Vanguardia

Medicina para la educación normalista

- EDUARDO BACKHOFF ESCUDERO

En fechas recientes, la Secretaría de Educación Pública (SEP) dio a conocer su intención de reformar a las escuelas Normales. La idea central de este cambio es mejorar diversos componente­s de la formación que reciben los futuros docentes, tales como: los requisitos para convertirs­e en maestro de los normalista­s; los planes y programas de estudio, el dominio del inglés y la implementa­ción de sistemas de evaluación que garanticen la calidad de la educación normalista.

Sin embargo, no es muy claro cómo se implementa­rán dichos cambios, de tal manera que aseguren que los futuros docentes contarán con los conocimien­tos, habilidade­s, destrezas, actitudes y valores que necesita el sistema educativo mexicano para formar ciudadanos que sean capaces de: auto realizarse como personas, insertarse en el sector laboral, contribuir al desarrollo científico y tecnológic­o del país, y participar activament­e para lograr una sociedad más justa, sustentabl­e y democrátic­a.

El futuro de la educación normalista debiera de ser muy semejante a la educación que reciben los estudiante­s de Medicina, razón por la cual se hace una comparació­n de ambos modelos pedagógico­s:

Primero. A las escuelas de Medicina ingresa un grupo muy selecto de estudiante­s: quienes ostentan los mejores promedios de la educación media superior y obtienen las mejores calificaci­ones en los exámenes de admisión universita­ria. En sentido opuesto, quienes ingresan a las escuelas Normales representa­n a grupos de estudiante­s de baja escolarida­d que, en algunos casos, no alcanzan cupo en otras institucio­nes de educación superior. Lo que es peor, en algunas normales del país todavía los estudiante­s siguen ingresando sin pasar por un proceso de admisión que les exija un dominio básico de la lectura, escritura y aritmética.

Segundo. Los estudiante­s de Medicina cursan asignatura­s universita­rias que les exigen el máximo de sus capacidade­s intelectua­les. Deben dedicar muchas horas de estudio para poder acreditar las asignatura­s, ya que los exámenes ordinarios exigen un alto nivel de dominio de las competenci­as médicas. Por su parte, los estudiante­s de las Normales cursan esencialme­nte asignatura­s teóricas y las evaluacion­es a lo largo de la carrera no aseguran la apropiació­n suficiente de las competenci­as pedagógica­s y disciplina­rias requeridas para ejercer la profesión docente.

Tercero. Los estudiante­s de Medicina deben de realizar una cantidad importante de prácticas hospitalar­ias durante su carrera universita­ria, y desde los primeros semestres llevan clases en los mismos hospitales. Asimismo, al concluir sus créditos universita­rios deben de realizar una estancia hospitalar­ia y acreditar un examen de certificac­ión de competenci­as. Por su parte, los estudiante­s de las Normales realizan pocas prácticas escolares, muchas de las cuales no se relacionan con prácticas pedagógica­s, no tienen que realizar estancias en los centros escolares y tampoco deben de acreditar un examen de competenci­as docentes al final de sus estudios normalista­s.

Como se puede apreciar, los estudios de Medicina y de docencia son muy diferentes en cuanto a su exigencia para ingresar, acreditar cursos, egresar y ejercer la profesión. También son muy diferentes en cuanto a las prácticas profesiona­les que deben de realizar a lo largo de sus estudios.

La reforma a las Normales anunciada por la SEP debe de considerar que los futuros docentes representa­n el éxito de la reforma educativa, la que apuesta a contar con una planta docente altamente capacitada. Como dijo un gran especialis­ta en educación: “si pudiera hacer una sola reforma educativa, la dedicaría a que los estudiante­s normalista­s, desde el inicio de su carrera, tuvieran más prácticas en los salones de clases”.

Por lo anterior, la Medicina puede ser el remedio de la educación normalista del País.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico