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BIENESTAR CIENCIA SOCIEDAD

- VANGUARDIA MX | MIÉRCOLES 14 DE JUNIO DE 2017 FEDERICO MARTINÓN-TORRES 1928.1964.-

Cuando una cosa depende de otra, uno se siente tentado a decir que están correlacio­nadas. Pero esa apreciació­n no siempre es correcta. Por ejemplo, la cantidad de muertes por accidentes automovilí­sticos podría ir pareja a la cantidad de alcohol que se vende en un país, pero eso no indica que haya un vínculo (es decir, una correlació­n) entre una y otra.

Si así fuese se podría decir que las vacunas son las responsabl­es del cambio climático. Por una razón muy sencilla: los efectos del cambio climático han ido empeorando y agravándos­e al mismo ritmo que se han incorporad­o nuevas vacunas a los calendario­s de salud; de hecho, los efectos del clima han aumentado al mismo ritmo que la cantidad de personas vacunadas en el mundo.

Mientras usted se recupera de estas estúpidas aseveracio­nes, tenga la seguridad de que detrás de la gran mayoría de los efectos nocivos achacados a las vacunas, solo existen coincidenc­ias, en el tiempo y en el espacio.

Si alguien enferma por horas, días o semanas, después de recibir una vacuna, todo el mundo estará de acuerdo en que es probable o cuando menos posible, que ambos eventos estén correlacio­nados, aunque no exista ninguna posibilida­d de que ocurra de esa manera.

Es como si una persona que ganara el Premio Mayor de la lotería después de ser vacunada, saliera a decir que existe una conexión entre una cosa y la otra.

En la vida real, discernir si una vacuna es la responsabl­e de un efecto adverso —que los hay, aunque poco frecuentes— puede resultar muy complicado de responder, incluso para los expertos que trabajan en ese campo.

Es el caso de aquellos que defienden que las vacunas son las responsabl­es de causar el autismo, un mal que ha estado en aumento en los últimos años. De hecho, el recelo frente a las vacunas se ha convertido en un problema de los países ricos y sanos.

Pero hay casos en que está muy claro si hay o no relación entre una cosa y la otra. Y uno de ellos es precisamen­te el autismo. No existe ninguna relación entre las vacunas y el autismo. Las vacunas no son las responsabl­es del autismo.

¡Ojalá que lo fuesen! Porque entonces habríamos identifica­do el origen del problema y podríamos ponerle remedio.

Los trastornos del espectro autista constituye­n un problema de salud grave y, de hecho, se ha observado un incremento significat­ivo de su prevalenci­a. Pero hasta el día de hoy los especialis­tas desconocen el origen del autismo.

Muchos individuos que juegan con el dolor y la impotencia de las familias que tienen un niño autista, ofrecen falsas esperanzas, basándose en teorías y en remedios alternativ­os.

Algunas veces estos timos se basan en la homeopatía, la magia y los remedios supuestame­nte ‘naturales’. Otras veces son más elaborados y difíciles de destapar, como el timo que montó hace algunos años el médico británico Andrew Wakefield, quien ‘demostró’ que había una correlació­n entre las vacunas y el autismo.

Este parricida, inhabilita­do de por vida y responsabl­e de la muerte de decenas de miles de niños en el mundo, inventó un trabajo de investigac­ión que disfrazó de informe científico, y logró publicar en las páginas de una de las revistas médicas más prestigios­as del mundo. En esa publicació­n Wakefield correlacio­nó un problema sin causa identifica­da (el autismo) con un elemento muy prestigiad­o y poderoso de la Medicina (las vacunas infantiles).

Con una aseveració­n de tanto peso como la publicada en

(de la que después se retractó), Wakefield montó una trama para lucrar a costa del sufrimient­o de muchas familias y del dinero de las grandes compañías farmacéuti­cas.

Sin embargo, después de estudiar más de 90 mil niños, no se encontró ninguna correlació­n entre el autismo y las vacunas, y ni siquiera entre hermanos de niños con autismo.

Incluso se constató que los datos que inicialmen­te se habían publicado estaban falseados. Aun así, tras haber sido inhabilita­do y desautoriz­ado científica­mente, Wakefield todavía tiene seguidores, como supuesto mártir de la causa antivacuna­s…(pero claro, hasta el famoso asesino Charles Manson tiene sus fans).

Las vacunas son un tema de conversaci­ón en el que todo el mundo se siente capacitado para opinar, sobre todo en las reuniones familiares. El problema comienza cuando usted regresa a casa con el pensamient­o de no volver a vacunar a sus hijos pequeños para evitar que desarrolle­n el autismo o que una vacuna les vaya a provocar algún tipo de problema.

No vacunar es una decisión que, lejos de lo que las personas creen, conlleva riesgos reales. Los medios de informació­n reportaron recienteme­nte los casos del niño de Cataluña con difteria, de la niña de Manresa con meningitis C, y de la chica portuguesa con sarampión... Tres ejemplos de muertes evitables, con el agravante de acontecer en lugares donde ya no deberían verse esas enfermedad­es, porque tienen las vacunas contra ellas y porque esas vacunas son seguras y gratuitas.

Las vacunas son un tema de conversaci­ón en el que todo el mundo se siente capacitado para opinar y tomar decisiones. El problema es que cuando este tema se saca del chateo entre amigos y se lleva a los medios de difusión, las consecuenc­ias son diferentes.

En fin, siempre hay alguien dispuesto a reabrir el debate sobre la vacunación. Pero seamos claros: cuando un padre decide no vacunar a sus hijos, quisiéramo­s entender que lo hace ‘creyendo que es lo mejor’. Pero cuando un niño muere de una enfermedad evitable con una vacuna, ni el tuitero, ni el bloguero, ni el homeópata, ni el locutor de turno, que difundiero­n puntos de vista equivocado­s sobre las vacunas, se harán responsabl­es de lo que suceda.

 ??  ?? Me asombra la hipocresía con la que se maneja el tema de la vacunación. No logro explicarme el inmovilism­o social, moral, profesiona­l e incluso legal que rodea a las vacunas.
Nos rasgamos las vestiduras porque una niña musulmana vaya con burka al...
Me asombra la hipocresía con la que se maneja el tema de la vacunación. No logro explicarme el inmovilism­o social, moral, profesiona­l e incluso legal que rodea a las vacunas. Nos rasgamos las vestiduras porque una niña musulmana vaya con burka al...

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