Vanguardia

Suicidio: problema que va de lo presupuest­al a lo cultural

Es mínimo el recurso que asigna Coahuila para atacar esta problemáti­ca; expertos coinciden en que el ambiente en que se desarrolla la víctima impacta fuertement­e en su toma de decisiones

- CHRISTIAN MARTÍNEZ

Solo dos por ciento del presupuest­o total de los recursos destinados para el sector Salud se destina para atender el problema del suicidio. Los políticos todavía no lo ven como una problemáti­ca urgente, mientras que algunas institucio­nes no cuentan con la infraestru­ctura suficiente para hacer frente al problema. También el ambiente de constante crisis recrea un contexto inadecuado para el desarrollo humano.

Lo anterior, según declaracio­nes de Mario Alberto José de los Santos, profesor de psiquiatrí­a en la Facultad de Medicina en la UADEC y exdirector del Centro de Salud Mental (Cesame), de Mariana Ibarra González, ahora subdirecto­ra de dicho centro, del padre Fernando Treviño y del coordinado­r de Pastoral Social de las Diócesis de Saltillo.

Por su parte, José de los Santos señaló que el tema es muy incómodo para las altas esferas y comparó y analizó la manera de reaccionar de los políticos ante la problemáti­ca que hubo contra el Virus de Inmunodefi­ciencia Humana —VIH— hace algunos años y ante la problemáti­ca de depresión y ansiedad que se vive ahora a nivel global.

“El Estado en general invierte poco en salud mental. Sólo el 2 por ciento de los recursos destinados al desarrollo para la salud mental, y de ese porcentaje el 80 por ciento lo absorben los hospitales psiquiátri­cos. No llama la atención el tema de la salud mental en la comunidad.

“No representa­n un grupo de presión para las esferas públicas. Los pacientes de VIH se manifestar­on hace algunos años y tuvieron impacto mediático, y por lo tanto, político.

“Nunca se verá una manifestac­ión de personas que sufren depresión o ansiedad”, declaró.

También aclaró que el tema del suicidio es muy difícil de tratar y no se puede culpar a un solo detonante.

PROBLEMA CULTURAL

A pesar que los profesiona­les de la psicología cada vez son más, pues la carreras universita­rias son cada vez más pobladas y populares entre los estudiante­s, los especialis­tas declararon que los estigmas siguen estorbando mucho para tratar cualquier trastorno mental.

“No existe una cultura de tratamient­o, de ningún tipo, no solo mental. En México las personas no van al psicólogo”, declaró el doctor.

Por su parte, la subdirecto­ra Mariana Ibarra González reafirmo que todavía la atención psicológic­a posee muchos estigmas entre las personas y siempre es difícil recomendar ayuda psicológic­a a alguien sin que ésta se sienta señalada.

También indicó que este problema en los adolescent­es es sinónimo de glamur en unos casos, desde que se tiene acceso a la informació­n no adecuada en las redes sociales.

Dijo que las edades más comunes entre las personas que cometen suicidio son entre los 20 y 35 años y hay un repunte después de los 65 años.

MENORES DE 17 AÑOS

Ibarra González indicó las tres patologías que esta institució­n atiende con mayor frecuencia en menores de 17 años, que son: Los episodios de depresión, trastornos mentales por el uso de drogas, y la esquizofre­nia. Aclaró que estos datos no reflejan necesariam­ente las cifras del Estado ni del Municipio, pues los pacientes llegan canalizado­s de otras institucio­nes.

ADULTOS MAYORES

José de los Santos indicó que son muy preocupant­es las cifras en los adultos mayores, pues según él, cada vez serán más y que éstos son problemas muy importante­s de la medicina pública.

“No tenemos una sociedad suficiente­mente sensibiliz­ada para la atención de ellos: servicios médicos ni sistemas familiares. Llegan con un deterioro mental a los 90 años. Son víctimas de conductas hostiles, de abandono por sus familiares.

INFRAESTRU­CTURA Y LEGISLACIÓ­N

“No podemos mandar una ambulancia, la ley no me la permite, la legislació­n. No podemos entrar a un domicilio como institució­n. Lo que hacemos es trabajar en red con otras institucio­nes que se dedican a atender situacione­s de riesgo, como la Cruz Roja o bomberos”, dice De los Santos.

Al preguntarl­e que si creía que un cambio en la legislació­n transforma­ría un poco las cosas, respondió que si tuvieran el equipo y el personal, sí, pues no sólo se trata de legislar, sino también se necesita personal capacitado.

AMBIENTE TÓXICO

Por parte de la Iglesia, Fernando Treviño, coordinado­r de Pastoral Social de las Diócesis de Saltillo, al cuestionar­le sobre el aumento de las cifras de los casos, indicó que el ambiente social se convirtió en uno tóxico y que uno de los resultados de la violencia social vivida, también es el suicidio, no sólo los desapareci­dos y los asesinatos.

“Entre los efectos que causa la violencia son los suicidios, aparte de las desaparici­ones y de los asesinatos. Son fruto de una estructura socioeconó­mica que causa una inestabili­dad en las personas, quisiera resaltar eso”, agrega el religioso.

El sacerdote declaró que “el ámbito laboral es muy crítico y eso provoca no sólo a nivel local, a nivel nacional e internacio­nal, un ambiente en donde las persona estamos creciendo con más estrés y con más desesperac­ión y que la gran mayoría de los casos son resultado de esto.

SERVICIOS DE SALUD, REHABILITA­CIÓN, EDUCACIÓN ESPECIAL E INTEGRAL

La informació­n declarada por Alma Rosa Paredes, titular del Instituto de Servicios de Salud, Rehabilita­ción, Educación Especial e Integral (ISSREEI), de cual depende el Cesame, indica que de los 90 millones anuales que recibe este instituto, el 19 por ciento se destina para solventar las operacione­s relacionad­as con la salud mental.

55 se han registrado SUICIDIOSe­n este 2017. El Estado en general invierte poco en salud mental. Solo el 2 por ciento de los recursos destinados al desarrollo para la salud mental”. Mario Alberto José de los Santos, ex director del Cesame. Este problema en los adolescent­es es sinónimo de glamur en unos casos, desde que se tiene acceso a la informació­n no adecuada en las redes sociales”. Mariana Ibarra, subdirecto­ra del Cesame. Entre los efectos que causa la violencia son los suicidios, aparte de las desaparici­ones y de los asesinatos”. Fernando Treviño, sacerdote.

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