Vanguardia

EL REY INTERNACIO­NAL

LOS MERENGUES GANARON LA SUPERCOPA DE EUROPA, LA SEGUNDA CONSECUTIV­A, EL PRIMERO DE SEIS TÍTULOS QUE DISPUTARÁN ESTA CAMPAÑA

- EFE

(5), Real Madrid (4), Atlético de Madrid (2), Valencia (2) y Sevilla (1). Los clubes españoles han ganado ocho de las últimas nueve ediciones de esta competició­n. La transforma­ción del Real Madrid, el mayor devorador de títulos del mundo, en cuanto se le presentó el primero de los seis que tiene a tiro esta temporada, dejó en el olvido las malas sensacione­s de pretempora­da. Su carácter ganador reapareció en Skopje para someter al Manchester United a un futbol del que se proclama abanderado Isco Alarcón. Sin Cristiano Ronaldo de inicio hubo un nuevo líder.

En Skopje se jugó a lo que quiso Isco. Mientras el Manchester United apostaba al músculo y la dureza, el mago andaluz bailaba con el balón en cualquier lugar del campo. Omnipresen­te para invitar a sus compañeros a asociarse siempre y rifar la posesión en contadas ocasiones. Su exhibición fue impropia de un mes de agosto y en un clima tan caluroso que invitaba a cualquier cosa menos a jugar al futbol.

El susto inicial lo calmó el Real Madrid madurando la Final. Llegó en el primer minuto con Lukaku rozando el premio a la indecisión entre Keylor Navas y Varane. Con rapidez respondía para evitar que su rival se creyese capaz de tumbar al campeón de Europa. Un centro de Marcelo cayó muerto del cielo y lo remató con la diestra Bale aprovechan­do el despiste de Pogba para acariciar el gol.

Con Cristiano en el banquillo contando los minutos para salir al césped, Bale debía dar un paso al frente, pero sigue sin saber bien a qué jugar en el Madrid. Sólo con espacios parece disfru- tar. Su futbol se aleja del idioma de sus compañeros, que optaron por hablar lo que invitó Isco. El físico del Manchester podía ser ligerament­e superior y Lingard era la bala a frenar entre líneas por la que apostó Mourinho.

Nunca el portugués ganó en su carrera al Real Madrid y su mala racha se extendió. Buscó condiciona­r el partido con una lucha en el centro del campo de donde supieron huir los jugadores de Zidane. Isco destrozaba las líneas rivales y sólo faltaba la aparición de Modric para que el rival quedase encerrado. La presión alta provocó las imprecisio­nes. El United se fue haciendo pequeño.

Casemiro estaba destinado a marcar. No falló, con el olfato del goleador para saber dónde lanzar su movimiento, y encontrar el pase perfecto de Carvajal para castigar a un United que se quedaba sin soluciones. De zurdazo cruzado superaba a De Gea y rompía la Final.

Si algo tiene un equipo inglés como el Manchester United es un espíritu de lucha que le llevó a firmar milagros. En la reanudació­n lo mostraría cuando Mourinho incluso aumentó el músculo con Fellaini por Ander, el cerebro de todo. Rashford entraba para meter dinamita en banda, pero se topó con una salida firme madridista. Kroos acariciaba el gol con un zurdazo potente con extraño del balón que sacó con brillantez De Gea tras su vuelo.

La gloria estaba reservada para Isco. La merecía. En un palmo encaró rivales, inventó una pared con Bale y definió bien ante De Gea, esperando el tiempo justo para ver por dónde se decantaba en su salida el arquero. Era el segundo

LAS SUPERCOPAS DEL MADRID Año

2002 2014 2016 2017

Rival

Feyenoord Sevilla Sevilla Man. United

Resultado

3-1 2-0 3-2 2-1

tanto y la Final, pensaban algunos, quedaría sentenciad­a.

Fue cuando tiró de orgullo el Manchester United y con corazón resucitó el duelo. Keylor no supo atajar un disparo seco lejano de Matic. Dejó el balón muerto donde un portero nunca debe dejarlo y Lukako fusiló a placer.

El físico del Real Madrid se desplomaba y acabaría aguantando las embestidas del rival, con Keylor resarciénd­ose de su error sacando una mano salvadora a Rashford en un cara a cara. Benzema dejaba el último esfuerzo en una contra en la que estaba cerca de regalar el gol a Marco Asensio que con Lucas Vázquez daban oxígeno al equipo. Cristiano entraba a siete del final más siete de descuento que dejaron una parada de Navas a Fellaini y una acción magistral de Luvas Vázquez que perdonó Asensio más los habituales testarazos finales de Ramos, esta vez sin premio, cerraron una nueva muestra de grandeza en finales del equipo de Zidane que consiguió su cuarta Supercopa de Europa.

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la Página 2 de la Sección Internacio­nal.

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