Vanguardia

LOBOS BUAP SE DIVIERTE

- MARIO SÁNCHEZ

Lobos BUAP se ha convertido en este torneo en el patio de atrás de varios equipos que han decidido reciclar futbolísti­camente su descarte. Suena feo, pero parece que han contribuid­o a una buena causa.

El cuadro poblano es hoy la sensación del Apertura 2017, un certamen donde tiene todo por ganar y que, por lo mismo, se muestra como un equipo desinhibid­o que absorbe con mucha naturaleza la presión propia y adversaria.

No es un club mediático, otro factor que le favorece. Ninguna televisora, hasta ahora, le llegó al precio para transmitir sus juegos de local. No porque la franquicia sea muy cara, sino al contrario, Lobos BUAP no se ha prestado el ninguneo: no acepta que lo quieran arreglar por migajas.

Las televisora­s miden el rating, que probableme­nte Lobos BUAP no se los dé, pero también abusan y buscan sacar provecho de la coyuntura por ser un participan­te clase B.

Quizás por priorizar el negocio y subestimar al equipo hoy quisieran tener a los poblanos en su cartelera, aunque las condicione­s, ya pasadas tres fechas, segurament­e serán diferentes.

Lobos BUAP no vende, pero sí suma. Lleva tres partidos al hilo anotando dos o más goles. Acumula 9 en total, un promedio de 3 de por juego. Ni Santos ni Querétaro ni Pachuca han sido mejores exponente que el equipo de Rafael Puente.

El líder del torneo, invicto y sin preocupaci­ones, atraviesa por un estado de altísima emoción. Cuánto le durará el dulce, no se sabe. Si le alcanzará la longitud futbolísti­ca para mantenerse entre los primeros lugares, tampoco.

Lo que sí es una verdad es que Lobos BUAP no carga con los traumas de muchos otros rivales que se consideran superiores y están obligados a demostrarl­o. Lo suyo más bien lo asume desde un escenario libre de prejuicios: sabe que hay otros equipos más fuertes y eso lo orilla a ser competente siempre.

El cuadro de Puente, nutrido de jugadores experiment­ados –Francisco Rodríguez, Juan Carlos Medina, Pedro Aquino, Luis Advíncula y los colombiano­s Quiñones (Luis y Julián) y otros tantos que vienen del ascenso–, se divierte más de lo que juega. Quiere atacar siempre, como en el barrio.

Lobos BUAP tiene rasgos de aquel León de Matosas que sorprendió a propios y extraños entre el 2013/14 con el bicampeona­to en la Liga inmediatam­ente después de ascender.

Rasgos que tienen que ver con la forma de jugar con simplicida­d, con argumentos básicos, pero con un compromiso colectivo bastante fuerte.

Lobos BUAP es un equipo en formación y sin una base sólida, corre el riesgo de caerse. Quizás no tendrá ambiciones tan altas, pero sin prensa ni TV que lo catapulten, por lo pronto se da el gusto de tomarse su propia foto por encima de todos.

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