A 45 AÑOS DE LA NOCHE MÁS NEGRA
Hace 45 años un tren enlutó a la ciudad; cientos de peregrinos perdieron su vida en el peor accidente ferroviario del país. Venían de Real de Catorce
Al silencio le siguieron gritos y oraciones, peticiones al santo que hacía horas habían ido a visitar. Hace 45 años, un accidente de tren, al sur de Saltillo, enlutó a miles de familias. Cerca del Puente Moreno son cada vez menos las cruces que sobreviven en el memorial; el recuerdo permanece y resiste gracias a decenas de textos, fotos y elementos que preservan el recuerdo.
Reconocer a quienes hicieron posible la reconstrucción de la historia, representó para esta casa editorial un ejercicio de tratar de comprender cómo sortear la dificultad ante una tragedia, el esfuerzo de recopilar información e imágenes entre el caos y una carnicería de la que algunos se dice que algunos cuerpos mejor no fueron rescatados. En medio de innumerables escenas de dolor, también dieron cuenta del gran sentido de solidaridad ante la la tragedia, propio de esta sociedad.
Documentos oficiales del sindicato de trabajadores ferroviarios de la República Mexicana registró mil 112 víctimas en el percance del 5 de octubre, producto del descarrilamiento del tren con 22 vagones cargados con pasajeros y 2 máquinas (la 8408 y 8405).
La catástrofe luce lejana al resumirse en números, cuando fueron cientos de personas que por azares del destino dejaron su fe por San Francisco a la orilla de Saltillo.
La hemeroteca guarda periódicos que han servido como fuentes de información, en ellos se archivan imágenes, listas de nombres de lesionados y lamentos e historias que emergieron en el peor accidente ferroviario del país.
Años después, gracias a memorias de algunas autoridades, se logró descifrar un número aproximado de víctimas y poner en duda la versión “oficial” que culpaba a los que manejaban el tren, para cuestionar la calidad de la maquinaria.
“Toda la madrugada por todas las calles veíase el correr de la gente, el transitar apresurado de motocicletas, automóviles y todo tipo de vehículos, una gran parte de los saltillenses no durmieron ayer…”. La tragedia llegó hasta oídos del Papa Pablo VI, quien por medio de un telegrama pidió intercesión de sacerdotes para orar; el Presidente en turno, Luis Echeverría Álvarez también envió sus condolencias, según publicaron algunos medios.
“De pronto todo era polvo, lumbre, humo, llantos y gemidos. El convoy había descarrilado, allá en el monte, donde la noche es más negra, donde los gritos desgarradores no encontraban respuesta a su llamado de auxilio. Saltillo amaneció sin muchos de sus hijos. Cada calle de la ciudad tenía por lo menos un cuerpo tendido”.
Un niño de 11 años, guarda aún el recuerdo de esa noche trágica, aún vigente, el texto refleja parte del pesar e impotencia que vino después, ante los gritos pidiendo a todos que corrieran por una inminente explosión a la vuelta.
Gracias a fotografías captadas en medio de escenas de dolor, se evidenció la angustia de ciudadanos que esperaban afuera de hospitales o buscaban a sus muertos. Escenas dantescas captadas por el lente de los primeros en llegar, guardaron para siempre fragmentos de un acontecimiento que enlutó a la ciudad... al país entero.