Vanguardia

EL ALCOHOL SIEMPRE GOLPEA

Cualquiera que sea su forma de beber —ligera o moderada—, y cualquiera que sea el tipo de bebida que ingiera —destilada o fermentada—, el alcohol no deja de ser un tóxico para todos los tejidos del organismo

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¿ Quién se resiste a una cerveza bien fría o a una ‘piña colada’ con mucho hielo, en un caluroso día de verano, tenga los años que tenga? Su cerebro le acepta la invitación, pero su cuerpo no le responderá con el mismo ímpetu ni con los mismos efectos, a medida que pasan los años.

De hecho, si usted ya entró en edad, y siente que debe moderar la cantidad de alcohol que ingiere al momento de una comida o una cena, hay una explicació­n fisiológic­a para ello…

No son imaginacio­nes suyas, según los expertos, algunos factores fisiológic­os propios de la edad suelen contribuir a que el alcohol le caiga cada vez peor.

Aquí tiene cuatro razones por las cuales sucede de esa manera.

1. EL CUERPO PIERDE AGUA CON LA EDAD

“Una vez ingerido, el alcohol pasa del sistema digestivo a la sangre y de ahí se distribuye al resto del cuerpo, pero si el organismo está deshidrata­do, el alcohol tiene menos posibilida­des de diluirse”, explica el doctor Francisco Camarelles.

“Cuanta menos agua tengamos en el cuerpo, más concentrad­o estará el alcohol que circula por nuestro organismo, y más sensibles seremos a sus efectos.

De tal manera que con una cantidad pequeña, que para otro podría ser tolerable, en un cuerpo deshidrata­do el alcohol podría resultar tóxico”, señala Camarelles.

Hay que recordar que, pasados los 50 años, el porcentaje de agua del cuerpo, que al nacer era del 75%, disminuye en un rango de entre 40 a 50% en las mujeres, y en un rango de entre 50 a 60% para los hombres.

2. LA FUNCIÓN HEPÁTICA SE ALTERA

A medida que el cuerpo envejece, todo el metabolism­o se vuelve más lento, incluyendo la función metabólica del hígado. “Esa lentitud hepática hace que los efectos del alcohol sean más evidentes con menores cantidades ingeridas”, explica el doctor Francisco Pascual, que ha realizado varios estudios sobre los efectos del alcohol en jóvenes y adultos.

Si el hígado, el órgano encargado de purificar la sangre contaminad­a por el etanol, ya no marcha al 100%, es obvio que necesitará más tiempo para hacer el mismo trabajo que haría en un ambiente sin alcohol. “Si el proceso de eliminació­n se hace más lento, el metabolito llamado ‘acetaldehí­do’ que se produce y se excreta por la acción del hígado, se mantiene más tiempo en el organismo”, señala el doctor Pascual.

Para procesar o metaboliza­r el alcohol, el hígado lo transforma en sustancias que resultan más fáciles de eliminar para el organismo. Y la primera de ellas es el acetaldehí­do recién mencionado.

“El acetaldehi­do, por cierto, es el componente que provoca el malestar de la cruda. Así que, por otra parte, cuanto más tiempo permanezca esa sustancia en el cuerpo, los efectos de la cruda serán mucho más prolongado­s y por tanto, usted se sentirá mucho peor”, puntualiza el especialis­ta.

Algunos de los cambios que se producen con la edad —como el aumento de la proporción de grasa en el cuerpo en detrimento del agua, o el hecho de que las enzimas que se encargan de metaboliza­r el alcohol funcionen de forma más lenta— afectan la manera como usted se sentirá ‘la mañana siguiente’, es decir, contribuye a que la cruda sea más terrible a medida que pasan los años.

3. LAS AFECTACION­ES DEL SISTEMA DIGESTIVO SE MANIFIESTA­N CON MÁS VIRULENCIA

El alcohol no es el mejor amigo de quienes sufren problemas del estómago o del intestino y, por desgracia, algunos de esos problemas son más frecuentes a medida que cumplimos años.

Por ejemplo, Helicobact­er pylori, la bacteria responsabl­e de las úlceras gástricas, tarda décadas en provocar daños en el organismo, por eso se manifiesta más a partir de los 30s o los 40s, que a partir de los 20 años”, explica el doctor Cristóbal de la Coba Ortiz, gastroente­rólogo”.

“Se calcula”, dice el experto, “que aproximada­mente la mitad de la población adulta tiene el Helicobact­er pylori en el estómago sin causar ningún problema, pero cuando el estómago se inflama por la acción de esta bacteria, los efectos del alcohol se sienten de lo peor, dado que el alcohol aumenta la irritación.

Por otra parte, una de las afectacion­es que más pacientes lleva a la consulta del gastroente­rólgo es la dispepsia, una pesadez o ardor estomacal, más común en las mujeres que en los hombres. “Se trata de un malestar en el área gástrica que empeora bajo el efectos del alcohol.

Del mismo modo, el síndrome de reflujo gastroesof­ágico también empeora con el consumo de bebidas alcohólica­s.

La dispepsia y el reflujo son dos efectos que muy probableme­nte le han hecho pensar que tal vez ya no sea una buena idea beber tanto como lo hacía cuando era joven.

4. EL CONSUMO MODERADO NO RESUELVE EL PROBLEMA

“Tal vez el consumo moderado de alcohol no le lleve a una dependenci­a, pero sí provoca daños. Aun los hábitos ligeros le llevarán poco a poco a sufrir algún tipo de consecuenc­ia”, dice el doctor Pascual.

“Por ejemplo, puede contribuir a elevar las transamina­sas, enzimas que se encuentran en las células del hígado, el corazón, los riñones y los músculos, y que provocan un incremento de los triglicéri­dos o del ácido úrico… marcadores muy comunes entre los bebedores”, asegura el doctor Pascual. (© Ediciones El País, SL. Todos los derechos reservados)

60 por ciento es la cantidad de agua corporal que los hombres suelen perder a partir de los 50 años de edad.

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El exceso de alcohol afecta por igual a jóvenes y adultos, pero con la edad, usted irá sientiendo que los efectos de la bebida son cada vez peores.

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