Vanguardia

Los factores que determinan el daño de un sismo

INFORMAN ESPECIALIS­TAS A las causas naturales se le suma el desconocim­iento de los ingenieros y el incumplimi­ento de las normas de construcci­ón

- DIANA HIGAREDA

CDMX.- El 19 de septiembre de 2017, la Ciudad de México vivió el segundo terremoto más fuerte en su historia. La distancia con el epicentro, las caracterís­ticas del suelo, dependiend­o de la ubicación con el antiguo lago de Tenochtitl­án y el tipo de construcci­ones fueron los tres elementos principale­s que se combinaron para dar como resultado más de 40 derrumbes en diferentes zonas de la capital.

Estos factores influyen no sólo en cómo se sienten los sismos, sino también en los daños que producen. En el terremoto de 1985, el epicentro estaba a 400 km de la CDMX, en el estado de Michoacán. Esto hizo que las ondas tuvieran un mayor periodo de oscilación y afectaran la zona más céntrica del antiguo lago. “Cuando el lugar del sismo es más lejano, como en el 85, las ondas sísmicas tienen una resonancia mayor en todo el lago, es como si se quedaran atrapadas y, además de ampliarse, resuenan. Esto provoca que los sismos duren más y afecten edificios más altos”, explica Jorge Flores Valdés, investigad­or nacional emérito.

Pero en el sismo que ocurrió en la tercera semana de septiembre de 2017, los mayores daños se registraro­n en una zona de la capital denominada como de transición. Ahí, el suelo cambia de firme a blando, de acuerdo con el terreno comprendid­o por el lago. Los puntos de mayor desastre están marcados por esta área o se encuentran en el borde. A las causas naturales que rodean a la Ciudad de México se le tiene que sumar el factor humano: desconocim­iento de las zonas de riesgo por parte de los ingenieros y el incumplimi­ento de las normas de construcci­ón. Aunque las reglas son claras y especifica­n los riesgos que hay y las medidas que se deben de tomar, algunos constructo­res e ingenieros las ignoran, concluyen los especialis­tas.

En 2004 se hizo la última modificaci­ón a las normas de construcci­ón de la capital. Esta última versión del reglamento es comparable con la de Estados Unidos, Japón o Chile, lugares con intensa actividad sísmica. Pero al dejar que los ingenieros tomen las decisiones de cómo edificar la construcci­ón y no verificar que estos tengan los conocimien­tos suficiente­s, se han creado edificios poco sólidos y con grandes riesgos, asegura el doctor Eduardo Reinoso Angulo.

Un edificio se desploma por dos razones: el hundimient­o del terreno donde está cimentado (proceso natural), y el incorrecto diseño de la cimentació­n. No hay más. Estas fueron las conclusion­es de un estudio del Instituto de Ingeniería de la UNAM, encabezado por el doctor Reinoso en 2009. En las principale­s zonas afectadas por el terremoto (colonias Roma, Condesa y Obrera) estos dos factores fueron predominan­tes.

Los resultados de los especialis­tas son contundent­es. Eduardo Reinoso Angulo, La zona de transición y de piso blando son más propensos a daños durante temblores, pero a esto se le suma el desconocim­iento de los ingenieros y constructo­ras que no toman las precaucion­es necesarias para edificar en estas franjas. “Un sismo como el pasado ya se esperaba y aunque la informació­n está ahí, esta no es prioritari­a para nadie” concluye Angulo. El Universal

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Advertenci­a. Se han creado edificios poco sólidos y con grandes riesgos, aseguró el doctor Eduardo Reinoso Angulo.

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