Vanguardia

Un aditivo que consumes es veneno para tu cuerpo

- FERNANDA GONZALEZ CASAFÚS

La industrial­ización de los alimentos ha llegado a niveles alarmantes, teniendo como eje principal la ganancia económica de las empresas y la producción a gran escala

En los últimos años, miles de personas alrededor del mundo se han volcado a una alimentaci­ón más sana. No es para menos, la industrial­ización de los alimentos ha llegado a niveles alarmantes, teniendo como eje principal la ganancia económica de las empresas y la producción a gran escala. Y en medio de eso estamos los consumidor­es, que no siempre sabemos las propiedade­s de los productos que estamos llevando a nuestra mesa.

ALGO MÁS NOCIVO QUE LA SAL Y EL AZÚCAR

Mucho se viene hablando del daño que producen la sal y el azúcar. Se trata de dos tipos de aditivos que consumimos a diario y que provocan severos daños a la salud si se consumen en exceso, como por ejemplo hipertensi­ón y obesidad. Aún así, la mayoría de las personas estamos tan acostumbra­das a vivir consumiend­o alimentos muy salados y muy dulces, que reducir la ingesta de ellos se nos hace bastante difícil. Me encanta el azúcar. Debo decir que soy una fanática de los productos de pastelería. Estoy al tanto de que el azúcar refinado y la sal hacen estragos en el organismo si se consumen en cantidad. Aunque intento reducir la ingesta no siempre lo logro. Y pareciera que mientras más snacks como o mientras más galletas dulces como, más aún quiero comer. ¿Será la ansiedad? ¿Apetito? El culpable de que quiera seguir comiendo productos elaborados, snacks y otras cosas ricas que compré en el mercado es el glutamato monosódico.

GLUTAMATO MONOSÓDICO: NOS MATA SILENCIOSA­MENTE

Según el sitio de noticias ABC, el glutamato monosódico es un potenciado­r de sabor utilizado en la industria alimentari­a. Para ser concretos, es un producto que se utiliza para que todos los productos sean “más ricos” y quieras seguir comiendo sin parar. Ahora tal vez encuentres respuesta cuando te preguntas por qué esas galletas que has comprado son tan deliciosas y, si quieres hacerlas en casa, nunca saldrán igual. Sin embargo,esos productos que queremos seguir comiendo son muy ricos en sal, grasa y azúcar, por lo que lentamente vamos ocasionand­o graves trastornos a nuestra salud.

¿POR QUÉ LAS GRANDES EMPRESAS LO UTILIZAN?

Según informa el sitio Mamá Natural, el glutamato es un polvo cristalino blanco que tiene un sabor parecido al caldo de carne. Es un potente aditivo que se puede añadir casi a cualquier alimento procesado. Se utiliza por lo general para potenciar el sabor de los alimentos y es muy utilizado en los restaurant­es de comida rápida y la mayoría de los alimentos procesados, como embutidos y alimentos congelados. También, si lees las etiquetas de lo que compras, verás que lo encuentras en casi todos los alimentos envasados y procesados.

Las empresas alimentici­as necesitan que sus productos sean ricos, se

vendan y que tú quieras consumir más y más, para así aumentar sus ganancias. Sin embargo, el glutamato es una sutancia tóxica para el cuerpo cuando la consumes a diario: su gran efecto es el de producir insaciabil­idad, por lo que tal vez, cuando abras ese paquete de snacks necesites mucha fuerza de voluntad para no comerlo todo en un solo rato.

Según el sitio Milenio, algunos defensores de estos aditivos argumentan que el glutamato sólo es nocivo si se consume en grandes cantidades, y que el consumo en pequeñas cantidades no supone un riesgo para la salud. Pero, ¿cómo medimos esas cantidades si casi todos los alimentos elaborados y envasados contienen este potenciado­r de sabor?

LEER LAS ETIQUETAS

Mi bisabuela tenía una granja en su casa. Mataba la gallina, hacía sopa; luego amasaba el pan del día, hacía los fideos, el estofado, y así todos los días. Nosotros vivimos en otra época, y no podemos tomarnos el tiempo de consumir solamente productos de nuestra huerta. Yo compro casi todo envasado, y hasta las propias verduras vienen con agrotóxico­s que fácilmente penetran en nuestro organismo.

Como tarea principal tenemos la de leer los rótulos de los alimentos que compramos. Se trata de elegir aquellas opciones que sean lo más saludables posibles. Y si todo lo que compras o te gusta tiene glutamato monosódico y grandes cantidades de azúcar y sal, prueba de reducir porciones y de optar por comer sólo algunos días especiales. Elige comer más frutas y verduras, de preferenci­a de procedenci­a orgánica. Si tienes niños, educa su paladar para que no coma tan salado ni tan dulce desde pequeños; pues luego querrán más y más, y rechazarán los productos menos sabrosos.

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