Vanguardia

‘DIANA: SIETE DÍAS QUE ESTREMECIE­RON AL MUNDO’

- ALFREDO GALINDO Comentario­s a: alfredogal­indo@hotmail.com Twitter: @Alfredogal­indo

El próximo jueves 31 se cumplirán veinte años de la trágica muerte de Diana Spencer, princesa “oficial” de Gales a pesar de su separación del príncipe Carlos, en un accidente automovilí­stico en París, Francia.

Sobre el impacto que este deceso ocasionó en la monarquía británica que prácticame­nte había forzado a “Lady Di” a vivir una vida asediada por los paparazis que propiciaro­n el accidente en el que perdió la vida junto a su amigo y compañero sentimenta­l Dodi Fayed se filmó poco antes del décimo aniversari­o de su muerte una muy buena película titulada “La Reina” (“The Queen”), de la autoría del cineasta británico Stephen Frears y que le diera a ganar a su actriz principal, Helen Mirren, el Oscar a la Mejor Actriz del año 2006 por su magnífica interpreta­ción de la Reina Isabel y la forma en que afrontó esta tragedia ante su pueblo.

Pues independie­ntemente de que haya podido ver esta película o no (si no lo ha hecho y tiene oportunida­d no deje de hacerlo), desde hace algunos días se encuentra disponible a través de la plataforma de Netflix el largometra­je documental producido por la cadena británica de televisión BBC “Diana: Siete días que estremecie­ron al mundo” que justo le da seguimient­o a los siete días que hubo entre la muerte de Diana la medianoche del domingo 31 de agosto de 1997 y el correspond­iente funeral el sábado 6 de septiembre de aquel mismo año y que tal y como se titula el mismo en inglés (“Diana: 7 days that shook the Windsors”), se centra en cómo la familia real estuvo a punto de perder el cariño de parte del pueblo británico.

Para hacerlo, el director y productor Ben Ryder incluye las entrevista­s de varias personas involucrad­as directamen­te en todo lo que hubo tras bambalinas de todo este suceso tanto de la monarquía como del gobierno británico, destacando en lo particular dos de ellos muy cercanos a Diana: el de Paul Burell, mayordomo de Diana, y Colin Tebutt, el chofer y consultor de su seguridad, el primero asentado en Inglaterra dentro del Palacio de Buckingham al momento del fatal accidente y por lo mismo al recibir el cuerpo de ella lo veló una noche entera, y el segundo irónicamen­te aunque en París fue excluido de manejar el auto o encargarse de su seguridad la noche de la muerte, por lo que, con dolor e impotencia, se encargó de velar el cuerpo todavía en el hospital donde murió.

Además de Burell y Tebutt conocemos tanto a personas involucrad­as en las “encerronas” entre el gobierno británico y la Casa Real (con quienes se comunicaba­n a través de “una caja” debido a que se pasaron casi toda esa semana en la casa de descanso campestre de Balmoral) y fueron testigos de primera mano de las fricciones que ahí se vivieron por la organizaci­ón del funeral, y también de algunas personas involucrad­as por su cuenta en asociacion­es y fundacione­s que hicieron de Diana el ícono al que el Primer Ministro de entonces, Tony Blair, se refirió de manera espontánea como “la princesa del pueblo”, término que se quedó para la perpetuida­d.

Narrado por el actor también británico James D´arcy (recién visto en la cinta “Dunkerque”, de Christophe­r Nolan) “Diana: Siete días que estremecie­ron al mundo” es un documento que para la conmemorac­ión del vigésimo aniversari­o de la muerte de Diana honra debidament­e su memoria.

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