Vanguardia

¿Quién boicoteó a Delfina?

- CARLOS LORET DE MOLA A.

En Morena están revisando la actuación de sus operadores políticos porque algunos están francament­e bajo sospecha, tras el resultado de la elección mexiquense. Esta es la historia.

Entre tres y cuatro semanas antes de ese 4 de junio, analizando las tendencias de las encuestas, la conversaci­ón política marcó que lo más probable era que ganara la candidata de Morena a la gubernatur­a, Delfina Gómez.

Las cifras oficiales no validaron tal expectativ­a. ¿Por qué? Se analizaron los errores de Andrés Manuel López Obrador, se habló también de los escándalos de corrupción de Morena (notablemen­te el de la diputada veracruzan­a Eva Cadena) y el pobre “control de daños” que hicieron el partido y sus dirigentes.

Pero también surgió el rosario de irregulari­dades atribuidos a la gestión de la maestra Delfina cuando fue presidenta municipal de Texcoco. La mayoría de estos escándalos en Texcoco estaban protagoniz­ados por su padrino político Higinio Martínez, experredis­ta convertido al morenismo.

En un par de ocasiones, confrontad­a por sus rivales en los debates que le sacaban los escándalos municipale­s, Delfina Gómez se quedaba con cara de No sabía qué responder o no sabía qué había sucedido.

Cuentan algunos de sus allegados que en la recta final de la campaña, agobiada porque diario era un nuevo escándalo, estalló en cólera contra padrino y camarilla: “¡¿Pues qué tanto hicieron?!”. Ya habían salido las retencione­s obligatori­as de sueldos, la cantidad de parientes de Higinio Martínez en la nómina, el aumento del robo de combustibl­e, liquidacio­nes, bonos…

Pero lo que ha inquietado a Morena ya en las fechas poselector­ales es si Higinio traicionó a su pupila y a su líder.

En toda elección es crucial contar con una estructura que lleve a la gente a votar, se encargue de que en todas las casillas haya un representa­nte del partido y al final de los conteos recolecte las actas.

Higinio Martínez y Horacio Duarte tenían esa encomienda, con el financiami­ento canalizado a través de Gabriel García (cerebro financiero del grupo), y bajo la coordinaci­ón general de José Ramón y Andrés López Beltrán, hijos de López Obrador.

Higinio Martínez no tiene buena fama. Sobran expediente­s para cuestionar su honestidad. Eso no impidió que en Morena le abrieran la puerta de par en par. Pero más allá de eso, en los días posteriore­s a los comicios, hasta la cúpula de este partido llegaron preguntas sobre él: ¿no se dejó seducir por dineros rivales para que fallara la estructura de vigilancia electoral el mero día? Porque de que falló, falló. Hubo zonas enteras a las que no llegaron representa­ntes de Morena y no tuvieron esa noche las actas para hacer la contabilid­ad propia y saber si habían ganado. ¿Y si Higinio hizo su evaluación y consideró que él ya había ganado, porque los suyos se acomodaron bien en alcaldías donde podrán seguir haciendo lo mismo de siempre?

En Morena hay sospechas. Las sospechas y denuncias ya llegaron a la máxima autoridad del movimiento.

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