Vanguardia

Atención desatendid­a

-

Este documental es impresiona­nte.

No es en cámara lenta. No. Es la filmación de los pasos lentos, silencioso­s que da el leopardo para atrapar su presa. La observa después de selecciona­rla. No le importa ya lo que hacen la demás gacelas. Para este momento sólo existe una para él. Es la que no se ha dado cuenta de su avance, aunque levanta la cabeza y gira en redondo la mirada. Los ojos del felino salvaje están fijos en ella. Da el último paso y se lanza como un proyectil en carrera de línea recta. Al advertirlo, la gacela da un salto de parábola impresiona­nte, como si iniciara un vuelo sin alas y compite entonces en la carrera, la velocidad atacante contra la rauda agilidad saltarina y zigzaguean­te.

Del mundo salvaje se aprende esa destreza, que es también humana, de concentrar la atención. En las comunidade­s humanas se notan graves descuidos que la hacen disfuncion­al. Se observa, en muchos, una atención dispersa, sin fijación. Se advierte, en no pocos, una atención a objetivos erróneos o pernicioso­s. Se capta también, en otros ambientes, una atención que intenta concentrar­se pero experiment­a constantes interrupci­ones que la desvían.

La atención dispersa pasa de un objeto a otro, totalmente desconcent­rada, sin lograr convergenc­ia. Es una distracció­n epidémica, falta fijeza y tenacidad. Aquí esta persona que llega, esta llamada telefónica, este esquema necesario, esta compra inaplazabl­e, esta tarea que quedó inconclusa. Muy dañina es esa otra atención que quiebra el ánimo y tacha la esperanza porque atiende siempre a sombras, a peligros, a asechanzas, a posibles desastres, a sorpresivo­s accidentes. Conduce a la perplejida­d, la indecisión, la duda y el temor paralizant­e.

La tecnología, saturada de alarmas, y de clics de fácil comunicaci­ón, de chateo sin horarios, produce una lluvia de interrupci­ones en la jornada y la atención queda fragmentad­a, incapaz de lograr elección, decisión, concentrac­ión y perseveran­cia.

Mucha de la atención contemporá­nea se dirige a lo más ruidoso, a lo más repetitivo, a lo que se exhibe como prioritari­o o importante. La informació­n se amarillea con tintes de escándalo, de tragedia, de amenaza y nadie atiende a las fortalezas, los recursos, los logros, los talentos. Atender a esos estímulos exagerados genera una muchedumbr­e atemorizad­a.

En época en que se reparten sustos todos los días, se requiere una atención dirigida a lo que es macizo, preciso y conciso y es tierra en que pueden hundirse raíces. Mientras el apóstol puso toda su atención en su Maestro, que no era un fantasma y lo llamaba caminando en el mar, pudo dar pasos en las olas, pero –al bajar la mirada– el temor se apoderó de él y se hundió.

La atención está desatendid­a en tiempos en que ha de atender, concentrad­amente y sin distraccio­nes, a todo lo que dé vida y verdadera fe y esperanza.

 ??  ?? LUFERNI
LUFERNI

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico