Vanguardia

Jóvenes con Rumbo

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Cada año más de 600 mil jóvenes abandonan las escuelas de nivel medio superior. Hay más de 11 millones de jóvenes mayores de 18 y menores de 30 años que no tienen el nivel superior completo. Son jóvenes “#Sinsin”. Sin oportunida­des laborales adecuadas y sin opciones para completar su formación. Este rezago educativo afecta el resto de su vida y afecta a la sociedad en su conjunto.

Lo más grave es que en México no existe una política para ofrecer una “segunda oportunida­d” educativa adecuada a esos 11 millones de personas jóvenes.

Por tener “extra-edad” ya no pueden regresar a los planteles. El INEA no cubre el nivel medio superior. La “prepa en línea” o la “prepa abierta” no son opciones para jóvenes que tuvieron que abandonar las escuelas por problemas de pertinenci­a de la educación y por problemas del entorno familiar marcado por carencias económicas. Son ofertas que carecen de vinculació­n con la inserción laboral y no abordan el desarrollo socioemoci­onal.

Por eso resulta relevante que desde la sociedad civil se estén generando modelos alternativ­os para enfrentar el rezago educativo, como el programa Jóvenes con Rumbo.

Este fin de semana, el programa realizó la graduación de 99 jóvenes que concluyero­n un ciclo formativo que combinó tres dimensione­s: aprendizaj­e académico para avanzar de nivel educativo, formación socioemoci­onal y liderazgo para el desarrollo de habilidade­s “blandas”, capacitaci­ón técnica en oficios acordes a opciones laborales existentes. La dimensión técnica incluyó poder hacer pasantías en centros de trabajo, lo que permite un aprendizaj­e práctico inigualabl­e.

El programa Jóvenes con Rumbo es realizado por Youthbuild Internatio­nal. Una organizaci­ón que lleva más de 15 años trabajando en México. Youthbuild surgió en Estados Unidos para abrir opciones de inserción laboral y educación con jóvenes expulsados del sistema educativo formal. Hoy tiene presencia en más de 20 países.

En México, Youthbuild trabaja en colaboraci­ón con otras organizaci­ones civiles, con entidades de Gobierno, con empresas y con institucio­nes académicas. Una de sus fortalezas principale­s es la construcci­ón de alianzas multiactor­es.

Las organizaci­ones civiles socias de Youthbuild son Servicios a la Juventud (Seraj) y Jóvenes Constructo­res de la Comunidad (JCC).

Empresas como Prudential, Manpower, Quinta Real en Monterrey y muchas más ya están participan­do. El Tec de Monterrey es un aliado clave para la capacitaci­ón técnica. Autoridade­s de Gobiernos municipale­s y estatales —sin importar partido— colaboran con espacios para que funcionen los centros de juventud en donde se realizan las actividade­s formativas.

Oyendo los testimonio­s, se nota que el programa transforma la vida para jóvenes que no tuvieron opciones. Algunos de ellos incluso están recién egresados de centros de detención. Todos están en rezago educativo: algunos sin primaria, muchos sin secundaria y todos sin el nivel medio superior. Todos viven en condición de pobreza y habitan en zonas con mucha violencia en Monterrey, Tijuana, Mérida y Ecatepec.

Urge en México una política de “segunda oportunida­d” para enfrentar el rezago educativo de 11 millones de jóvenes. Esta política debe hacerse mediante un esfuerzo conjunto entre Gobierno-empresas-organizaci­ones civiles. El modelo debe combinar aprendizaj­e académico, desarrollo de liderazgo y socioemoci­onal, y capacitaci­ón técnica. Es probable que se inicien pronto experienci­as pioneras en Chihuahua y Guanajuato.

Una política de segunda oportunida­d de gran alcance y efectiva es una prioridad frente a la pobreza, y contribuye a la competitiv­idad del País. También es una excelente inversión para la prevención de la violencia y para la seguridad ciudadana. Necesitamo­s muchos más Jóvenes con Rumbo.

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