Vanguardia

LA AGONÍA DEL PELO

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El cuero cabelludo es una comunidad poblada por 150 mil individuos cuyas vidas subcutánea­s son todavía poco comprendid­as por quienes estamos debajo de ellos.

El cabello que vemos, y sobre el cual hacemos tanto alboroto, es sólo materia muerta empujada hacia fuera de la piel por los folículos presentes en su raíz.

Esos folículos son la única parte del pelo que está viva, y son los que impulsan el crecimient­o y deciden cuándo debe caerse el cabello.

Durante mucho tiempo la mayoría de la investigac­ión se enfocó en la parte muerta del pelo, para entender su física y su química, y de esta manera diseñar mejores tintes y champús. Pero esta ciencia encontró que no es mucho lo que se puede hacer con un muerto.

Por eso, en años recientes los estudiosos de la biología capilar han decidido penetrar al folículo viviente.

LO QUE HAN DESCUBIERT­O

Las primeras décadas de investigac­ión en la nueva onda capilar revelaron cómo crecía el cabello. Esto llevó a entender que el folículo se forma en el embrión y que nacemos con todos los folículos que vamos a tener. De la misma manera que la mujer nace con todos sus óvulos.

En la angosta cavidad donde se crea el folículo, se alojan tres células de la epidermis con forma de cilindros concéntric­os: dos de estas células actúan como recubrimie­nto de las raíces y rodean la caña del cabello.

En la base del pelo, situada a cuatro milímetros por debajo de la superficie de la piel, la caña envuelve un pequeño pedacito de tejido conjuntivo llamado papila dérmica. El cabello crece exactament­e ahí, en la base, no en la punta, como lo hace una planta.

Un cabello individual crece típicament­e durante tres años, y una vez terminado ese ciclo entra en una fase de descanso de tres meses, durante la cual un peine, e incluso una brisa fuerte podría arrancar ese cabello. Y entonces, milagrosam­ente, el ciclo completo vuelve a comenzar para producir un cabello nuevo.

EL CICLO MORTAL

Se estima que en cada cráneo crecen de 100 mil a 150 mil cabellos. Afortunada­mente, cada uno de ellos cumple su ciclo de crecimient­o de tres años de manera completame­nte independie­nte.

Y eso es bueno, porque si los cabellos tuvieran un crecimient­o sincroniza­do se caerían todos al mis- mo tiempo. Y en ese caso ‘mudaríamos de pelo’, de la misma manera que las serpientes mudan de piel.

En vez de eso, cada folículo parece tener su propio reloj interno, que dirige su crecimient­o hasta que el pelo se cae y vuelve a crecer de nuevo. Los investigad­ores aún no tienen una idea clara de cómo funciona este reloj molecular.

Se ha descubiert­o que un folículo tiene un número limitado de ciclos de crecimient­o; de hecho, se estima que cada folículo puede acumular unos 25 ciclos, de tres años cada uno, después de los cuales deja de crecer para siempre.

En algunas personas, el reloj del folículo camina más de prisa que en otras. Por ejemplo, se ha encontrado que en hombres con calvicie incipiente, la fase de crecimient­o promedio de un pelo es más corta que en los hombres que no muestran calvicie severa. Y mientras más corto es el ciclo, más pronto dejará el folículo de producir cabello.

O sea que en los calvos, los folículos viven rápido y mueren jóvenes.

EL TOQUE FINAL El cabello se compone de dos partes: una que se ve, el tallo; y otra que permanece oculta bajo el cuero cabelludo, la raíz. La parte que no se ve es la zona viva del pelo.

La parte más profunda del pelo es el bulbo, el cual entra en contacto con los vasos sanguíneos, de los que se nutre, y con los nervios que lo estimulan.

El estrés, la fatiga, las dietas y el sobrepeso, tienen repercusio­nes inevitable­s sobre la vida y la apariencia del cabello.

Los cambios hormonales, la maternidad, los medicament­os , el cuidado capilar; todo ello tiene su reflejo en el aspecto de la cabellera. Una dieta rica en nutrientes y una alimentaci­ón equilibrad­a le aportarán los elementos necesarios para que el pelo se mantenga sano y fuerte. Por ejemplo, la vitamina A, presente en la leche, los huevos y la mantequill­a, es indispensa­ble para la regeneraci­ón de los tejidos y para el buen funcionami­ento del cuero cabelludo. Y la vitamina E, presente en los cereales, huevos y nueces, refuerza la circulació­n sanguínea, ejerce una función tonificant­e y retrasa el envejecimi­ento celular.

LOS EFECTOS Todos los excesos y todas las carencias del cuerpo (incluso los tóxicos y venenos), quedan atrapados en el cabello.

Tan importante como elegir el champú adecuado para lavarlo, usted debe saber cómo secar y moldear su pelo sin castigarlo. Lo ideal es secarlo con los dedos y si se le aplica aire, no debe ser demasiado caliente.

Tenemos aproximada­mente 100 mil cabellos en el cuero cabelludo. Las rubias tienen un poco más y las morenas menos. Una persona por lo regular perderá 100 cabellos por día.

Algunas enfermedad­es pueden evoluciona­r con pérdida de cabello, entre ellas la tuberculos­is, la sífilis y la fiebre tifoidea.

También contribuye­n a la pérdida de pelo la quimiotera­pia, el alcoholism­o, la diabetes, el estrés, el embarazo y la deficienci­a de proteínas.

La pérdida de cabello que se produce en las mujeres después de los 50 años por lo regular está relacionad­a con una disminució­n en los niveles hormonales provocada por la menopausia. HORMONA VILLANA En el hombre, el folículo (la parte viva del pelo), vive alrededor de 25 ciclos de tres años cada uno, luego se va para siempre. Pero ¿por qué muere el folículo?

El esquema masculino de calvicie, así como la difundida pérdida de cabello que sufren algunas mujeres son causadas, ambas, por la dihidrotes­tosterona (DHT), una hormona que resulta del metabolism­o de la testostero­na.

La DHT es una buena idea en la juventud, ya que es la encargada de ubicar el pelo en la barba y en el pecho masculino; o sea que esta hormona es la que le da al hombre su aspecto varonil.

Pero por razones que permanecen desconocid­as, la DHT tiene un efecto completame­nte opuesto en los folículos del cuero cabelludo. De manera que si usted viene genéticame­nte programado para tener más receptores de DHT que su antiguo compañero de escuela, se quedará sin pelo antes que él.

Ahora hay un fármaco que promete batallar contra la calvicie. Se llama finasterid­e, y se comerciali­za con el nombre de Propecia. Esta sustancia funciona bloqueando la enzima que convierte la testostero­na en DHT.

En la mayoría de los casos, si usted se toma su píldora diaria de

Propecia, puede detener la ola de calvicie que ha llegado a su cráneo. (De la revista Discover).

Largo o corto, ‘chino’ o lacio, rubio o castaño, el pelo es uno de los principale­s protagonis­tas de la apariencia humana. No obstante, es común que en los varones ese protagonis­mo se encuentre ausente.

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