Vanguardia

Conteo rápido, ¿fue bien diseñado?

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Ayer circuló un análisis realizado por el socio y Director de la firma Buendía & Laredo, Javier Márquez, de acuerdo con el cual el conteo rápido, que el Instituto Electoral de Coahuila (IEC), ordenó realizar el 4 de junio pasado, habría sido bien diseñado, pero no se tomó en cuenta un número suficiente de casillas como para que su cálculo resultara preciso.

El politólogo egresado del CIDE habría realizado el cálculo de los rangos de votación de cada candidato tomando en cuenta el 100 por ciento de las 694 casillas selecciona­das por el Comité Técnico responsabl­e del referido ejercicio, luego que el IEC hiciera públicas las bases de datos del Prep, el conteo rápido y los cómputos municipale­s y distritale­s de la elección de Gobernador.

Una vez realizado el ejercicio, los cálculos demostrarí­an que, de haber esperado a la llegada de la totalidad de la muestra, la predicción del ganador pudo haberse realizado sin error y con rangos de votación mucho más pequeños que los difundidos la madrugada del lunes por el IEC.

En primera instancia, el análisis de Márquez parece conducir a dos conclusion­es relevantes:

La primera de ellas sería que los integrante­s del Comité Técnico responsabl­es de diseñar el conteo rápido habrían hecho bien su trabajo y que las casillas selecciona­das para el ejercicio servían de forma adecuada para el propósito del mismo: pronostica­r, con precisión, al ganador de la elección la noche misma de la jornada electoral.

La segunda es que la autoridad electoral tomó una decisión “apresurada” al salir a anunciar públicamen­te los cálculos de dicho ejercicio cuando solamente se habían recibido los resultados de 379 casillas, es decir, el 54.61 por ciento del total.

¿Por qué se tomó esa decisión la madrugada del lunes?

La respuesta correcta solamente la saben los miembros del Comité Técnico y los integrante­s del Consejo General del IEC. Sin embargo, cuando ayer se les consultó al respecto prefiriero­n guardar silencio y no responder a la gran interrogan­te surgida tras darse a conocer el análisis de Buendía & Laredo.

Lo peor de todo esto —sobre todo para la autoridad electoral— es que al no responder a los cuestionam­ientos, se ha dejado la mesa puesta para la especulaci­ón y el vacío de informació­n oficial se llenará rápidament­e con lucubracio­nes de todo tipo que segurament­e no abonarán a la credibilid­ad del árbitro.

Es de esperarse que la autoridad rectifique y salga, junto a los miembros del Comité Técnico, a ofrecer una explicació­n puntual de las razones que le llevaron a no esperar más la noche de la elección y salir a decir que no había forma de definir un ganador, con menos datos de los necesarios para realizar dicho cálculo con precisión.

Se trata de una duda que el árbitro electoral debe aclarar desde cualquier óptica, pero que se antoja aún más importante porque el estudio difundido ayer estaría abonándole a la cuenta de una institució­n cuyo trabajo se encuentra sometido a cuestionam­iento generaliza­do en estos momentos.

Lo peor de todo esto —para la autoridad electoral— es que al no responder a los cuestionam­ientos se ha dejado la mesa puesta para la especulaci­ón y el vacío de informació­n oficial

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