Crónica de una crisis anunciada
Ya se veía venir. Era solo cuestión de tiempo para que empezara a desmoronarse el castillo de arena en el que se alojaba la supuesta unidad de los militantes panistas. La fingida cordialidad llegó a su fin y, como en todas las historias de desamor, en esta también hay un protagonista. Los analistas señalan al todavía presidente nacional del partido albiazul, Ricardo Anaya Cortés, como el artífice de la crisis interna en la que ahora se encuentra inmerso el referido instituto político. No en vano, Luis Fernando Salazar se le fue a la yugular a su líder y lo llamó traidor (entre otras linduras), cuando no resultó agraciado con la candidatura panista a la gubernatura coahuilense. Desde entonces, el dirigente de marras mostraba ya las conductas propias de un dictador. Su afán de convertirse en candidato presidencial ha llevado a Anaya y su legión de idiotas (como los llama el columnista Ricardo Alemán), a realizar las más cuestionables prácticas. El güero no sale de una para meterse en otra. Hace apenas unas semanas, los medios de comunicación daban cuenta detallada de la enorme fortuna que posee el queretano en conjunto con su familia política, así como el montón de artimañas de las que se ha valido el azulado personaje para obtener tal patrimonio. Ante las afirmaciones que pusieron en tela de juicio el origen de sus cuantiosos recursos económicos y, con ello, su honorabilidad, el mandamás de la derecha mexicana se vio obligado a poner en práctica sus conocimientos sobre magia y, cual si se tratase de un destacado estudiante de Hogwarts, blandió su varita y supo crear enormes cortinas de humo. Ni tardo, ni perezoso, Ricardo Anaya inició una campaña en contra del Procurador General de la República, Raúl Cervantes, por el llamado “pase automático” hacia la titularidad de la Fiscalía General. En ese ánimo, el güero ordenó a sus huestes echarle la caballada encima al Revolucionario Institucional y “declaró la guerra” a cualquiera que simpatice con ese partido. Lo que el líder azul no le dijo al respetable es que él mismo, en 2013, siendo pastor de los diputados panistas en San Lázaro, avaló las reformas a partir de las cuales se crea la mentada Fiscalía y el traslado automático del titular de la PGR a ese organismo. Lo que tampoco ha mencionado es que en su calidad de dirigente nacional del PAN estuvo de acuerdo e, incluso, aplaudió la designación de Cervantes como Procurador, ratificando de esa forma el “pase automático” del que ahora se duele.
La última puntada recetada por Anaya no tiene desperdicio. Desde su bunker ordenó a diputados y senadores afines a su causa boicotear la instalación de las mesas directivas del Senado de la República y de la Cámara de Diputados. Esta acción, a decir de sus correligionarios, constituye un verdadero golpe de estado. En efecto, en su pueril rabieta, el cabecilla del cártel azúl trató de paralizar las instituciones del país y, de paso, dejar enterradas en el olvido las sonoras derrotas electorales en el Estado de México y Coahuila. “Actúa como el dictador de Venezuela”, expresó en una entrevista el Senador panista Roberto Gil Zuarth, refiriéndose a su jefe partidista.
Aquí en confianza,a pocos días de que arranque un polarizado proceso electoral para la renovación de la primera magistratura en México, Ricardo Anaya muestra su desbordada ambición. En su controvertida apuesta por convertirse en candidato, el líder panista va colocando uno a uno los clavos en el ataúd de su propio partido. Desesperados, los azules reconocen en su presidente nacional al factor de división y exigen su inmediata renuncia. Sin embargo, el hombre de la poca memoria, parece no tener la menor intención de retirarse hasta conseguir sus propósitos, cueste lo que cueste; le pese a quien le pese. El 2018 no pinta bien para el PAN; no importa cuántas marchas, impugnaciones o conferencias de prensa se inventen, hoy el albiazul vive la peor crisis en su historia contemporánea. Emulando a Caín y Abel, los panistas se dan hasta con la cubeta. Dijo el escritor y periodista británico de principios del Siglo 20, Gilbert Keith Chesterton: “Quienes hablan contra los miembros de su propia familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen”. Al tiempo. www. vanguardia. com.mx/ diario/opinion
IVONNE ORTEGA
> En manos de Congreso y Gobierno, bajar combustibles
CATALINA PÉREZ CORREA
> Una Fiscalía con legitimidad
ALEJANDRO ENCINAS RODRÍGUEZ
> El preámbulo Vaya rujiada la que cayó en Saltillo, mi ciudad, este pasado lunes. Has de saber —yo no lo sabía— que “rujiada” es un golpe fuerte de lluvia; lo que llamamos una tromba o un turbión. Se abatió sin más advertencia que la de una leve llovizna que caía con franciscana mansedumbre. De pronto la hermana agua se volvió hermanastra, y en un dos por tres hizo de las calles undosos ríos. En cuatro horas nos llovió lo que no nos había llovido en cuatro años.
Pero nuestros ancestros españoles e indios fueron sabios. Fincaron la ciudad en una pendiente suave que desciende del lomerío al valle. Por ahí bajó el caudal, obediente a la ley de la gravedad y a las demás leyes de la naturaleza. Al día siguiente la ciudad amaneció limpia y fresca, como muchacha recién bañada dispuesta al amor. Mi ciudad siempre está dispuesta al amor.
Los hombres somos descontentadizos. Maldecimos si no llueve y decimos mal si llueve mucho. Hagamos al mal tiempo buena cara, y al buen tiempo con mayor razón. Y demos gracias a nuestros abuelos, que nos hicieron casa que no tiembla, ni se la lleva el viento, ni se inunda.
¡Hasta mañana!...