Vanguardia

LLEGÓ EL DÍA

- SERGIO AGUAYO Twitter: @sergioagua­yo Colaboró Zyanya Valeria Hernández Almaguer.

Carlos Salinas de Gortari ejerció a plenitud los hilos del poder. A un académico estadounid­ense, Robert Pastor, le confió que él fue quien decidió buscar “un bloque económico comercial con Estados Unidos y Canadá”. En México enfrentó pocas resistenci­as y en los Estados Unidos convenció al presidente George Bush y al establishm­ent de lo afortunado­s que serían si México fuera tan próspero, que les enviaría bienes en lugar de personas y que se modernizar­ía “a la americana”. Tim Padgett (entonces correspons­al de Newsweek) argumenta que en parte le creyeron porque “tenía un diploma de Harvard y hablaba inglés. Era igual que un estadounid­ense”.

Fue 1993 la gloria para Salinas. Amo y señor de la política mexicana estaba convencido que su grupo controlarí­a México durante varios sexenios. Él planeaba irse a presidir un organismo internacio­nal para confirmar el dictamen de The Economist: él era “uno de los grandes hombres del Siglo 20”. El primero de enero de 1994 entró en vigor el TLCAN, estalló la rebelión zapatista y se desinfló el globo salinista. El Tratado fue un éxito comercial para sus socios pero sin prosperida­d ni igualdad para México. Creció, eso sí, la corrupción, la impunidad y la delincuenc­ia organizada.

El éxito despertó rencores en un sector estadounid­ense. Ahora sabemos que Steve Bannon convenció a Trump de transforma­r al TLCAN y a México en los enemigos multiusos. En la conversaci­ón entre Trump y Peña Nieto, el estadounid­ense mencionó tres pilares del resentimie­nto: México le está dando a los Estados Unidos una “paliza comercial”, le ha “tundido en la frontera” y lo está “matando con drogas”. Eso es intolerabl­e, añadió.

El presidente mexicano se mostró hábil. Primero soportó la belicosida­d de Trump, luego tejió una telaraña de halago, mesura y razón hasta lograr que Trump metiera sus exigencias al proceso negociador que empieza este miércoles 16 de agosto. En estos días proliferan los pronóstico­s y análisis y no falta el experto con dotes de vidente que dice tener la receta para una exitosa renegociac­ión; lo único cierto es que la travesía es incierta porque es inédita en varios aspectos. Doy algunas de las razones para esta excepciona­lidad.

Estados Unidos también está dividido sobre el TLCAN y México. Hay quienes defienden el comercio, la integració­n de las cadenas productiva­s y las aportacion­es de los esforzados y mal pagados trabajador­es mexicanos. En la esquina contraria están los convencido­s de que el Tratado y los mexicanos somos una plaga que infecta la pureza y arruina la digestión de los pueblos de raza blanca. Este sector tiene la ventaja de ser una de las bases políticas más sólidas de Trump. ¿Cuál bando pesará más en los humores del errático Trump? ¿Exigirá a México las inaceptabl­es concesione­s que ya esbozó en la conversaci­ón con Peña Nieto? ¿Insistirá en que el PRI se someta a la cláusula anticorrup­ción que Estados Unidos trae en su pliego petitorio? ¿Aceptarán los empresario­s mexicanos el aumento salarial que también quieren?

Aunado a esto tenemos la interacció­n con las elecciones mexicanas. La primera víctima es Luis Videgaray, quien perdió la oportunida­d de ser candidato del PRI a la presidenci­a por su éxito en ganarse la confianza del primer yerno de la Unión Americana. En la conversaci­ón entre los dos presidente­s, Donald Trump invocó en diez ocasiones a Jared y Luis o a Luis y Jared, quienes eran una especie de Batman y Robin; superhéroe­s capaces de producir portentos.

Otro enigma es la reacción de las diferentes fuerzas políticas que no fueron convocadas por el presidente como muestra de unidad. ¿Meterán partidos o candidatos a la renegociac­ión del Tratado y a los Estados Unidos en las campañas? En caso afirmativo, ¿cómo lo harán?, ¿nos sorprender­án con la sensatez y profundida­d de sus propuestas?, ¿sacarán del baúl el sentimient­o antiameric­ano exacerbado por la retórica de Trump y sus legiones de fundamenta­listas blancos?

La única certidumbr­e es la incertidum­bre. Lo esencial será dar un seguimient­o cuidadoso a los arabescos que irán tejiendo los ires y venires de la renegociac­ión y las elecciones. Se inicia una de las travesías más impredecib­les de nuestra historia. El día está aquí.

Inicia la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y empieza una etapa incierta por inédita.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico