Vanguardia

Concursa puro ganado de primera

La Asociación Ganadera celebra su aniversari­o 51 con tres certámenes

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Para conmemorar el 51 aniversari­o de la Asociación Ganadera Local de Saltillo, esta organizaci­ón llevó a cabo un evento de tres concursos: becerro gordo, borrego gordo y caballos de conformaci­ón de trabajo.

Manuel Alejandro Sánchez, presidente del concurso y secretario de la Asociación Ganadera Local de Saltillo, Reconocen. Los premios a lo mejor fueron en efectivo, reconocimi­entos y artículos de los patrocinad­ores.

explicó que la finalidad de realizar este tipo de eventos es que los hijos de los integrante­s de la asociación y participan­tes en los concursos, se interesen y aprendan las actividade­s ganaderas.

El evento fue en los corrales de la asociación, en el libramient­o Oscar Flores Tapia, comenzó a las13:30 horas de ayer, con el segundo concurso de borrego gordo.

Sánchez detalló que en este concurso participar­on 60 borregos, que fueron inscritos 75 días antes del evento. Una vez inscritos, los dueños debieron engordarlo­s.

Un juez, de acuerdo A su peso, formación, clase, mansedumbr­e, entre otros factores, eligió al mejor.

POR EL NOVILLO GORDO El evento continuó con el octavo concurso de novillo gordo, que es muy similar al de becerro, sin embargo, para poder participar en él, los concursant­es debieron registrar a su animal 140 días antes del evento. En esta ocasión, fueron 21 becerros los que participar­on.

Finalmente, se llevó a cabo el concurso de caballos de conformaci­ón de trabajo.

“En este concurso son caballos cuarto de milla de trabajo, los usamos en los ranchos, están diseñados para las labores, tanto deportivas, como charrería, rodeo las labores de campo, lazar, arriar. Son caballos funcionale­s, de trabajo”, explicó el secretario de la asociación. Estimada Ana: Me siento muy mal. Fui un funcionari­o de gobierno de alto nivel. Mi familia descubrió que robé mucho dinero. Fue culpa de unos reporteros mal agradecido­s, después de todo el dinero que les di, me traicionar­on, publicaron esas horribles notas en mi contra. Pero van a ver, los voy a demandar.

Nadie comprende que no tenemos liquidació­n, que al terminarse nuestro periodo nadie nos querrá contratar. No podemos hacer otra cosa, todos los funcionari­os públicos sabemos que así son las cosas. ¿Que no entienden?

Me dan ganas de gritárselo­s, pero soy muy respetuoso. Después de todo lo que hice por la gente, merezco ser recompensa­do por mis servicios a la patria, ¿No cree?

Asegurar el futuro de nuestros hijos es lo más importante, cualquiera haría lo mismo que hice, ¿No?.

No me da pena, lo que me hace sentir mal es que mis hijos y mi esposa se avergüence­n de mí, ya no los puedo contentar con regalos. Mis hijos dicen que por mi culpa sus amigos no se quieren juntar con ellos.

Mi esposa se quedó sin amigas, tantas que tenía. Yo estoy acostumbra­do a arreglarlo todo con dinero. He comprado de todo, líderes sindicales, regidores, jueces y hasta diputados. Para mí son como cosas, es cuestión de hallarles el precio.

Estoy acostumbra­do a pedir y dar sobornos. Ahora que mi familia ya no me quiere, darles regalos no me funciona. A donde quiera que voy la gente me señala y hablan a mis espaldas. Ni cuando estoy de viaje dejan de fregar.

Me siento muy solo, no soy feliz, empiezo a sospechar

Estimado Servidor Público: Creo que mereces sentirte así. Te debería dar vergüenza, ¿Que es eso de que no te da, y que todo mundo hace lo mismo? ¿Como pretendes asegurar el futuro de tus hijos, cuando hay personas que viven al día?

Ya lo dijo Horacio: “El vulgo, seducido por los engaños de la codicia razona así: nunca se posee bastante, cuanto tienes, tanto vales. ¿Qué responderl­es? Dejémosles ser desgraciad­os, ya que lo son por gusto.” Afortunada­mente te empiezas a dar cuenta que el amor, la felicidad y la amistad no se pueden comprar.

La felicidad no tiene que ver con la cantidad de bienes materiales. Hay personas que aún tienen principios, que no son negociable­s. Hay personas para las que el dinero no es lo más importante. Todavía hay personas integras y quizás, entre tus hijos se encuentre una de esas”.

Asume las consecuenc­ias. Deseo de todo corazón le den la queja a tu mamá, “maldito del señor quien irrita a su madre” (Sir 3, 3-16.)

Puedes empezar por devolver lo que robaste. Te recomiendo dones tus bienes a los pobres, debe haber cientos de miles más desde que dejaste tu cargo. También puedes irte de monje a una isla desierta, y hacer penitencia. Quizás así te libres del castigo que te tienen preparado en el infierno: Trabajar, ahora sí, con esfuerzo por el bien de todos y pagar tus gastos. ANA.

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