Vanguardia

LA DESAFORTUN­ADA ‘GYPSY’

- CALLADITA RAMÍREZ Mi calificaci­ón para “Gypsy”: 60 de 100. Mi Twitter: @Calladitar

¡Ah, cómo le ha llovido a la serie de Naomi Watts! Netflix estrenó hace un par de semanas “Gypsy”, un proyecto que aunque ha sido vapuleado por la crítica, ha conseguido llamar la atención de la audiencia y es uno de los más vistos en estos momentos.

“Gypsy” es una serie mal lograda, que de cualquier manera posee dos o tres momentos interesant­es. Su argumento en la teoría parece buenísimo, pero a la hora de la ejecución resultó trillado, inconsiste­nte y hasta insípido en más de la mitad de la temporada. Así es, este thriller psicológic­o-sexual comienza a tomar forma hasta el penúltimo capítulo, cuando quizá ya bastantes espectador­es estén hartos de seguirle el juego.

En el trailer lanzado por Netflix, “Gypsy” se nos vendía como una nueva serie producida por la directora de “50 Sombras de Grey”, Sam Taylor-johnson. No sé quién les dijo que eso sería buena publicidad… pero en fin, se lanzó esta propuesta, supongo que con la intención de atraer al público femenino adulto, y la triste realidad es que pudo haber sido mucho mejor.

En “Gypsy”, Naomi Watts interpreta a Jane, una psicóloga con problemas para marcar los límites con sus pacientes. En su retorcida manera de ayudarlos (o no sabemos realmente si lo que pretende es mantenerlo­s en el pozo), se hace pasar por una periodista para acercarse a la gente relacionad­a con quienes ella atiende. La trama se complica porque Jane está casada (con Billy Crudup) y tiene una hija, y su otra personalid­ad –al estilo de Jekyll y Hyde– es supuestame­nte una mujer soltera con tendencias homosexual­es.

Naomi Watts es una excelente actriz, pero con todo el peso que cargaron sobre sus hombros para sostener esta historia, su personaje resulta cansado hacia la mitad de los episodios. Si a esto le añadimos la falta total de química entre los personajes, los diálogos odiosament­e pretensios­os y el ritmo soso con el cual avanza, tenemos que la premisa de supuesto erotismo suspenso, termina convertida en thriller erótico chafa de los años ochentas, o sea: ni tan thriller ni tan erótico.

Es una lástima, porque realmente “Gypsy” presenta dos o tres tratamient­os fundamenta­les sobre el comportami­ento humano, los juegos de poder, la seducción y sobre todo, el miedo al compromiso… pero no al compromiso matrimonia­l, sino a todo tipo de atadura, a los modelos de vida tradiciona­l. Los desacierto­s, sin embargo, inician desde el guion. Nada en “Gypsy” se siente auténtico ni relevante hasta que llegan los capítulos finales. Es una apuesta algo arriesgada… esperar hasta el último momento para ofrecer un verdadero thriller psicológic­o.

Por lo pronto, me encanta que también podamos ver a la magnífica Naomi Watts en “Twin Peaks”, en una nueva colaboraci­ón entre la actriz y David Lynch, después de la exitosa “Mulholland Dr.”. Y a Billy Crudup… esperemos mejor que haga un buen trabajo en “La Liga de la Justicia”.

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