Un nuevo fantasma recorre el mundo
elementos y a más profundidad. Por ejemplo, he seguido documentales de muchas horas en el National Geographic en donde se exponen los dramas por los que atraviesan grandes sectores de la población en California y en Detroit.
Se señala que en California, en el Valle de San Joaquín, los sembradíos de enormes cantidades de hectáreas de almendros, granados y albaricoques, consumen más del 80 por ciento del agua disponible en los acuíferos, y la gente, los pobres en su mayoría, están condenados a consumir agua con arsénico. Muestran el líquido que llega sus grifos y es amarillento, intomable; hay casos en los que pasan semanas y no los abastecen, por lo que tienen que recurrir al servicio de pipas, el cual es mucho más caro, además en las localidades donde el servicio es permanente y el agua de calidad, su precio ha aumentado en forma exagerada, por lo que también los pobres pueden quedarse meses sin abastecimiento y las autoridades hacen mutis, esto pasa en el país más desarrollado del mundo.
En el caso del Valle de San Joaquín, los investigadores preguntan ¿por qué se dan privilegios a los agricultores que siembran productos para la exportación que son un lujo y para gente adinerada y no se exigen siembras para la alimentación cotidiana de la canasta básica de la gente?, ¿por qué se permite que los acuíferos se sobre exploten cuando ya hay signos evidentes de su agotamiento? Sé que usted ya dio la respuesta, el dinero y así es.
Un caso de horror es el ISIS, del Estado Islámico, cuyos miembros se apoderan de los pozos de agua y la suministran discrecionalmente a condición de que la gente acepte convertirse a su religión, de ahí que las zonas que ocupan están sujetas a grandes migraciones. Israel desaliniza el agua marina, pero no comparte el suministro con los palestinos y de hacerlo es a precios inalcanzables para éstos, así que el panorama de agotamiento del vital líquido es más que amenazante.