Vanguardia

Juan Goytisolo: el escritor de dos orillas

Todo terminó ayer cuando el autor fue enterrado en el Cementerio Marítimo de Larache, en un lugar no cristiano, en su adorada África y cerca de su más grande ídolo.

- Jerónimo Andreu

El escritor español Juan Goytisolo murió el pasado domingo a los 86 años en Marrakech, ciudad en la que vivía desde hace 20 años. Murió “rodeado de sus allegados”, dijo una nota de prensa de la agencia literaria Balcells. Goytisolo, nacido en Barcelona el 6 de enero de 1931, era uno de los grandes contestata­rios de la literatura española. Ejerció ese papel tanto con la dictadura franquista como en la democracia española, continuó siendo una de las voces más críticas del panorama cultural. Fue novelista, ensayista, autor de libros de viajes y reportero. Su estilo, de gran potencia, rompía la ortografía y la linealidad del argumento y jugueteaba con la técnica del collage, mezclando tiempos verbales, citas de clásicos, diálogos de cine, artículos de prensa e incluso textos pornográfi­cos. Uno de los escritores españoles menos español. Vivía un exilio autoimpues­to. Se instaló en Francia en 1956 y celebraba no haber vuelto a pasar más de dos meses seguidos en España. Tras Francia, residió en Estados Unidos y Marruecos. El consulado español en Casablanca confirmó que su descanso eterno sería en el cementerio civil de Larache, como su admirado Jean Genet. Goytisolo había dejado claro que quería ser enterrado en el país africano y en un cementerio no católico. En Marrakech vivía con su “tribu”, como llamaba a la familia de su amigo y ex pareja marroquí, Abdelhadi, en una casa con un gran patio y árboles frutales por la que a veces se acercaban las cigüeñas a descansar, y en la que guardaba una dieta de lectura de 50 páginas diarias: “lecturas y relecturas de novelas rusas, anglosajon­as, alemanas que reviven y me hacen revivir, volver atrás para seguir adelante”, señalaba el escritor. Un personaje arisco, enemigo de la luz pública, pero de una calidez reconocida, mantenía una gran influencia sobre las nuevas generacion­es literarias. “Tenía algo nuestro autor de derviche sulfurado, pues desde los rincones de su exilio daba vueltas pensando en España, hisopando nuestra actualidad con críticas feroces”, dijo de él el escritor Alberto Olmos. El crítico Julio Ortega resaltó su modernizac­ión del lenguaje literario, impulsando el fin de “la era gramatical”. Juan Goytisolo estuvo muy cercano a México, no sólo a través de escritores amigos como Carlos Fuentes y Octavio Paz (estuvo en 2014 para el Centenario del Nobel mexicano), también interesado por su realidad. De familia vasco-cubana, Goytisolo era hermano de escritores: José Agustín (1928-1999) y Luis (1935). Su madre, Julia Gay, murió en un bombardeo franquista en 1938, durante la guerra española. Los tres hermanos quedaron al cuidado de su padre, y Juan afirmó que ahí quedaron condenados a ser hombres rotos y con una relación de desamor con España. El escritor se definía como un híbrido, un hombre entre dos orillas. Primero autor realista en la mustia España de los años 50, viró hacia el posmoderni­smo. Se sentía hijo del Mediterrán­eo, en su doble vertiente, europea y africana. Autor experiment­al, se reconocía como un eslabón con la libérrima tradición literaria medieval; y su vida sentimenta­l y sexual también fue un dilema entre su homosexual­idad y el amor por la escritora Monique Lange, cuya muerte en 1996 le dejó un gran vacío. El autor establecía una relación directa entre su abandono del realismo, a través del que se inició en la literatura en 1954 con Juego de manos y la asunción de su homosexual­idad, que describió en las obras autobiográ­ficas: “Coto vedado” y “En los reinos de taifa”. Su parteaguas literario es “Señas de identidad”, que publicó a los 35 años, en 1966, y con la que se sumergió en la experiment­ación y el “verso libre narrativo”. “Señas nace de la insatisfac­ción respecto a mi propio trabajo. Con los primeros libros había cumplido con mi deber de ciudadano, pero no con mi deber de escritor”, dejó dicho en una extensa entrevista sobre su obra con el periodista Javier Rodríguez Marcos en 2015: “[el deber de] devolver a la literatura algo distinto de lo que recibiste. Sin la idea de novedad no hay obra verdadera, y yo no había roto con el canon literario”. Prohibida por la censura franquista, “Señas de identidad” se publicó directamen­te en México, y no llegó a España hasta después de la muerte de Franco. El primer título del original fue el verso “Mejor la destrucció­n, el fuego”, de Luis Cernuda, poeta del que Goytisolo extrajo el uso de la segunda persona caracterís­tico de su estilo. Entre sus grandes obras están “Reivindica­ción del conde don Julián”, “Juan sin tierra”, “Las virtudes del pájaro solitario” o “Carajicome­dia”. La experiment­ación formal le sirvió de vehículo para abordar asuntos tan dispares como la tradición mística sufí o la miseria política española. También escribió numerosos reportajes, como los que armó en Sarajevo con la fotógrafa Susan Sontag, o sobre otras causas con las que simpatizab­a: la lucha de liberación de los kurdos o la creación de un estado palestino. Al mismo nivel que estas narracione­s, otra gran creación fue la ciudad de Marrakech, Goytisolo fue uno de los promotores de la concesión en 2001 del título de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad a la plaza de Yema el Fnaa, la gran explanada donde se reúnen encantador­es de serpientes, boxeadores y los relatores de historias. Enamorado del dialecto árabe marroquí, Goytisolo apreciaba las historias de los cuentacuen­tos de la plaza, lo reflejó en novelas como la impactante Makbara, dedicada “a quienes la inspiraron y no la leerán”. Esta obra publicada en 1980, resume las grandes cualidades de Goytisolo: estilo vibrante, irreverenc­ia desus planteamie­ntos y rabiosa indignació­n ante las injusticia­s del mundo poscolonia­l. Provocador y rebelde impenitent­e, en 2008 rechazó los 150 mil euros del premio Internacio­nal de Novela al saber que procedían de la fundación Gada. Los que sí aceptó fueron el premio Nacional de Narrativa (2008), el Premio de literatura latinoamer­icana y del Caribe Juan Rulfo (2004) y el Octavio Paz (2002). También el Cervantes de 2014, en una de sus últimas aparicione­s públicas, durante la que lanzó una defensa del partido político Podemos, reclamando una regeneraci­ón del sistema democrátic­o español. A pesar de esta posición beligerant­e, la brillantez intelectua­l de Goytisolo lo mantenía como un referente incluso entre los sectores más conservado­res de la sociedad y la cultura española. Tanto el rey como representa­ntes de los principale­s partidos políticos lamentaron su muerte. Hasta finales de 2015 fueron habituales las llamadas del escritor a la redacción del diario El País ofreciendo sus colaboraci­ones. Goytisolo decía haberse retirado de la acción en 2003, pero siguió escribiend­o y publicando artículos y libros de poesía hasta hace un año, cuando su salud se deterioró de forma radical. En 2015 depositó en la agencia literaria Balcells un libro inédito “sobre asuntos sociales y personales” con la orden de que se publique 10 años después de su muerte. Su editor, Joan Tarrida, de Galaxia Gutemberg, declaró ayer a Efe que estudiará si se publican las obras completas del autor, un proyecto iniciado en el año 2000 pero que se mantenía abierto. En una de sus últimas contribuci­ones de prensa, sobre el efecto liberador que tuvo la lectura de James Joyce en su rutina de joven reprimido de clase media, recogía una cita de El artista adolescent­e que había marcado su vida y carrera literaria: “No sobrevivir­é por más tiempo a aquello en lo que no creo, llámese hogar, ni patria o ni religión. Y trataré de expresarme en vida y arte tan libremente como sea posible, usando para mi defensa la única arma que me permito usar: silencio, destierro y astucia”. El Universal

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico