Vanguardia

QUE NO LO SORPRENDA LA LLUVIA...

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Sí, yo también pensaba que esta agüita que ha estado lloviendo estos días no mojaba, pero moja, créame.

Dice uno, ah me salgo sin paraguas ni impermeabl­e, al fin que aguarea.

Pa cuando acuerda anda uno todo ensopado y chacualean­do por las calles, como un pescado.

Se llama lluvia mojapendej­os, que a aparte de mojar hace charcos en la calle pa que los taxistas malparidos te bañen mientras caminas por la banqueta o cuando vas a cruzar un bulevar inundado.

Ah y también provoca accidentes aparatosos, desborda presas, derrumba casas de adobe y hace desmadre y medio.

Cómo ha llovido estas últimas tardes, yo diría que ha llovido como hacía años no llovía en esta ciudad.

Y es de esa agüita mojapendej­os. ¿A quién no le ha pasado? Me pasó a mí la otra noche que me fui caminado a pie hasta mi casa, dije, al cabo no llueve, apenas están cayendo unas gotitas.

Pos ándele, que llegué escurriend­o por todos lados. Me agarró la lluvia mojapendej­os. Chin, ni modo. Ora a tomar un baño calientito, empujarse un desenfriol y meterse en la cama pa no enfermarse de una cochina gripa.

Y me volvió a pasar noches después que iba a la tienda de la esquina por víveres.

Por lo visto yo soy su cliente mayoritari­o y ya ni me enoja cuando en plena calle me sorprende de nuevo esa lluvia.

Porque es traicioner­a, como esa gente que primero se gana tu confianza y luego te mete tremenda cuchillada por la espalda.

Y a veces dices: “Ay mira, qué bonito se vino la lluvia, qué lindo está lloviendo” y te mojas,

Al día siguiente amaneces con tamañas anginas y maldiciend­o a la lluvia.

Pero no se enoje, tómelo con calma. Mejor agarre su paragüitas o su impermeabl­e y mire…

No lo vaya a sorprender por ahí la lluvia mojapendej­os.

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