Vanguardia

Valentín Pimstein: In Memoriam

- ABUNDIO NOVELLO Comentario­s a: sopeoperas@yahoo.com

Apenas hace una semana lamentábam­os el deceso del galán y primer actor de telenovela­s Antonio Medellín, cuando el martes pasado nos enteramos del deceso a los 91 años de edad del productor Valentín Pimstein.

Pero si la generación millennial si acaso se dio por enterada de quién era Don Antonio Medellín sólo por haber formado parte del elenco de la más reciente telenovela de Sebastián Rulli y Angelique Boyer, “Tres veces Ana”, del 2016, la que sería la última en la trayectori­a del histrión, del “rey de la novela rosa” mucho menos iban a saber a pesar de que a Pimstein se deben uno de los primeros éxitos del género en su etapa inicial como lo fue el clásico “Gutierrito­s”, de 1958, y de ser quien dio algunas de las más importante­s telenovela­s del siglo XX como lo fueron Ofelia Medina (“Rina”); Lucía Méndez (“Viviana”); Verónica Castro (“Los Ricos También Lloran”) y Thalía (“María Mercedes”), entre otras.

Yo fui de los que crecí con el trabajo de Valentín Pimstein cuando de niño fui seguidor de uno de sus grandes éxitos de la década de los 70, “Mundo de Juguete”, una de las de mayor duración (de 1974 a 1977) apenas después de “El amor tiene cara de mujer”, de 1971, también producida por él, refrito de una telenovela argentina titulada “Papá Corazón” y en la que cobijó a una niña descubiert­a en un programa de Capulina, Graciela Mauri, de un elenco de primerísim­os actores la mayoría del cine clásico mexicano como Sara García, Gloria Marín y Evita Muñoz “Chachita”, entre otros.

Fue Don Valentín quien inauguró precisamen­te después de terminar de producir “Mundo de Juguete” en 1977 el horario estelar de las telenovela­s de Televisa a las 9 de la noche con una telenovela transgreso­ra para su época puesto que su protagonis­ta era una joven jorobada y fea interpreta­da por una primera actriz como Ofelia Medina en el éxito “Rina”, y si a temas fuertes para entonces nos vamos cómo olvidar el primer gran éxito de Lucía Méndez como protagonis­ta en “Viviana”, de 1978, donde una joven virginal de una playa mexicana es engañada por un galán capitalino (Héctor Bonilla) quien a pesar de hacerla su esposa comete bigamia por casarse con la hija de su jefe (Maricruz Olivier) y al seguirla Viviana a la capital termina como víctima de una tratante de blancas (Isabela Corona).

Lo que sí es un hecho es que la telenovela mexicana tiene un antes y un después de “Los Ricos También Lloran” (1979), un serial que iniciado en el horario vespertino se trasladó al nocturno para ser un éxito no sólo nacional sino continenta­l e internacio­nal, haciendo de Verónica Castro una reina del género desde México hasta Rusia pero quien no se dejó que Don Valentín le impusiera una falda “porque en sus telenovela­s ninguna mujer se ponía pantalón” al hacer “Rosa Salvaje”, de 1987, haciendo uno de sus personajes más memorables. Thalía fue la última diva que él descubrió, en realidad un híbrido de Verónica en “Rosa Salvaje” más que de Ofelia Medina porque “María Mercedes” era un refrito de “Rina”, y sin Don Valentín sólo queda afirmar: Ya no las hacen como antes.

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