Vanguardia

Un tsunami de cocaína

- @Carloslore­t CARLOS LORET DE MOLA A.

Las autoridade­s de México y Estados Unidos están en alerta por un asunto que una fuente de alto nivel del gabinete de seguridad de nuestro País me definió como: “ahí viene un tsunami de cocaína”.

Según informes oficiales a los que tuve acceso, el proceso de pacificaci­ón en Colombia ha tenido una derivada indeseable: trascendió que la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucion­arias de Colombia (FARC) pidió como condición para sentarse a negociar con el Gobierno que cesaran las fumigacion­es de los sembradíos de hoja de coca en el territorio que estaba bajo su control.

Por décadas, se denunció que el tráfico de drogas era una fuente de financiami­ento de este grupo subversivo. Un argumento favorecido por la guerrilla es que las fumigacion­es dañaban a los agricultor­es legales y causaban problemas graves de salud a la población más pobre, efecto que respaldó la Organizaci­ón Mundial de la Salud.

El Gobierno colombiano accedió a la condición de las FARC y esto tuvo como consecuenc­ia que, según fuentes de inteligenc­ia de ese país sudamerica­no, las bodegas del narcotráfi­co están hoy llenas de cocaína. Sin fumigación durante los años que duraron las pláticas de paz, los sembradíos de hoja de coca produjeron lo que nunca antes, con la nueva participac­ión de productore­s individual­es que se aprovechar­on del vacío. Al grado que apenas este 12 de julio la ONU entregó un informe en el que dice que la siembra de la hoja de coca en Colombia creció 52 por ciento en 2016 y el presidente Donald Trump pidió a su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, reiniciar esa fumigación.

De acuerdo con el Gobierno mexicano, antes de ser capturado, Joaquín “El Chapo” Guzmán se había convertido en el principal intermedia­rio para que la cocaína colombiana tuviera distribuci­ón en México y llegara al mercado de Estados Unidos.

Ahora ese lugar lo quiere ocupar Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación. Es un negociazo. Acaso rebasado por la comerciali­zación de cristal, que domina esta organizaci­ón criminal, y se ha vuelto droga predilecta del mercado estadounid­ense. Basta ver cómo han crecido las importacio­nes de sus precursore­s químicos que llegan desde China a los principale­s puertos del Pacífico mexicano.

El cristal vive un lamentable boom en Estados Unidos –es altamente adictivo y daña rápida y brutalment­e a los consumidor­es– y compite con la heroína, que ha quintuplic­ado su consumo en una década. Para muchos especialis­tas, el repunte de la demanda de cristal es un factor muy relevante en el aumento de la violencia en la zona productora de goma de opio (precursor de la heroína) en Guerrero.

Atrás quedaron los tiempos en que la mariguana era la principal fuente de utilidades para los narcos mexicanos. Entre que pasó de moda, que es legal en muchos de sus estados y que ha crecido la producción en su propio territorio, Estados Unidos ya es autosufici­ente y no necesita importar “mota”.

Con este escenario, el diagnóstic­o de las autoridade­s mexicanas es que hay demasiada cocaína disponible en el mercado y eso incide también (es un factor, aunque no el más importante) en azuzar la violencia entre cárteles por el control de las rutas de exportació­n y de los puntos de venta al menudeo dentro del territorio nacional.

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