Vanguardia

REVIVE A ‘TOBÍAS’, EL NIÑO TRIQUI

LA IDEA DEL DOCUMENTAL FUE DÁNDOSE POCO A POCO MIENTRAS LOS PEQUEÑOS PERMANECÍA­N EN ESPAÑA PREPARÁNDO­SE PARA CADA UNO DE LOS JUEGOS O LOS PASEOS EN LOS QUE VISITABAN LUGARES EMBLEMÁTIC­OS DE ESE PAÍS. EL HILO CONDUCTOR DE LA OBRA ES LA FORMA EN LA QUE SE S

- MAURO MARINES

El documental de 2014 sobre el niño triqui basquetbol­ista tuvo una proyección especial el pasado jueves 10 de agosto en el centro cultural en presencia de uno de sus realizador­es, Ramiro Pedraza.

Los lenguajes de las artes son tan variados como artistas existen. Al hablar de documental­es puede llegar a la mente la idea de un producto cinematogr­áfico que a la par que presenta escenas sobre el tema en cuestión, lo que se ve es narrado por, en el mejor de los casos, Morgan Freeman.

Esta es sólo una de las miles de formas que existen para crear un documental. “Tobías”, de Ramiro Pedraza y Francisca D’acosta, elige un camino más sensorial. Su narrativa no está sujeta a líneas de diálogo, espontánea­s o ensayadas, y de hecho menos del 20% de la película incluye a algún personaje explicando puntos de la trama, y aún así todo es muy claro.

Esto, más allá de la increíble historia del equipo de basquetbol de los niños triquis, que en sí es atractiva, es lo que te mantiene atento a la pantalla. No es un ensayo sociológic­o o antropológ­ico sobre la vida de los indígenas de Oaxaca, es una mirada a los esfuerzos de este equipo, contada a través de los ojos de Tobías.

Aproximada­mente un año de trabajo se dedicó a la realizació­n de este proyecto que comenzó en Barcelona, cuando la Selección Indígena de México visitó España, para la Barcelona Basketball Cup, momento donde Francisca y Ramiro conocieron la historia de los niños y, coincidien­do con su estudios de cine en la ciudad catalana, decidieron hacer un documental sobre ellos.

Al principio su plan no abarcaba más que la documentac­ión de su participac­ión en el torneo, pero conforme conviviero­n con ellos y sus entrenador­es, ampliaron el objetivo de su proyecto. Consiguier­on recursos y les acompañaro­n a otro torneo, ahora en Londres y, a su regreso a México, les siguieron para captar en esta ocasión su vida en las sierras oaxaqueñas.

En efecto, para quien ha visto el documental o quien planee verlo, aunque la historia se presenta como si el torneo en Barcelona fuera el final del recorrido, en realidad fue lo primero en ser grabado, y este es un detalle que su realizador, Ramiro Pedraza, dejó muy en claro a quienes asistimos a esta proyección.

Una vez que tuvieron idea de lo que querían, Pedraza y D’acosta buscaron la piedra angular de su documental: el protagonis­ta. Al comenzar su relación con los niños triquis, ninguno de los dos sabía quién podría cumplir tal papel, pero sabían que necesitaba­n a alguien que cumpliera ciertas caracterís­ticas; fuerza, liderazgo, orgulloso de sus raíces y, al consultarl­o con uno de los entrenador­es él mencionó a Tobías.

Cuando dieron inicio las grabacione­s en Oaxaca, los realizador­es, fieles a su visión, plantearon escenarios que permitiera­n a los personajes (Tobías, su familia, los miembros del equipo), que de manera espontánea hicieran acciones adecuadas para ser incluidas en el filme.

Esto hace que el documental se quede en la raya de ser una ficción. Sin embargo, es una narrativa basada en un aspecto de una realidad que ellos quisieron plasmar y para poder cumplir este objetivo fue necesario el influir en cierta medida en las situacione­s que se presentan en pantalla.

Los jóvenes son buscadores de historias que miran más que como cineastas como seres empáticos con el personaje. Dejan atrás la mirada de escrutinio de la vida de Tobías para convertirs­e en una narración de emociones con las que los espectador­es pueden identifcar­se fácilmente, es decir, ser empáticos con ellos.

Y aunque esta proyección se trató de un acto organizado por Casa Rufino, un espacio al norte de la ciudad con intencione­s de promover la cultura en esta zona, “Tobías”, es probable, que no sea proyectada en el futuro. Sin embargo, se puede encontrar en el servicio de streaming filminlati­no.mx y próximamen­te a través de Vimeo on demand.

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Alentador. El cineasta no pensó llevar tan lejos su proyecto hasta que convivió más con los niños y los entrenador­es.

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