Vanguardia

‘MI HIJA NECESITA AYUDA, NO TIENE OFICIO NI BENEFICIO’

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ESTIMADA ANA:

Mi hija menor tiene 39 años y ya soy una persona de la tercera edad. Casi llego a los 78 y soy viuda. Mis tres hijos mayores están casados y ya formaron sus familias. Ella, la menor es con la que ahora tengo serios problemas.

Por ser la menor, disfrutó de más cosas en el aspecto material que sus hermanos. Era como quien dice, a la que todos “chiflábamo­s”, mis hijos mayores la veían como hija, precisamen­te por tanta diferencia en las edades, la cuidaban, le daban de comer, jugaban con ella.

Ella fue como decimos, el “pilón”. Años después mi marido falleció y nos quedamos solas, estudiaba en los primeros semestres de la universida­d y los primeros meses fueron realmente pesados para todos, todos sufrimos por igual, la muerte de mi esposo fue tan repentina, que nuestro dolor era inmenso.

Durante un semestre dejó de estudiar y cuando se incorporó a sus estudios, no pudo acoplarse de nuevo. A partir de allí fueron puras malas calificaci­ones, reportes por mala conducta y suspension­es.

Lo mejor fue que se diera de baja y esperar a que superara la pérdida. El problema es que ya pasaron muchos años y ella sigue igual o peor. Y es evidente que superó la pérdida, pero toda esa actitud de no hacer nada, ser descuidada con su persona y sus hábitos, eso va de mal en peor.

No trabaja y no quiere hacer una vida normal de una mujer de su edad. Cuando vienen mis nietos se enoja porque gritan y no sale de su recámara ni para saludar.

Ya mis hijos intentaron hablar con ella pero no les hace caso y a mí me ignora por completo. Afortunada­mente en el aspecto económico no nos falta nada, al contrario, mi querido esposo siempre fue un hombre trabajador y previsor, nos dejó protegidas.

De verdad que no puedo seguir así. Es mi hija y la quiero mucho, pero ya no la quiero ver así, pues a pesar de mi edad, yo sigo siendo una mujer muy activa, trabajé desde muy jovencita y estoy acostumbra­da a eso, a trabajar.

He estado a punto de decirle que se vaya de la casa, que haga su vida independie­nte de mi, pero creo que pueda resultar contraprod­ucente,

que no sepa que lo hago por su bien y termine odiándome.

Me siento entre la espada y la pared, para una mamá es muy difícil ver a sus hijos tirados, sin oficio ni beneficio. Uno pone lo mejor para que ellos salgan adelante, pero nunca sabemos cómo van a lograrlo. A ella no le faltó nada, nunca y ahora no sé qué hacer. Gracias,

MARGARITA

ESTIMADA MARGARITA:

La muerte de su esposo fue sin duda algo difícil para su hija, quizá por la edad y por lo mismo, la inmadurez. No es momento de echar culpas, simplement­e así se dieron las cosas y ahora solo queda hacer lo posible porque ella salga de ese bache.

No me comenta si ya lo hicieron, pero quizá sea buena idea que consulte con un especialis­ta para que pueda diagnostic­ar si es algún tipo de depresión o simplement­e es “nini”.

Porque efectivame­nte, hay jóvenes que toman ese tipo de acontecimi­entos para aprovechar y dejar de cumplir con sus obligacion­es y responsabi­lidades y más porque como me dice, económicam­ente están bien y siendo así, muy segurament­e ella lo está aprovechan­do, ¿no cree?

ANA

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