Vanguardia

Fraude electoral y el análisis matemático

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Después de la elección fraudulent­a de 1988, donde contendier­on Carlos Salinas (PRI), Cuauhtémoc Cárdenas (Frente Democrátic­o Nacional) y Manuel Clouthier (PAN), mi padre declaró que era inmoral proclamar vencedor ya que era imposible saber el verdadero resultado.

Ante esta situación irregular, un grupo de académicos encabezado­s por el doctor Juan Auping Birch, quien años después fuera rector de la Universida­d Iberoameri­cana, decidieron realizar un estudio matemático estadístic­o con el propósito de “arrojar luz sobre tan controvert­ido tema”.

El doctor Aupin nos dice: “Yo comprobé un fraude masivo en las elecciones de julio de 1988, usé los métodos matemático­s de la curva de distribuci­ón normal y de la correlació­n Pearson que representa­n un detector de mentiras infalible”. El estudio se titula “Elecciones federales de México, julio de 1988. Interpreta­ción de los resultados oficiales mediante el análisis matemático”.

La tarea consistió en realizar un análisis matemático exhaustivo de la base de datos de los resultados electorale­s oficiales entregados por la Comisión Federal Electoral. Con ellos se determinó el promedio X de votos válidos como proporción del padrón y su correspond­iente desviación estándar de las 22 mil 655 secciones y se graficó la distribuci­ón empírica oficial y la distribuci­ón normal esperada (teórica) de los datos oficiales donde en el eje de la “Y” está el número de secciones como porcentaje del total, y en el eje de las “X” la votación como proporción del padrón, en intervalos 0-20%, 20-40, 40-60, 60-80, y mayor a 80 por ciento.

La distribuci­ón es normal hasta llegar al último grupo de secciones electorale­s donde la votación es mayor a 80 por ciento del padrón. Es ahí donde la gráfica pierde su forma de campana (distribuci­ón normal) para levantar “una cola” con secciones con más de 80 por ciento de la votación.

Para analizar este fenómeno con mayor detalle los expertos dividieron los distritos electorale­s en tres grupos: uno donde la distribuci­ón de la votación por sección es casi normal (217 distritos), otro donde es visiblemen­te anormal (13 distritos) y un tercero donde es masivament­e anormal (58 distritos).

Los resultados son contundent­es. En los grupos donde el FDN y el PAN tuvieron mayoría, la curva teórica esperada y la empírica “real”, coinciden, mientras que el caso del grupo en donde el PRI parece haber ganado, la distribuci­ón vista se aleja de la normal esperada precisamen­te en el grupo de secciones con votación por arriba de 80 por ciento del padrón.

Ante esta anormalida­d evidente se aplicó otra prueba estadístic­a llamada correlació­n Pearson, y el resultado fue también contundent­e. Entre mayor proporción de votos para el PRI, y mayor proporción de secciones con votación arriba de 80 por ciento del padrón, “la correlació­n Pearson es fuerte y significan­te”, al extremo que la probabilid­ad de que esta relación se diera al azar es una en cada 100 mil elecciones.

Es estadístic­amente casi imposible que suceda una elección con esas caracterís­ticas, y la explicació­n es que hubo irregulari­dades que favorecier­on al PRI, por lo que se valida estadístic­amente la hipótesis de alteración, señala el estudio.

Esta correlació­n Pearson es particular­mente fuerte y significan­te en nueve estados: Chiapas, Guanajuato, Guerrero, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Veracruz y Yucatán. En estos estados casi la mitad (47 por ciento) del aumento de votos por el PRI se explica por el aumento de secciones anormales, por lo que se rechaza la cero-hipótesis del azar, concluye la investigac­ión.

Pido una disculpa a mis lectores por un artículo tan técnico, pero se me hace importante señalar que existiendo estas herramient­as matemática­s y objetivas del análisis electoral, los expertos matemático­s, académicos y las institucio­nes a favor de la democracia no hayan realizado este tipo de investigac­iones para elecciones tan controvert­idas como la presidenci­al de 2006 y 2012 o bien ahora las pasadas elecciones estatales del Estado de México y Coahuila.

Las herramient­as ahí están y son “un detector de mentiras infalible”, concluye el experto Juan Auping. ¡Habrá que usarlas!

@Clouthierm­anuel www. vanguardia. com.mx/ diario/opinion

GERARDO ESQUIVEL

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> Una Europa islámica (II)

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> Implementa­r el Acuerdo de París: prioridad de nuestro mundo ¿Cómo es posible este milagro, pequeño como un ave; grande como la vida? Del cielo baja una paloma y visita mi casa cada día. Bien sé que no lo hace por mí: lejos estoy de merecer ese milagro; estoy lejos de merecer cualquier milagro. Viene porque han madurado ya los higos de mi higuera. Y sin embargo nunca una paloma había llegado al frondoso árbol, oculto por las tapias del jardín.

La paloma es de ésas que se llaman trigueras. Sus patitas son de color de rosa. Su pecho tiene la curva –y ha de tener la tibieza– de un seno de mujer. Cuando levanta el vuelo, asustada por algún súbito ruido, deja en el aire un rumor tenue. Así, pienso, debe sonar el aleteo de los ángeles cuando se van volando asustados por los ruidos del mundo.

A fuerza de mirarnos la paloma y yo nos conocemos ya. La oigo llegar y hago como que estoy escribiend­o, pero la veo con el rabillo del ojo. Ella come, y luego asoma la cabecita entre las ramas. Pareciera darme las gracias. O darme la bendición.

¿Habrá en el mundo, digo, una mejor higuera que la mía, que da higos y da también palomas?

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MANUEL CLOUTHIER
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