EL MILAGRO DE LA CALLE ‘CALCUTA’
La humildad y filantropía que caracterizaron a la Madre Teresa, parece haberlas ‘heredado’ las familias que viven en esta vialidad
Al sur de la ciudad, en las faldas del cerro hay una calle de apenas 2 cuadras cuyo nombre recuerda a una de las últimas santas: la Madre Teresa de Calcuta, nacida un día como hoy hace 107 años.
Y es justo en una de las pocas casas que ocupan la calle donde ocurrió un milagro, con alguien que más que devoción, mostró admiración y respeto por quien entregara su vida por los más necesitados.
VECINOS RESERVADOS
El sur de la ciudad rindió homenaje a la labor altruista de Agnes, quien más tarde y rondando los 20 años cambió su nombre a “Teresa” para profesar, pero sus labores altruistas que incluso le llevaron a recibir el Premio Nobel de la Paz en 1979, fueron las que no tuvieron distinción entre religiones.
En la calle de la colonia Diana Laura, en Saltillo, la mayoría de sus habitantes son personas con largas jornadas de trabajo en fábricas, es por ello que gran parte del día permanecen con madres de familia en su interior, cuidando a algunos menores y cocinando.
La mayoría de las familias llegó por amor a sus parejas y por la cercanía con sus familias en colonias vecinas, en los límites de la ciudad.
El estilo de vida de la Madre Teresa de Calcuta coincide con los habitantes de la calle: humilde, altruista y con destellos de “milagros”.
EL ‘MILAGRO’ En uno de los extremos de vialidad vive la familia Martínez Rocamontes. A pesar de no profesar la misma religión de María Teresa de Calcuta, reconocen un hecho extraordinario.
Si a Jackeline, matriarca de la familia, le preguntan qué es lo que más le gusta de vivir en la calle Teresa de Calcuta, responde sin dudar: “Estar enamorada de la paz que se siente en el lugar y por ser donde crié a mis cuatro hijos”.
La familia lleva 20 años viviendo en la misma calle, pero fue hace 10 que vivieron en carne propia una recompensa por su fe. La familia, hoy integrada por seis integrantes duró la primera mitad del matrimonio con tres integrantes.
Problemas de salud en Jackelin, le impidieron por años permitir que su familia creciera, a pesar de revisiones y ayuda.
Fue entonces que se abrazó a su fe cristiana y se dedicó a atender a los suyos, en el momento que más se centró en apoyar a su familia y al prójimo, fue cuando contra todo pronóstico recibió la noticia.
La sorpresa fue bien recibida en la familia, pero no quedó ahí, con el paso del tiempo y sobre la misma calle vino la noticia de que la familia crecería con un miembro más. Así, la familia Martínez Rocamontes quedó conformada por 4 hijos, el mayor de 20 años, una joven de 17, un niño de 10 y otra pequeña de 9.
Agradecidos con su fe, no adjudican el milagro al nombre de la calle donde han crecido pero sí reconocen el hecho extraordinario de una persona de quien confesaron sentir admiración por su labor.