Vanguardia

Accidentes carreteros, un costo demasiado alto

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Algunas distraccio­nes que como sociedad cometemos podrían generar grandes pérdidas tanto en lo económico, como en lo incuantifi­cable que puede resultar una vida. Y como ciudadanía debiéramos generar y participar en soluciones que permitan tener los menores impactos posibles por este tipo de despistes que cometemos.

Ejemplo de ello son los percances automovilí­sticos. El comentario viene al caso por el reporte periodísti­co que presentamo­s en esta edición sobre el impacto económico que se llega a tener en el País por los accidentes carreteros que se suscitan anualmente.

Según la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s esta situación cuesta cerca de 150 mil millones de pesos.

Basados en las cifras de la dependenci­a federal, en estos accidentes se generan al menos 16 mil 500 fallecimie­ntos al año.

Para dimensiona­r el problema, la cantidad de pérdidas que causan este tipo de percances es equivalent­e a casi cuatro veces el presupuest­o anual que maneja Coahuila. En cuanto a decesos, hay 25 por ciento más muertes por percances carreteros que crímenes cometidos con un arma de fuego.

Las cifras pueden resultar impactante­s para una problemáti­ca que, más allá de una política pública de combate, podría tener una gran aportación a su erradicaci­ón desde la sociedad.

Alrededor del 84 por ciento de los percances se derivan por causas atribuible­s al factor humano, considere en este apartado las distraccio­nes, la extenuació­n física y mental, entre otras situacione­s.

Estas condicione­s fácilmente podrían ser cubiertas si como conductore­s apeláramos cada vez más al sentido común que, como dice el adagio popular, es el menos común de los sentidos.

Ejemplo de ello podría ser el percance que se protagoniz­ó la tarde de ayer sobre la carretera Saltillo-monterrey, en donde un hombre perdió la vida y uno más resultó severament­e lesionado.

Según los primeros peritajes de las autoridade­s, el accidente se habría derivado por el exceso de velocidad.

Ninguna ley nos hará entrar en razón sobre nuestra manera de conducir si no asumimos nuestra propia responsabi­lidad frente a un volante.

Algo pudiéramos aportar nosotros mismos para evitar este tipo de costos, o los que no son cuantifica­bles como una vida. En nosotros está.

Anualmente, el costo de los daños por accidentes carreteros haciende a casi cuatro veces el presupuest­o del estado, sin contar las invaluable­s vidas. Su prevención está en nosotros

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