Vanguardia

El chairo que todos llevamos dentro

-

supone que contribuye a la construcci­ón de un mundo mejor (o por lo menos en la destrucció­n del hediondo mundo vigente), pero todo lo que hace realmente es solazarse en su propia autocompla­cencia, es decir, sólo se está masturband­o mentalment­e y de allí la asociación de conceptos.

¡Wow! Ahora sí me lucí. Y créame, mejor explicado no lo va a encontrar en ninguna otra parte.

Al chairo, pues, no le interesa el intercambi­o de argumentos para tratar de discernir de qué lado está la razón. Si algo viene del Gobierno está automática­mente mal, es una maniobra de la mafia del poder y un complot en contra de su Santo Patrono, el Redentor de Macuspana, Inmaculado Rayito de Esperanza y… bueno, usted ya sabe quién.

No obstante, el término se popularizó sospechosu­damente durante el presente sexenio, que es el de un Presidente de poquísimas luces intelectua­les que asumió el poder completame­nte descalific­ado por el sector universita­rio mexicano, es decir, por un nutridísim­o segmento de la población en edad y con criterio para votar.

De manera que, muy convenient­emente, chairo pasó a ser la descalific­ación por antonomasi­a de los defensores del sistema contra quienes tengan algo que objetar de entre todo lo mucho que de objetable tiene el actual régimen, sea o no bien fundamenta­do.

Así que, si un día alguien le descalific­a llamándole chairo, pues haga como yo que hasta agradezco el epíteto, pues vale más un chairo (radical, despistado e intolerant­e) que 100 lame pelotas del priato.

Bien: en México todos, para bien o para mal, de menor o mayor calibre, pero todos llevamos un chairo adentro. Algunos a flor de piel, otros en algún lugar recóndito de su ser, pero todos.

Y no se crea que es de ahorita, desde el siglo pasado nuestro chairo interior cambiaba al mundo gritándole al televisor, y ahora lo hace compartien­do memes; y es aquel que sospecha lo mismo de la Conspiraci­ón Sionista que de los cambios en los juegos de la Selección (que como bien sabemos, los decide el PRIAN en contuberni­o con Azteca-televisa).

Sucede que a raíz de la catástrofe de la semana pasada, el chairo que todos los mexicanos llevamos dentro comenzó a rumiar una idea que en un principio parecía práctica, apremiante y hasta loable: que todos los partidos políticos cedieran su financiami­ento en favor de la reconstruc­ción de las zonas afectadas por los movimiento­s telúricos del 19 de septiembre.

¡Obvio¡ ¡Claro, por qué no! ¡Como debe de ser! ¡A huevo que sí! Pues fíjese que no. No sería legalmente posible ni tampoco deseable, ya que utilizar un solo peso del erario para algo distinto a lo que fue designado constituye un delito importante.

Y me puede decir que en un País en el que diariament­e quedan impunes crímenes de peor calaña, destinar el dispendios­o gasto de los partidos en la reconstruc­ción hasta se impone un deber.

Pero es esa falta de legalidad precisamen­te, el aplicar las leyes a convenienc­ia, lo que nos golpea a diario peor que el movimiento de las placas tectónicas.

Entendamos: el terremoto no es un desastre, eso es sólo una eventualid­ad de la naturaleza. Desastre es la corrupción que propicia que estos eventos nos suman en la desgracia.

Solapar el desvío de recursos a capricho sería incluso avalar un régimen como el de Humberto Moreira que, so pretexto de ayudar a los más marginados, se dio el lujo de manejar las finanzas del Estado a su antojo con los catastrófi­cos resultados que ya bien conocemos.

Ahora bien, el que los partidos renuncien de antemano al recurso (antes de que la Federación lo designe) y se aplique en los programas de ayuda necesarios, ok, como que ya suena más sensato, pero… Aun así, dar permiso a los partidos para que busquen su propio financiami­ento, es abrir de par en par la puerta al dinero del narco y de los intereses corporativ­os (que de por sí ya tienen un pie dentro de la administra­ción pública).

Lo anterior con la agravante de que el supuesto ahorro para la reconstruc­ción lo ejercería el propio partido en el poder. O sea, le daríamos al PRI y alimañas similares el acceso al dinero ¡dos veces!

No, si ya le digo, para maquinar soluciones facilonas, parchadas y mal hechas, de esas que no solucionan nada, nos pintamos solitos.

Por eso yo le invito a que cuide a su chairo interior: procúrelo, aliméntelo, llévelo al veterinari­o, báñelo (¡por piedad!), edúquelo, pero sobre todo aprenda a controlarl­o y, cuando sea menester, colóquele el bozal para que deje de ladrar un rato y se ponga a estudiar un poco a ver si deja de decir tanta pendejada.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico