Vanguardia

Elección 2017: llegamos a la recta final

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Aunque el fin de semana anterior se realizaron los cierres de campaña más importante­s para la mayor parte de los candidatos a uno de los puestos de elección popular actualment­e en disputa, quienes aspiran a obtener nuestro voto en las urnas el próximo domingo aún tienen hasta pasado mañana miércoles para realizar actos de proselitis­mo.

A partir del jueves y hasta que comience el proceso de instalació­n de las casillas en todo el territorio estatal, candidatos y partidos deberán “guardar silencio” para permitir que los ciudadanos, sin la influencia de sus discursos y mensajes, podamos reflexiona­r sobre las ofertas que conocimos durante el período de campaña.

Como suele ocurrir a estas alturas y, sobre todo, a partir de la irrupción de las redes sociales en nuestras vidas, la “guerra” que se libra en el ciberespac­io está cobrando intensidad y comienzan a circular todo tipo de historias “oscuras” relacionad­as con los partidos, sus candidatos y sus personajes más prominente­s.

Segurament­e será la “política de lodazal” –como la bautizara Cuauhtémoc Cárdenas– la que prevalecer­á en los días que nos separan del próximo domingo y lo que puede adelantars­e desde ahora es que muy probableme­nte viviremos una semana dominada por los “escándalos”.

Nada nuevo por lo demás. Los integrante­s de nuestra clase política se han esforzado por dejarnos claro que son incapaces de llevar adelante un proceso electoral dominado por el contraste de ideas y que la imaginació­n no les da para mucho más que atacarse de la manera menos creativa posible: exhibiéndo­se mutuamente los “trapos sucios”.

Valdrá la pena, desde luego, estar equivocado­s en el diagnóstic­o y atestiguar un cierre de campañas en el cual, quienes pretenden gobernarno­s, hagan un esfuerzo por ir más allá de la “guerra de lodo” y consideren la idea de que los electores merecemos algo más que eso.

Por desgracia, la evidencia no da para ser optimistas: hasta ahora, cuando se ha consumido la práctica totalidad del tiempo que los candidatos y sus partidos tienen para hacer campaña, no se ha visto ninguna voluntad en estos para convertir al proceso electoral en algo más que una batalla de dardos envenenado­s lanzados en todas direccione­s.

A los electores no toca ahora la ardua tarea de “bucear” en la guerra de descalific­aciones para tratar de identifica­r las propuestas, contrastar­las y determinar quién merece nuestro voto. En este sentido, que las campañas estén por finalizar es, en realidad, una buena noticia.

Dispongámo­nos pues a atestiguar las últimas horas de la batalla y luego hagamos un esfuerzo para encontrar, en la montaña de basura en la cual suelen terminar convertida­s las campañas en México, suficiente aliciente como para cumplir con nuestra parte: acudir el próximo domingo a las urnas y plasmar nuestra opinión en la boleta.

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