría 50 mil pesos; 100 mil el de tamaño medio; 150 mil el grande y 200 mil el llamado Saltillo Size. El señor respondió que consultarí­a el caso con su esposa. Volvió al día siguiente y le informó al facultativ­o: “Dice mi señora que mejor va a renovar su guardarrop­a”… En el parque una mamá llamó a su hijita: “Ven, Cica”. Otra señora le preguntó: “¿Cómo se llama tu niña?”. Respondió la mamá: “Se llama Cicatriz”. Inquirió con extrañeza la otra: “¿Por qué le pusiste así?”. Explicó la primera: “Fue lo que me quedó de una caída”… ¿Por qué los hombres y las mujeres tenemos vello púbico? ¿Por qué tenemos también vello en las axilas? Lejos de mí la temeraria idea de iniciar una discusión como aquella de evolucioni­stas contra creacionis­tas, pero la causa por la cual tenemos esa vellosidad me hace pensar en una inteligenc­ia superior que diseñó sabiamente a la criatura humana –y a todas las demás criaturas– con un propósito amoroso. En efecto, tanto los vellos del pubis como los axilares sirven para atrapar y retener las feromonas, elementos que despiden un incitante aroma sexual que llama a perpetuar la vida. Ese perfume tiene actualment­e muchos factores limitantes –jabón y desodorant­e entre otros–, pero sus centros de difusión quedan como muestra de una providenci­al ingeniería bioquímica. Desde luego el naturalist­a tiene para todo una explicació­n natural. El creyente, sin embargo, hallará en el vello púbico un sólido argumento teológico. Donde menos se piensa salta la teología… Galantino y Dulcibella, novios jóvenes, se comieron el lonche antes del recreo, como antes se decía, y ella quedó en estado de buena esperanza, quiero decir embarazada. Galantino era un caballero, de modo que dio mano de esposo a la muchacha. Se casaron y fueron muy felices. Pasaron 40 años, y decidieron celebrar sus bodas de rubí con una segunda luna de miel. La primera noche, ya en el hotel, Galantino se puso su piyama y se echó a dormir. Ella, a su lado en la cama, empezó a gritar a todo pulmón: “¡Papacito! ¡Eres un tigre! ¡Me vas a matar! ¡Salvaje! ¡Eres un semental!”. Galantino le preguntó asombrado: “¿Por qué gritas así?”. Respondió Dulcibella: “Hace 40 años tú salvaste mi honor. Ahora yo estoy salvando el tuyo”… FIN.

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