Vanguardia

ENFERMEDAD TERMINAL EN EL ARBITRAJE MEXICANO

- GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN @gvlo2008

Frustrante que pasan las jornadas del futbol mexicano y no hay una solución ante el pésimo trabajo arbitral. Solamente en el fin de semana tres errores garrafales: Ríos Jácome en el partido Chivas vs. Puebla; Macías Romo en el Cruz Azul vs. Atlas y García Orozco junto a su fiel escudero Camargo Callado en el Lobos BUAP vs. América. En todos los casos, la misma torpeza, expulsar a un jugador injustamen­te, ya que ni Jair Pereira, ni Jaine Barreiro, ni Edson Álvarez cometieron infracción para ser sancionado­s con tarjeta roja.

Lo que descompone­n los árbitros lo compone la Comisión Disciplina­ria. A los tres se les habilita para jugar la jornada 6, la que inició ayer.

Personajes van y vienen en la Comisión de Arbitraje y no pasa nada, siguen siendo las mismas carencias de nivel, criterios dispares y pésima interpreta­ción de las reglas de juego. No se puede documentar consignas contra determinad­os equipos, pero sí de la cantidad de errores de mismos personajes de manera continua.

Arturo Brizio tomó una bomba de tiempo y ya explotó. Hombre intachable, de valores y escrúpulos que al llegar a la Comisión de Arbitraje segurament­e quiso darles una oportunida­d más a las considerad­as “vacas sagradas”.

No, ya no es momento de consentir a árbitros que no muestran el nivel, que las quejas de los jugadores y entrenador­es, vaya hasta de directivos, son justificad­as. Hoy el arbitraje mexicano no es ni el mejor de la CONCACAF. De los elegidos para ir a Rusia por parte del futbol mexicano (García Orozco y Ramos Palazuelos) están por debajo de las calificaci­ones de silbantes del área como el salvadoreñ­o Joel Aguilar Chicas o el panameño John Pitti, es decir, ya ni en el área son dominantes.

Limpiar el arbitraje, no más llamados a los populares que tengan bajo nivel, porque así como se quejan de los jugadores no nacidos en México tapan lugares en los equipos para los jóvenes mexicanos, es lo mismo en el arbitraje. Mejor jóvenes que se desarrolle­n, que silbantes intransige­ntes que según ellos siempre tienen la razón, aunque al día siguiente la Disciplina­ria diga lo contrario.

Para que Brizio pueda trabajar con tranquilid­ad, pero sobre todo con futuro promisorio, tiene que haber limpieza. No hay de otra. Poner el VAR tiene un costo de más o menos de 350 a 400 mil pesos por partido, dinero que sería mejor invertirlo en recurso humano, no tecnológic­o, por lo menos en esta etapa donde es urgente renovar la baraja arbitral.

Es un tema profundo, la presión les llega al cuello a los árbitros en cada partido porque simplement­e no están preparados. Hoy, el arbitraje mexicano está sumergido en una severa crisis. Solo los dueños de los equipos tienen en sus manos la solución.

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