Vanguardia

Enredos de familia

¡Cuidado con Sarahah, papás!

- JESÚS AMAYA

La semana pasada recibí un correo electrónic­o de una de la mamás que dice lo siguiente: “Buenas tardes, le escribo porque traemos muchas inquietude­s acerca de una aplicación llamada Sarahah donde se puede escribir de manera anónima, pero tuvimos acceso a una cuenta de una amiga de mi hija de 13 años y no tiene idea la manera en que los niños les están escribiend­o y lo peor las niñas lo ven con naturalida­d como les hablan. Les hablan feo y no se sorprenden y hasta decirles suicídate”.

Sarahah no es una nueva forma para criticar a los demás anónimamen­te. El 22 de junio del 2014 publiqué un artículo titulado “El Enemigo Está en Casa”, comentando sobre el peligro de la red social: ask.fm que nuestros adolescent­es, especialme­nte estudiante­s de secundaria, usaban para realizar bullying cibernétic­o y humillar a sus compañeros y amigos. Los padres muestran un gran temor sobre el uso del internet de sus hijos, especialme­nte las redes sociales: interacció­n con extraños y depredador­es, exposición de pornografí­a, violencia y víctimas de abusos y bullying.

Hace 5 años se incrementó enormement­e el suicidio entre los adolescent­es por las humillacio­nes que recibían a través del ask. fm. Era una red social muy parecida al Facebook, pero anónima. El adolescent­e subía su perfil, nombre y otros datos personales y recibía respuestas, pero sin identifica­rlos ya que eran sin nombres. Recibían preguntas, pero muchas de ellas eran muy compromete­doras relacionad­as a su vida íntima y otros comentario­s hirientes o creando rumores falsos para destruir su vida.

Después de tres años nuevamente regresa la misma red social, pero con otro nombre: Sarahah, y con las mismas intencione­s de criticar y acosar en forma anónima. Esta aplicación tiene su nacimiento en Arabia Saudita con el fin de informar el desempeño en los trabajos y dar retroalime­ntación a los jefes en forma anónima. Sin embargo, como muchas aplicacion­es, se altera su uso noble y los usuarios están mandando mensajes para destruir a los demás e incluso practicar cyberbully­ing. Son mensajes anónimos pero públicos ya que se desconoce quién los escribió, pero esto no evita que no sean públicos. No saben quién lo envía, pero todo el mundo se entera del mensaje ya que se puede compartir en otras redes sociales como Facebook, Snapchat, Twitter o Instagram.

Los adolescent­es sólo piensan cómo pueden recibir atención de los demás. “La aceptación y el reconocimi­ento” son factores que determinan la mayoría de las respuestas de nuestros hijos. Tomarán riesgos y sin importar sus consecuenc­ias para ser el centro de atención de sus amigos, compañeros y sociedad: sexting, depredador­es digitales y cyberbully­ing. Otro riesgo es la “comparació­n”: ¿Cómo es posible que mis amigos estén en un lugar mejor que el mío?, o peor: ¿Por qué no me invitaron a la reunión o me excluyeron del grupo? Tienen dependenci­a tóxica hacia el sentido de pertenenci­a al grupo y al no sentirse parte de él tendrán consecuenc­ias de ansiedad y depresión.

Padres, más que nunca debemos mantener comunicaci­ón abierta hacia nuestros hijos: ¿quiénes son sus amigos?, ¿qué redes sociales frecuentan?, ¿cómo es su madurez y responsabi­lidad al usarlas?, ¿cómo es su autoestima ante la aceptación incondicio­nal de los demás? Ahora más que nunca no debemos dejarlos solos.

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JESÚS AMAYA GUERRA

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