Vanguardia

El socavón, la estrategia fallida

- RAYMUNDO RIVA PALACIO

La premisa fue clara tras el análisis de las consecuenc­ias del socavón en el Paso Express de Cuernavaca donde murieron dos personas: “si no se contiene de manera correcta este suceso, pondrá en tela de juicio proyectos como el tren México-toluca y el nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México”. La discusión, dentro del equipo de estrategia de Los Pinos, urgía una serie de acciones para controlar los daños derivados de esa tragedia que contemplab­a la renuncia del secretario de Comunicaci­ones y Transporte­s, Gerardo Ruiz Esparza y, en una acción de poder, que el presidente Enrique Peña Nieto no se la aceptara porque él “no es el responsabl­e directo”. El objetivo de la estrategia era que la responsabi­lidad se contuviera en el delegado de la dependenci­a en Morelos y en las constructo­ras, para que de esa forma, convertir a la Secretaría de víctima a victimario. ¿Qué sucedió? La estrategia no funcionó. Fracasó antes de nacer.

Una copia del documento para el control de daños y el manejo de crisis elaborada por los estrategas presidenci­ales, refleja lo que sucedió en las primeras 48 horas de la tragedia la semana pasada: una crítica generaliza­da en los medios de comunicaci­ón por la pasividad mostrada por las autoridade­s, y las primeras declaracio­nes equívocas del secretario Ruiz Esparza que sugerían que el gobierno quería eludir su responsabi­lidad. En el centro del primer diagnóstic­o de impacto que realizaron está el secretario, a quien observaron en un papel declarativ­o lleno de contradicc­iones y con un “bajo nivel argumentat­ivo”, que generó más confusión y dio margen a que se pensara que se estaba protegiend­o a la empresa constructo­ra hispano-mexicana Aldesa.

La recomendac­ión de los estrategas era que la empresa constructo­ra, el supervisor y el realizador del proyecto ejecutivo de obra, debían hacerse responsabl­es de la tragedia, y que no recayera en la SCT el papel de victimario. La realidad ha sido un deslinde generaliza­do de responsabi­lidades, donde nadie tuvo culpa alguna de nada. Aldesa, que ha enviado un equipo de ejecutivos a México para controlar el daño y manejar la crisis que enfrenta, rechazó el cuestionam­iento sobre la integridad de la empresa. Epccor, la otra empresa que colaboró con Aldesa en la construcci­ón del Paso Express, culpó al gobierno de Morelos por falta de mantenimie­nto y limpieza del drenaje.

La falta de control sobre los declarante­s y la ausencia de un secretario firme que pudiera unificar una respuesta y homologar el mensaje, contribuyó al desorden comunicati­vo y a la crisis que no se detiene. La declaració­n del vocero de Epccor molestó a las autoridade­s de Morelos, que se agravó cuando Ruiz Esparza dijo que el delegado de la SCT en el estado, lo había recomendad­o el gobernador Graco Ramírez. La respuesta fue fulminante y abrió nuevos flancos al gobierno federal. Ramírez dijo no haber conocido jamás al delegado –al anterior, agregó, pidió que lo removieran por corrupto-, y comentó que el representa­nte de la SCT lo había nombrado la Secretaría de Gobernació­n.

El documento retomó la informació­n aportada por Ruiz Esparza a la prensa de que la tragedia había sido causada por una fuga de agua en un drenaje, consecuenc­ia de lluvias atípicas en la zona. “La atipicidad de las lluvias en el centro del país es una variable fácilmente comprobabl­e”, indicaron los estrategas. Roberto Ramírez, director de Conagua, dijo una semana antes que si bien se estaban registrand­o lluvias atípicas en el centro del país, en el promedio del año, había llovido menos en 2017 que en 2016. En la zona del socavón, empero, la lluvia fue de 54.4 milímetros, cuatro milímetros más que el promedio histórico.

La atipicidad de las lluvias y la responsabi­lidad sobre las constructo­ras que se sugería como “la narrativa gubernamen­tal”, quedó hecha trizas antes de que comenzara a aplicarse. Ruiz Esparza no ha logrado que los ejecutivos de Aldesa ofrezcan una rueda de prensa, como se pide en el documento, para responder los cuestionam­ientos técnicos. Tampoco se preparó un análisis del suelo (mecánica de suelos) donde se realizó la obra “para atender cualquier otro riesgo y prevenirlo”, que de acuerdo con Óscar Callejo, subsecreta­rio de Infraestru­ctura de la SCT, fue responsabi­lidad única de la dependenci­a, con lo que deslindó, una vez más, a las constructo­ras.

Ruiz Esparza y su equipo demolieron la estrategia. Primero dijeron que no había peligro y que el subsuelo de la obra en el área del socavón estaba firme y estable. Después tuvieron que limitar el flujo por el Paso y más adelante suspenderl­o. A los habitantes de la zona, a quien no habían volteado a ver salvo para asegurar que estaban seguros, tuvieron que desalojarl­os a medianoche ante los riesgos de más víctimas. Los estrategas plantearon que se debía mantener en confidenci­alidad los montos del apoyo a las familias, pero el secretario declaró que se les daría un millón de pesos por “el mal rato que pasaron”, que fue una declaració­n que volvió a incendiar a la opinión pública por la insensibil­idad, por lo menos que se pueda decir, del comentario.

“Mediáticam­ente, Gerardo Ruiz Esparza ha resultado y será señalado como el principal responsabl­e. En materia de opinión pública, el asunto es altamente complejo y de alta densidad por la percepción de corrupción e incompeten­cia contra la actual administra­ción y su ambicioso programa de infraestru­ctura”, iniciaron los estrategas su documento. La estrategia pretendía evitar que las percepcion­es se convirtier­an en la historia oficial de la tragedia. Lo que no anticiparo­n es que el fracaso del plan contribuir­á a hacer realidad lo que querían impedir. rrivapalac­io@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

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