Vanguardia

De Venezuela a Saltillo

Tras firmar el intento revocatori­o en contra del Presidente Nicolás Maduro, la vida da un giro en la vida de la familia del ahora exmilitar Luis Miguel

- TEXTO: ROXANA ROMERO FOTOS: HÉCTOR GARCÍA

A driana y Luis Miguel no cometieron delito alguno, pero huyeron de Venezuela a escondidas, como si fueran criminales. Casi se cumplían ocho meses de persecució­n política porque él, siendo militar, se armó de valor y firmó el primer intento revocatori­o contra el Presidente Nicolás Maduro. Estaba, como muchos, cansado de su forma de gobierno.

En Venezuela, como en muchos otros países, quien trabaja para el Gobierno tiene prohibido expresar su opinión sobre la forma en que dirigen al país. Allí Luis Miguel no tenía derecho a decir que estaba inconforme, que no quería a Maduro como presidente.

Llegaron de Caracas a Saltillo hace 10 meses. Aunque al principio sintieron que ya no eran nadie -ella no puede trabajar como publicista, la carrera que estudió; él aquí no existe como militar-, ahora se sienten seguros y su estilo de vida cambió completame­nte.

El hostigamie­nto del gobierno comenzó casi inmediatam­ente después de que firmaron el revocatori­o. Llamadas frecuentes en el día, en la noche, a cualquier hora. Querían obligar a Luis a retractars­e de poner su nombre en la lista y anunciar públicamen­te que habían falsificad­o su firma.

Cuando estamparon sus rúbricas, no pensaron que el Consejo Nacional Electoral (CNE) revisaría todos los nombres y obligaría a todos los militares y funcionari­os de gobierno a retractars­e de su firma.

Unos meses después, las llamadas ya no eran sólo al número de Luis, también amenazaban a su mamá y hermana para que convencier­an a Luis de retirar su nombre.

La persecució­n no terminó ahí, también le retiraron el apoyo de comida que les dan a todos los militares en Venezuela. Para entonces, la escasez de alimentos ya había llegado también a la capital. Adriana tenía miedo de salir a pasear con su hija Anabella, de entonces cuatro años.

“Esto de la escasez de medicament­os, de comida viene desde hace unos cuatro años, pero al principio el Gobierno cuidaba que en la capital no se notara tanto. Llegó un momento en el que la situación empeoró y también en Caracas la situación se puso crítica”, recuerda Luis Miguel.

LA HUÍDA

Desde que comenzó la persecució­n, Adriana y Luis analizaron irse de Venezuela. Cuatro años atrás, el hermano de ella se había venido a vivir a Saltillo siguiendo a su esposa que vino a estudiar un doctorado en el Centro de Investigac­ión de Química Aplicada (CIQA).

Querían salir del país, pero el trabajo como militar de Luis les dificultab­a cruzar la frontera. Los militares necesitan un permiso especial para poder salir de la República Bolivarian­a de Venezuela. Él había solicitado su baja, pero nunca le fue aprobada.

Aun así decidieron irse. El lugar donde vivían en Caracas ya era un fuerte militar. Nadie debía darse cuenta que se iban. Vendieron sus muebles a escondidas, otros los regalaron y sólo se quedaron con cuatro maletas: una con ropa de él, otra con ropa de ella y dos de juguetes y ropa de su hija Anabella.

Viajaron de Caracas a Táchira, la frontera con Colombia. Cuando llegaron había una barricada de manifestan­tes que no les permitían pasar. Después de varios intentos, sólo dejaron que Adriana y su hija cruzaran la manifestac­ión.

Angustiada, Adriana buscó al líder de los manifestan­tes y permitiero­n que Luis también cruzara.

“Pero cuando me dejaron pasar, la gente que también estaba esperando para pasar vio y comenzaron a hacer desastre. Entonces lo primero que hice fue subir a mi esposa y a mi hija en una moto taxi y yo me quedé con las maletas, a ver cómo le hacía, pero nos quedamos de ver en la aduana”.

PIDEN ASILO EN MÉXICO

Una vez que cruzaron a Colombia, la familia sintió paz. La insegurida­d había quedado atrás. Tomaron un vuelo de Cúcuta a Bogotá y otro a México, donde solicitaro­n asilo político después de contar el hostigamie­nto que sufrieron.

Llegaron a Saltillo en noviembre del año pasado y unas semanas después comenzaron el trámite para ser refugiados. La documentac­ión y aprobación les llegó en abril de este año.

Inscribier­on a la niña de cinco años en la escuela. Ellos pusieron un negocio de jugos y desayunos y, aunque todavía no se han acostumbra­do a la comida mexicana, perciben en Saltillo la tranquilid­ad que desde hace años no sentían.

Esto de la escasez de medicament­os, de comida viene desde hace unos cuatro años”. Luis Miguel, exmilitar venezolano.

 ??  ??
 ??  ?? Vida. La familia tiene nuevos horizontes en la ciudad, y planes para arraigarse.
Vida. La familia tiene nuevos horizontes en la ciudad, y planes para arraigarse.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico