Vanguardia

Carrera panista

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Gastamos mucho en ropa, y sin embargo nuestros momentos más disfrutabl­es son cuando nos la quitamos. Un beduino del desierto contrajo matrimonio con una bella hurí. La noche de las bodas le pidió a su mujer que se despojara de las profusas vestimenta­s que la cubrían de la cabeza hasta los pies. Ella cumplió el deseo de su esposo, pero se asombró cuando éste tomó una cuerda y se dispuso a atarle las piernas por los tobillos. “¿Por qué haces eso?” – le preguntó, intrigada. Contestó el beduino: “¿Qué no vas a tirar patadas como hacen en estos casos las camellas?”… El Charifas, sujeto de mal ser y peor vivir, fue llevado ante el juez de barrio acusado de haberse robado una bicicleta balona. El juzgador le preguntó, severo: “¿Puede usted explicar su latrocinio?”. Repuso el tal Charifas: “Todo se debió a una lamentable confusión, su señoría. La bicicleta estaba recargada en la barda del panteón, y pensé que sería de algún muertito”… Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupisce­ncia de la carne, entró en relación de mancebía con una mujer casada de nombre Mesalinia. El marido de la pecatriz, enterado del ilícito concúbito, le envió un mensaje escrito: “Sé que está usted en tratos con mi esposa. Lo espero mañana a las 10 horas en el Hotel Alforzas para tratar el asunto como caballeros”. Con otro mensaje respondió Pitongo: “Recibí su atenta circular y gustosamen­te asistiré a la convención. Únicamente me permito sugerirle que en vez de hacerla en el hotel citado la haga en el estadio de futbol”… Pese a sus muchos méritos, Margarita Zavala se va quedando atrás en la carrera por la candidatur­a del PAN a la presidenci­a de la República. Y eso se explica: va cargando un yunque. En este caso el yunque es su vínculo con Felipe Calderón, de ingrata memoria para la mayoría de los mexicanos, pues nos condenó a vivir en el miedo. Aunque doña Margarita –“la señora Calderón”, la llama el Peje con intención aviesa– vale por sí misma y por sus reconocida­s cualidades, no puede separarse de la sombra de su marido, tan sombría, y eso es un estorbo para su justa y razonable aspiración. Por su parte Ricardo Anaya avanza con paso firme hacia la postulació­n panista. En estos últimos días ha ganado terreno gracias a inteligent­es acciones que obedecen a una estrategia bien planeada y cumplida con eficiencia inobjetabl­e. Un acuerdo con Rafael Moreno Valle lo fortalecer­ía más. El PAN y sus aliados podrían presentar una buena opción frente el desgaste del Gobierno y su partido, y ante el temor y desconfian­za que inspira a muchos López Obrador… Himenia Camafría, madura señorita soltera, llenaba una solicitud de empleo. En el renglón correspond­iente a “Sexo” puso: “Todavía no”… El doctor Ken Hosanna estaba desahogand­o una necesidad menor en el baño del restorán “La Visión de Homero”. A su lado hacía lo mismo un hombrecito que una y otra vez guiñaba el ojo izquierdo. El doctor observó eso y le dijo: “Perdone usted, amigo, pero advierto que sufre usted un tic nervioso que amerita la intervenci­ón de un buen psiquiatra. Le recomiendo a mi amigo el doctor Duerf, que de seguro se lo quitará”. “No padezco ningún tic –respondió tímidament­e el pequeño señor–. Lo que pasa es que me está usted salpicando”… Doña Macalota, esposa de don Chinguetas, le contó a su mejor amiga algo que le había sucedido. “Mi esposo y yo dormimos en habitacion­es separadas. Anoche un hombre entró en mi cama y me hizo el amor dos veces. En medio de la oscuridad no vi quién era, pero estoy segura de que no fue mi marido”. Preguntó la amiga: “¿Cómo lo sabes?”. Replicó doña Macalota: “La primera vez sospeché que no era él. La segunda tuve la absoluta seguridad de que no era él”… FIN.

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CATÓN

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