BALLET FOLKLÓRICO DE MÉXICO
Un viaje por las danzas de nuestro país que hipnotizó a los saltillenses en el cierre de las celebraciones por el aniversario 44o de nuestra ciudad, y con el transcurrir de la noche se llenó de alegría, música, color y fuegos pirotécnicos
Fresco está aún el cierre del Festival Internacional Saltillo 2017 que lleno de colorido y música hipnotizó a los saltillenses que se dieron cita en la Plaza de Armas desde temprana hora.
La plaza lució abarrotada, a pesar de que se colocaron sillas, la mayoría de los asistentes aguantaron de pie las dos horas de presentación del Ballet de Folklórico de México de Amalia Hernández en el recorrido artístico de danza que tuvo lugar en el escenario montado en la plaza.
El ballet comenzó con el baile de los matlachines ataviados con vistosos colores y su penacho de comal, de inmediato el público se sintió identificado, aunque el signo de identidad de nuestra ciudad es el matlachín espejado.
El viaje coreográfico continuó por el estado de Guerrero con "La Tarima de Tixtla" y su Mariquita; luego con "Los Gorgoros" y con ellos Zacatecas se puso ante los ojos del público. El ballet no olvidó un pasaje de la historia al presentar cuadros revolucionarios como Juana Gallo y La Adelita, que a más de uno hizo emocionarse.
Terminado el baile, sin oportunidad de un respiro, un charro hizo gala de su habilidad en el floreo de la reata, un ejercicio bastante difícil e igual de hermoso que ha adquirido características muy propias del jinete mexicano y que sirvió como inicio para la presentación de "La Charreada" con diferentes sones jaliscienses.
El viaje continuó con los emblemáticos sones jarochos, “La Morena” abrió el cuadro para la "Fiesta de Tlacotalpan" y un probadita del carnaval de Veracruz. El recorrido dancístico de la huasteca potosina desfiló ante los ojos de los espectadores con un cuadro trágico de amores un hombre a caballo (montado en un juguete mexicano) que va rumbo a su boda, pero tropieza con el destino: la mujer que le corresponde. Ya en la boda un pretendiente desdeñado por la novia es eliminado a machetazos, su muerte apenas interrumpe la fiesta que el ritmo de los sones enardece, y como buena fiesta mexicana "el muerto al pozo y el vivo al gozo".
Un solitario bailarín trajo la tierra yaqui con la tradicional Danza del Venado, quien con su aparición recordó la belleza inmaculada de un ser místico entre los indígenas de esa región. Los paskolas lo rodearon mediante movimientos que simularon la cacería del animal hasta que cayó herido y luego de reponerse sucumbió nuevamente para morir bella y tristemente en medio del escenario.
Las intervenciones musicales de los soneros veracruzanos, huastecos y el mariachi entre cada una de los cuadros del ballet, alimentó la emoción y el sentimiento del público que con aplausos agradecieron su profesionalismo y a pesar del cansancio por permanecer de pie, ninguno se movió de su lugar esperando la siguiente intervención del Ballet de México.
La sorpresa sobrevino cuando al cierre del evento los bailarines se movían cadenciosamente con el Danzón Nereidas y los fuegos pirotécnicos fueron la señal de que los festejos a nuestra ciudad habían culminado llena de colorido y música.