ANDAR ENTRE VERDOR, NANCHES Y POESÍA: AVISPERO 2017
“Porque una mujer buena / es una mujer limpia / y si es una mujer limpia / es una mujer buena / hace millones, millones de años / se puso sobre dos patas / la mujer era fiera y sucia / fiera y sucia y ladraba / porque una mujer fiera / no es una mujer buena / y una mujer buena / es una mujer limpia / hace millones, millones de años / se puso sobre dos patas / ya no ladra, es mansa es mansa / y buena y limpia” Angélica Freitas Brasil
Estoy a punto de entrar a la regadera. El agua es fría y pienso si ser una mujer buena o no. Traigo el poema de Angélica en la cabeza, como tantos otros que se han leído en Avispero: Segundo Festival Internacional de Poesía de Chilpancingo el pasado fin de semana.
Poetas de España, Colombia, Brasil y México dialogamos mientras nuestra hilera avanza por esta ciudad pequeña. En los extremos de las banquetas, pirámides de un amarillo encendido hechas con frutos redondos y amarillos (nanches), perfuman las calles; las acompañan formaciones de uvas o grupos de mangos; son un paisaje que alegra la mirada y el ánimo.
Chilpancingo es una hermosa ciudad arbolada que tal vez no logra ver su belleza. Allí en esta época llueve a cántaros mientras un trago de mezcal acompaña el pozole verde. Tienen la fortuna de la lluvia que precede a los cinco meses de sol y sequía.
Es una ciudad para caminarse y encontrar atole blanco con torreja, fiambre, semitas, entre otras delicias. Sí, Guerrero es un estado convulso, pero aquí como en otras entidades de nuestro país herido, la ciudadanía sigue habitando sus espacios, dándoles sentido, porque no hay más sentido que amar lo que está y es.
Chilpancingo es vocablo náhuatl: chilpan significa avispas y cingo, pequeño. Así, tenemos una interpretación: pequeño avispero. Pues hasta este dulce avispero llegaron voces como las de Jorge Fondebrider (Argentina), Angélica Freitas (Brasil), Nidia Garrido y Fernando Denis (Colombia), Pedro J. de la Peña (España), y entre los mexicanos Julián Herbert, Francisco Segovia, Brenda Ríos y Eduardo Añorve, entre otros.
Este encuentro fue concebido por un escritor convencido del papel de la literatura como elemento de convivencia y comprensión: Pedro Serrano, de quien recibí la invitación para acudir casi hasta el otro extremo de nuestro país. Esta iniciativa dialogada y enriquecida con el apoyo del Secretario de Cultura de Guerrero, busca recobrar la fama de esta ciudad capital, anteriormente visible en el mapa, por sus eventos culturales.
Las charlas entre poetas y con los ciudadanos, le da un especial sello a este encuentro, que puede apoyar también una proyección turística que abone a esta población, tan necesitada de opciones de visibilización en su riqueza, venta de sus artesanías, productos y mercancías. Este encuentro fue una celebración de literatura y los más vastos y coloridos platos de su diversa tradición culinaria, que entre la violencia, se abre paso, recuperando para los ciudadanos las calles de Chilpancingo. Esperemos un Avispero colorido para el año entrante.