Sucedió en Facebook
“Lo leí en Facebook; y si en Facebook se publica, debe ser cierto”. Este, sin duda, podría ser el estribillo expresado por millones de seres humanos que usan la referida red social como principal medio para informarse. Quienes no lo dicen, al menos lo piensan. Con bastante facilidad muchos de nosotros, mujeres y hombres adultos, jóvenes, niñas y niños somos atrapados sin remedio en la red de las redes. Tal vez sucede con mayor frecuencia en un País como el nuestro. No podemos negarlo, somos un pueblo altamente creyente. Creemos en todo; desde la polaroid que tuvo a bien dejarnos la morenita aparecida en el cerro del Tepeyac (perdóname mamá, sé que pronto recibiré tu regaño por este sacrilegio; el chanclazo es opcional), hasta la existencia de constantes avistamientos extraterrestres. Recordemos un video que se hizo viral, en el que un simpático y algo alcoholizado personaje, afirmaba haber sido raptado por visitantes de otros mundos, quienes lo habían llevado a conocer “La Cuarta Vertical”, donde el mar es de tres colores y los extraterrestres están “bien bonitos”. Las redes sociales ayudan a confundir y exacerbar nuestras creencias.
Por otra parte, también ahí pueden encontrarse noticias importantes, pero esas parecen pasar desapercibidas para los internautas que buscan ávidamente notas morbosas, aunque sean fake. ¿Qué más da?, si lo lees en Facebook, fake o no, tiene valor.
Me lo explicó con paciencia un extraordinario amigo: hay una gran diferencia entre la opinión pública y la opinión publicada. Las redes penetran con mayor intensidad que los medios tradicionales y logran que la opinión pública sea moldeada por la información que ahí se difunde, sea real o no. Dicho de otra forma, una mentira que se publica y comparte miles de veces puede llegar a reconocerse como verdad en el imaginario colectivo.
Seguramente, Antonio Solá, asesor contratado por el PAN de Coahuila para iniciar la guerra sucia, sabía bien los alcances de las redes sociales. De ahí que el ibérico naturalizado mexicano haya elegido precisamente Facebook como el mecanismo idóneo para divulgar la narrativa construida perversamente con el propósito de generar la percepción de un fraude electoral, que por supuesto nunca existió.
De acuerdo al estudio “Hábitos de los Usuarios de Internet en México 2017”, publicado el pasado mes de mayo en El Economista, en nuestro país existen 70 millones de usuarios; es decir, la red penetra en 63% de la población mexicana. seis de cada 10 obtienen información de los procesos electorales a través de internet y, de estos, nueve de cada 10 buscan este tipo de información a mediante redes sociales. De hecho, 83% de los internautas en México utilizan internet con el propósito de acceder a las referidas redes, y 95% de los usuarios prefieren Facebook para mantenerse informados. Como si esto fuera poco, en promedio, cada internauta pertenece a cinco redes sociales distintas, y tan solo 1% no se encuentra registrado en ninguna. De ahí que el riesgo que implica la divulgación indiscriminada de información falsa es enorme.
Aquí en confianza, en ese universo fue sembrada la duda, a través de notas y pruebas falsas; imágenes que ni siquiera pertenecen a nuestro estado, encuestas maquilladas y declaraciones tergiversadas. Poco a poco, la verdad está saliendo a la luz; sin embargo, aún hay una buena cantidad de “difusores”, cuyo trabajo consiste en continuar abonando a la teoría del fraude. Ante este escenario, no es difícil irse con la finta. Así, la percepción de unos, se convierte en la realidad de otros.
En este momento siento la necesidad de saber qué circula a través de las redes. Hago una pausa en la escritura para abrir mi perfil de Facebook, y doy un rápido vistazo al Time Line; parece que la muerte del laureado artista plástico José Luis Cuevas ha causado conmoción, incluso entre aquellos que no conocían su obra. Luego, me tropiezo con una noticia “impactante”: la Secretaría de Salud del Gobierno de la Republica recomendó no escuchar los temas de José José en soledad, porque sus letras y melodías incitan al suicidio. No es broma, está publicado en Facebook y seguramente habrá quien lo creerá y hasta compartirá esta falsa información. Al ver la nota, solo atino a enviar un mensaje a mi hija: menos face y más
le advierto enfático.
@Ivo_garza www. vanguardia. com.mx/ diario/opinion
CÉSAR CAMACHO
> Más y mejor seguridad y justicia penal
MIKEL ARRIOLA
> Informe sobre la situación financiera del IMSS
JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ
> Daños autoinfligidos y lamentos extemporáneos ¿Recuerdas, Terry, la vez que se soltó el perro de Juan Gauna?
Enorme era ese perro, y bravo, pues siempre lo tenían amarrado. Aquel día rompió la cuerda que lo ataba y se lanzó furioso hacia nosotros, que en ese momento pasábamos frente a la casa. Mi esposa y yo nos pusimos frente a los niños, para protegerlos, y esperamos la acometida del animal.
Entonces, Terry, tú fuiste contra él, abiertas las fauces, erizado el pelo. Eras pequeño de tamaño -al fin un cocker spaniel- pero atacaste al que nos atacaba. El perrazo se detuvo, vacilante, y luego se escurrió hacia su lugar.
Tú, sin quitarle la vista, esperaste a que nos alejáramos, y luego te reuniste con nosotros como si nada hubiera sucedido. Mis hijos te abrazaron, y mi mujer te dijo: “Gracias, Terry”.
Me sigues protegiendo, perro mío. Cuando tengo un mal sueño te apareces, y tus ladridos hacen que la pesadilla se disipe. Estoy tranquilo: sé que a la llegada de la sombra estarás tú para cuidarme de ella. Las tinieblas huirán al verte. Entonces te abrazaré y te diré de nuevo: “Gracias, Terry”.
¡Hasta mañana!...