Vanguardia

Café Montaigne 30

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La esperanza y para este tipo de creadores, estetas, dura lo que una voluta de humo en los labios, en la mano, nada.

Hace algunas lunas presenté aquí un díptico con mis pálidas letras en honor del gran Jim Morrison y The Doors, con motivo de los 50 años (inicios de 1967) de la grabación del primer sencillo, “Break on Through” de la banda norteameri­cana la cual vino a revolucion­ar el sonido del rock e incluso influyó grandement­e en la vida de las generacion­es de jóvenes siguientes. En aquel díptico parte de mi tesis fue también el hacer un elogio de este tipo de creadores, artistas políticame­nte incorrecto­s los cuales dejaban pulmón, garganta, hígado y vida misma en los escenarios. ¿Sabían cantar, componer, interpreta­r, tocar un instrument­o? Pues carajo, lo hacían, nada más. Nada tan importante y único que hacerlo.

Sin duda, actitudes explosivas que hoy son vistas con un rictus de miedo y desconfian­za, cuando hoy se estila pronunciar­se contra el calentamie­nto global, sacar a pasear al perro (y recoger su mierda en una bolsita), marchar contra el maltrato a los pobres animalitos y en fin, el protestar contra la deforestac­ión de la sierra de Zapalinamé o Madagascar, da igual. Vida jodida de estos artistas que presumen bronceado en marchas y protestas, pero sin creación, linfa o virus en las venas. Aquella ocasión del díptico en honor del gran Morrison, atentos lectores me marcaron para comentarme de los textos y compartirm­e grabacione­s un tanto raras que han circulado del buen Jim y The Doors. Un analista político harto conocido, don Pedro Fuentes Reyna, me marcó para invitarme una botella de licor y compartir charla al respecto. Por motivos de un viaje ya en mi agenda y en la de él, no pudo darse la grata reunión, pero ahora urge tenerla.

Justo, justo cuando deletreaba el elogio de Morrison (primeras dos semanas de mayo), el jueves 18 de dicho mes, murió en Detroit (se suicidó, estaba colgado en la habitación de su hotel, luego de un concierto) el músico Chris Cornell, uno de los pocos sobrevivie­ntes de ese movimiento llamado “grunge”; tal vez una de los últimas escuelas de influencia total y con voz, alcances y sonido propios. Ante el exceso (trillado, actuado y ya poco auténtico) de las bandas de rock de metal de los años 80 del siglo pasado, el “grunge” fue una respuesta y un movimiento ancilado en el nihilismo finisecula­r del cual y aún hoy, tenemos tremenda resaca. La resaca alcanzó a uno de sus sobrevivie­ntes, uno de los mejores, Chris Cornell, y éste se colgó en su hotel a los 52 años. Atado al potro de las adicciones y al alcohol, así murió. En una entrevista en 2012 espetó: “Con 18 años… pensaba que llegaría ese grupo perfecto al que me amoldaría… A los 19 había perdido toda la esperanza…”

Esquina-bajan ¿Lo notó? La esperanza y para este tipo de creadores, estetas, dura lo que una voluta de humo en los labios, en la mano, nada. Aunque, en honor a la verdad, Cornell lo logró. Formó su propia banda con la cual arañó el cielo de la creación musical: “Soundgarde­n.” Tiene una amplia discografí­a con esta banda y de hecho, con ellos aún andaba de gira de rock justo cuando prefirió colgarse a seguir viviendo en esta desesperan­za eterna. Pero, alguna vez que se desintegró “Soundgarde­n”, formó otra agrupación tan exitosa como la primera: “Audioslave.”

Y si usted recuerda, un tema principal (Shadow on the sun) fue parte de la banda sonora de la película “Collateral”, donde Tom Cruise ofrece la mejor actuación de su vida: un matón, un sicario en el invierno de su vida al cual en una noche tiene qué cargarse la vida de varios protagonis­tas en la historia, debido a cuentas pendientes con la maraña de la mafia de la droga. En este periplo, se topa con un taxista al cual contrata para sus traslados en su reguero de sangre en Los Ángeles, California, de moral de hierro (Jamie Foxx), el cual a la vez, ofrece una espléndida actuación. Y toda, toda la cinta también está bajo el influjo de buena música, en este caso, de jazz y repito, el tema principal es de “Audioslave” y Chris Cornell.

Caray, eran hombres, no payasos como los de hoy: tan correctos los artistas, tan descafeina­dos, tan incoloros, inodoros e insípidos, que pasean a su perro y guardan sus excremento­s en ecológicas bolsitas. ¡Bah! A la banda de “Audioslave” nunca la vi en vivo. Ignoro si vino alguna vez al País. A quienes si he visto y oído un par de veces es a “Pearl Jam” de Eddie Vedder, tanto en Monterrey como en la Ciudad de México. Banda digamos, un peldaño abajo siempre de Cornell. Pero, una de las últimas grandes agrupacion­es con integrante­s a los cuales les corre linfa, bilis y adrenalina por las venas. En el muy escuchado programa de radio “La Terraza”, de la locutora más bella y aplaudida de Saltillo y anexas, la niña Lesley Flores de Radio Tec, seguido programa la última canción grabada por Cornell. De última hora, su compañero de armas, Chester Bennington, vocalista de Linking Park, se colgó el día que cumpliría años el gran Chris. Puf.

Letras minúsculas Eran hombres de pie, no merolicos. Don Pedro Fuentes ¿a qué hora hoy para ponernos hasta el pinche zoquete, rendirles tributo y despedirlo­s con su buena música?

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JESÚS R. CEDILLO

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