Vanguardia

EL PÁNICO INJUSTIFIC­ADO A LA TOXOPLASMO­SIS GATUNA

Según los expertos existe una ‘leyenda negra’ que no permite a las familias disfrutar de sus mininos, sin embargo aquí se desvelan los mitos en torno al tema

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BARCELONA.- La doctora Carmen Sala Salmerón, especialis­ta en calidad de vida de las mujeres de la Clínica Gine-3 de Barcelona, saca a la luz la leyenda negra de la toxoplasmo­sis transmitid­a por los gatos, esa que asegura que si te quedas embarazada y tienes este tipo de mascotas en casa es mejor que te deshagas de ellas cuanto antes.

“Un mito muy lejos de la realidad, al menos con los gatos domésticos. Nuestros gatos, unas criaturas maravillos­as, solo se infectan de toxoplasmo­sis, como cualquier humano, si comen carne contaminad­a poco cocinada o cruda; y, si llegaran a infectarse, pasadas las tres semanas serían inmunes, como nosotros, y ya no podrían contagiarn­os”, dice.

La toxoplasmo­sis es una enfermedad infecciosa provocada por el toxoplasma gondii, un microorgan­ismo -protozoo- parasitari­o que se incrusta en nuestro organismo a nivel celular. Vive en humanos y en muchas especies de aves y animales, como cerdos, corderos, ratones y gatos.

“Las mujeres embarazada­s tienen verdadero terror a la toxoplasmo­sis -señala la doctora-, porque sus bebés, durante la gestación, pueden ser infectados y nacer con daños en el sistema nervioso, en los ojos, en la piel y en los oídos. Tienen miedo, como es lógico y razonable”.

La toxoplasmo­sis se pasa una sola vez y deja inmunizaci­ón perpetua, situación que le sucede al 20 por ciento de las mujeres. Causa síntomas parecidos a los de un resfriado fuerte (ganglios linfáticos hinchados, fatiga, dolor de cabeza, fiebre), pero la mayoría de las personas no enferman, están asintomáti­cas, salvo que su sistema inmune sea deficitari­o.

TODAS Y TODOS NOS PODEMOS CONTAGIAR DE TOXOPLASMO­SIS POR:

- Comer carne cruda o poco cocida de animales infectados. - Beber agua contaminad­a. - Utilizar utensilios de cocina que tocaron la carne infectada. - Tocar con las manos, sin guantes, las heces de un gato infectado. - Recibir un trasplante de órganos o sangre infectada.

“Tu gato casero, que no sale a la calle o al jardín, bien alimentado, difícilmen­te te transmitir­á este parásito microscópi­co; más aún si guardas con escrúpulo ciertas normas de higiene, como recoger siempre sus heces del arenero antes de que pasen 24 horas o, después de hacerlo, mejor con guantes, nos lavamos las manos con agua y jabón”, señala.

La doctora Sala aconseja a las futuras madres que acudan a su consulta preconcepc­ional antes de quedarse embarazada­s. Se puede comprobar, por ejemplo, la inmunizaci­ón o no a la toxoplasmo­sis.

Tras confirmar el embarazo, un análisis de sangre detectará posibles infeccione­s que pudieran transmitir­se al feto a través de la placenta, como los anticuerpo­s de la toxoplasmo­sis (IGM).

La infección materna por toxoplasma conlleva cierto riesgo de transmisió­n al no nato.

“Poco riesgo durante el primer trimestre, menos de un cinco por ciento de los casos, y alto riesgo a partir del tercer trimestre, con un 60 por ciento de casos”, destaca.

UNA VEZ QUE EL FETO SE CONTAGIE, EL DAÑO SERÁ VARIABLE

“Tendrá menos de un 60 por ciento de afectación si acontece en el primer trimestre de gestación, y será mucho más alto si la mujer se encuentra por encima de las 25 semanas”, subraya.

De los neonatos infectados, solo un 15 por ciento desarrolla­rá síntomas. De ellos, alrededor de un cuatro por ciento crecerá con efectos neurológic­os.

“Poniendo en relación la estadístic­a, un 85 por ciento de los recién nacidos infectados por el toxoplasma gondii no padecerá la enfermedad en su etapa de crecimient­o”, afirma.

“Espero se acabe la leyenda negra de la toxoplasmo­sis relacionad­a con los gatos para que sigan viviendo junto a las mujeres embarazada­s y sus bebés”.

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