‘LOS AUSENTES’ DE CARLOS DÍAZ
EL LIBRO REPRESENTA UN RECORRIDO POR LAS SITUACIONES COTIDIANAS QUE LLEGAN A EXACERBAR LA PACIENCIA, Y QUE SE MANIFIESTA EN LA INCAPADIDAD DEL PERSONAJE PARA SER TOLERANTE.
Los acontecimientos no son míos, me los encontré tirados y se me fueron quedando pegados a los pantalones. O yo mismo los recogí, observándolos con detenimiento, tomándolos del suelo, limpiándoles el polvo”. Carlos Díaz, Escritor.
El pasado martes 26, el escritor y crítico de cine presentó su segundo libro llamado “Los ausentes” en el Centro Cultural García Carrillo.
En punto de las 19:00 horas, amigos y público en general acudieron al centro cultural para la presentación del ejemplar, que pertenece a la cuarta serie de Acequia Mayor del Instituto Municipal de Cultura.
El libro fue presentado por Ángela Reojas y Carolina Martínez quienes hicieron observaciones sobre el texto y animaron al público a leerlo.
Sobre el libro, Sanjuanita Torres Ruiz, escribió “siempre que los lectores estamos ante un libro, sabemos que nos vamos a enfrentar al desciframiento de las palabras, a leer entre líneas, al mundo de quien a través de la pluma nos recuerda lo que somos. Pues como dijo Octavio Paz, el hombre está hecho de palabras. En estos diez cuentos, seremos espectadores de la vida, nos convertiremos en los observadores que, a través de una claraboya, asistimos a un ejercicio narrativo ágil, planteado desde la primera persona”.
La antología “Los ausentes” está formada por 10 cuentos en los que el autor recopila sus propias experiencias y las ofrece al público lector, quien en algún momento también las ha vivido en carne propia.
El primer texto de esta colección, “Encuentros” es el que ilustra la frase del “y si hubiera”; es un viaje en el tiempo en el que el protagonista se encuentra a sí mismo siendo un joven, y al que aconseja ser más arriesgado con las mujeres, a pesar de que el desenlace no es el que el lector espera, el “hubiera” tiene consecuencias desoladoras para el personaje.
En el cuento “Trovador silencioso”, el escritor manifiesta su desagrado ante la necesidad innata del hombre de pertenecer a un grupo, a formar sociedades incluso de intelectuales. Demuestra la lucha constante de la libertad de ser, sobre la obligación de pertenecer.
Carlos Díaz se ha especializado en la crítica de cine y ha adquirido una vasta experiencia como tal. Observador quisquilloso del Séptimo Arte, lo manifiesta en texto “Salida de emergencia” en el que la frustración del personaje es incuestionable al darse cuenta de que las personas que lo rodean son incapaces de sentir la misma admiración que él por el cine.
Además, la derrota llega al cúlmen cuando desea tener la capacidad de disparar a los que esperan comprar comida chatarra antes de ingresar a la sala. El personaje pierde los estribos al intentar callar a quienes lo rodean; desea que los que van al cine lo hagan como lo hace él, como si fuera al templo en donde se idolatrar a su “dios celuloide”.
Llama la atención que este texto sea interpretado como una autobiografía donde no solo Carlos Díaz se expone, sino que nos expone a todos aquellos que hemos sufrido la frustación y la necesidad de gritarles a los demás la mediocridad en la que viven.
La falta de empatía, la incapacidad de socializar, el egoísmo y la impotencia llevada al grado de frustración para solidarizarse con el otro, son los temas que Carlos Díaz aborda en su segundo libro y en el que confiesa sin rodeos, que los personajes padecen una torpeza crónica, incluso para aconsejar a su mejor amigo.
Lo inconfesable, Carlos Díaz lo expone, y expone a sus lectores, a pesar de que en “Cleptomanía” mencione “quiero contar las cosas que no me pasaron a mí. Los acontecimientos no son míos, me los encontré tirados y se me fueron quedando pegados a los pantalones. O yo mismo los recogí, observándolos con detenimiento, tomándolos del suelo, limpiándoles el polvo y tragándomelos enteros”.
Con esas frases, el autor confirma que cualquiera de nosotros pudo haber dejado tiradas esas historias, y que él tuvo la valentía de ponerlas por escrito.