Kohl ‘El Gigante’
Las imágenes de Helmut Kohl, Canciller alemán y de Francois Mitterand, Presidente francés, dieron la vuelta al mundo y quedaron para la historia. Era el 22 de septiembre de 1984. En esa fecha los dos estadistas se reunieron en Verdun, Francia para recordar a los millones de sus compatriotas, que perecieron en las cruentas guerras mundiales que marcaron a Europa y al mundo. Mitterand tomó de la mano a Kohl al iniciar La Marsellesa. El gobernante francés, socialista y el democristiano alemán dejaron atrás heridas infligidas cuarenta años atrás, difíciles de sanar.
Helmut Michael Kohl falleció el pasado 16 de junio a los ochenta y siete años. Vale decir que Europa y el mundo fueron mejores gracias a su actuación. Inició su carrera política en 1947 bajo el liderazgo de otro gigante de la historia, Konrad Adenauer, durante la reconstrucción alemana de postguerra.
Adenauer, Willy Brandt, Helmut Schmidt, Helmut Kohl, Gerhard, Shröeder y Angela Merkel, son los arquitectos y líderes de una Alemania que se levantó literalmente de las cenizas, tras una guerra y una derrota devastadoras, y se consolidó como una nación desarrollada política, económica, social y culturalmente.
Mientras se desmoronaba el Muro de Berlín, Kohl tendía puentes entre Gorbachov, Bush y Erich Hönecker, líder de Alemania Oriental, quien a principios de 1989 aseguraraba que el Muro de Berlín habría de subsistir otros cien años.
El desmantelamiento del bloque soviético y la acción concertada de occidente, con Mitterand, Thatcher, Kohl, Reagan, Bush y Juan Pablo II, desataron una revolución pacífica. Si bien el muro apresuró su caída por un error de comunicación, cuando un funcionario de Alemania Oriental pareció anunciar la apertura de la frontera entre las dos Alemanias. El supuesto anuncio desató un entusiasmo desproporcionado en ambos lados del muro, inició con guardias fronterizos confusos frente a la afluencia de decenas de miles de personas. ¿Qué hacer? Nadie daba instrucciones claras, cedieron a la presión y esa misma noche, el muro cayó.
Kohl regresó a Berlín justo a tiempo para presenciar la caída del muro y se abocó de inmediato a reunificar Alemania. La idea encontró enormes resistencias tanto en su partido como en la oposición Social Demócrata. También en el plano internacional hubo resistencia, ni la derecha conservadora de Thatcher, ni los socialistas de Mitterand veían la idea con buenos ojos, las repercusiones políticas y económicas serían muy costosas. A fin de cuentas era cosa de dinero, asimilar un país en ruinas costaría una fortuna.
Nada detuvo a Kohl. Con al apoyo de la mayoría legislativa de la RFA, de Alemania Oriental, de Bush y, entre otros, de Felipe González, Francia y el Reino Unido tuvieron que aceptar lo inevitable. Margaret Thatcher, “La Dama de Hierro”, ironizó, “les hemos ganado dos guerras en este siglo y ahora de nuevo están aquí”.
La caída del muro, la unidad alemana y las bases para la Unión Europa, son el legado de Helmut Kohl. En entrevista con Deutsche Welle, Felipe González recordó una conversación con Kohl. Quedó grabada en su memoria esta frase: “Quiero una Alemania europea, no una Europa alemana”.
Yo tenía veinte años cuando visité Bremen, corría el verano de 1998 y se desarrollaba la Asamblea Nacional de la Democracia Cristiana Alemana que nuevamente elegía como su candidato a Kohl. Asistí con un grupo de “Jóvenes Políticos de América Latina” invitado por la Fundación Konrad Adenauer. Representaba a Acción Juvenil del PAN. Conocimos en varias semanas, las entrañas de la CDU y de la Alemania que encabezó Helmut Kohl. Recuerdo una enorme fotografía en una plaza berlinesa que mostraba una cara de Berlín totalmente destruida, junto a una ciudad reconstruida, pujante y moderna. Era la Alemania moderna y Helmut Kohl era su líder.